El antiguo líder Shiba observaba cómo su hijo mayor llevaba a cabo el recibimiento de las manadas que participarían de la ceremonía. Se sentía tan orgulloso del desempeño de Taiju cómo nuevo cabecilla de su propia manada.
Suspiró al escuchar el alboroto que se había producido de pronto en las cercanías del centro de la aldea. Sabía perfectamente de quien se trataba.
-¡Ven, que te reviento la cara! -gritaba Hana mientras era cargada bajo el brazo de un tipo mucho más alto que ella -¡Suéltame! ¡Debo enseñarle modales!
El chico parecía ignorarla mientras continuaba caminando, alejándose del lugar. Se encontraron cara a cara con el ex líder Shiba y Taiju, quien esperaba una respuesta a tanto escándalo.
Hana aún seguía forcejeando para liberarse y poder regresar a darle la paliza que el sujeto que se había atrevido a llamarla "pequeña hermosura". El tema de su estatura era un tema sensible para ella.
-Prometiste que ibas a comportarte -dijo Taiju con voz seria -Lo que estás haciendo es todo lo contrario.
-Me llamó enana -dijo rindiéndose, dejando caer sus brazos dramáticamente.
-Nadie te ha llamado enana... Fue un halago -respondió su abuelo con la mano en su frente. La chica era un verdadero dolor de cabeza algunas veces.
Taiju le pidió al chico que cargaba a Hana que la soltara después de asegurarse que ya estaba calmada. Les pidió a ambos que regresaran a sus tareas antes de que perdiera la paciencia y los enviara a cuidar de las gallinas al otro lado del territorio.
-Esa niña tiene un carácter terrible -comentó el padre de Taiju -Mitsuya y Hakkai son muy tranquilos y pacíficos, no entiendo porqué ella es así.
-Mitsuya fue muy cascarrabias durante el embarazo de Hana... Sacó el mal carácter de ahí -comentó Taiju.
Se mantuvo observando con expresión seria lo que ocurría a su alrededor antes de volver a fijar la mirada en el par de chicos a lo lejos, que entregaban indicaciones a los recién llegados a la aldea.
-Luego tenemos a nuestro gigante bonachón -habló refiriéndose al chico que había cargado anteriormente a Hana -Un alfa con la fuerza de un oso...con el carácter de un capibara.
Su padre rió al notar la decepción en la voz de Taiju. Sabía que siempre había visto potencial en su sobrino menor debido a su altura y musculatura, pero había perdido las esperanzas con él, pues el chico no estaba para nada interesado en cosas que involucraran la violencia. Ni siquiera participaba de las rutinas de entrenamiento de los jóvenes para defender el territorio en caso de cualquier emergencia.
Y lo que más desesperaba a Taiju sobre su sobrino era que no hablaba a no ser que fuese estrictamente necesario. Durante sus primeros años de vida había pensado incluso que era mudo.
-No veo que vaya a salir con pareja de este ritual... Tampoco Hana con ese carácter de mierda que tiene -dijo en un suspiro.
-Por mi está bien -comentó Mitsuya tras de él luego de acercarse para entregarle unas pieles, cortesía del líder Baji -Aunque puedo apostar que tú nuevamente saldrás sin pareja.
-Vuelve con mi hermano -dijo desviando la mirada, tirándose las pieles al hombro.
Mitsuya sonrió victorioso mientras se giraba en su sitio para retirarse de regreso con Hakkai, que vigilaba la entrada principal.
-Te he dicho muchas veces que no interfieras en mis peleas -regañaba Hana a su hermano menor -No es para nada digno que te saquen de una pelea siendo cargada como un costal de cebollas.
Shoji asentía en silencio, mientras le indicaba con su dedo a las visitas sus lugares de residencia temporal.
-A veces siento que hablo con una enorme pared de dos metros -comentó la chica en un suspiro.
Su hermano le dió suaves palmaditas en la espalda para darle ánimos. Hana miró hacia arriba y no pudo evitar sentirse contagiada por la sonrisa de Shoji.
-Lamento meterte en problemas con tío Taiju -dijo pidiéndole que se agachara lo suficiente para acariciar su cabeza.
De pronto Shoji se irguió al sentir un aroma en particular cuando un grupo de visitantes pasó por su lado. Hana le preguntó que ocurría, pero él no parecía prestar atención pues estaba concentrado en mirar a la multitud de personas aglomeradas.
-¡Tierra llamando a gigantón! -gritaba Hana dando saltitos con su mano estirada pasándola frente a los ojos de Shoji.
-Vainilla -habló sintiendo nuevamente el aroma luego de que llegara a su nariz.
-¿Vainilla? -preguntó Hana confundida. Olió el aire, pero no pudo identificar exactamente el aroma que su hermano había mencionado, sólo sentía la mezcla saturada de diferentes olores, ninguno en particular que sobresaliera sobre los demás -Quizás alguien llevaba algún pastelillo de vainilla.
Shoji suspiró decepcionado y confundido. Era la primera vez que el aroma de alguien llamaba completamente su atención, a tal punto que le desesperaba saber quién era el dueño o dueña de tan agradable fragancia. Sin embargo tuvo que dejar de lado el asunto para volver a separar a Hana de un desafortunado hombre que le había llamado pequeña.
Pero había alguien entre toda la gente que le miraba con mucha atención, pues también había logrado captar el aroma del gigante bonachón al pasar por su lado.
-¡Esto es injusto! -se quejaba Hana mientras le lanzaba granos de maíz a las gallinas a su alrededor -Nos perderemos la apertura de la ceremonia... Y mamá no interfirió en nuestro castigo.
Shoji le miraba en silencio, mientras sostenía en sus brazos a una de las gallinas. Él tampoco quería perderse la apertura, pero había sido arrastrado dentro del castigo sólo por evitar que Hana saliera lastimada luego de amenazar de darle la paliza de su vida al sujeto que le mencionó su baja estatura.
-Supuse que los enviarían aquí -dijo Hakkai caminando despreocupado hacia ellos -Mi hermano les dió el mismo castigo que nuestro padre nos daba a nosotros cuando éramos pequeños.
-Papá, esto no es justo... En especial para Shoji -dijo Hana con un puchero mientras seguía lanzando maíz al suelo.
-Por la parte de tu hermano, tienes razón... Tú tienes muy bien merecido el castigo -dijo quitándole la gallina a Shoji, dejándola en el suelo con las demás -Vete con tu madre. Tengo cosas que hablar con tu hermana mayor.
Shoji se negó rotundamente volviendo a cargar una de las gallinas, guiando a las demás de regreso a su corral. Hakkai suspiró frustrado, pero no había nada que hacer.
-Hana, tengo algo muy importante que pedirte -habló parándose frente a ella -Por favor, no te metas en problemas durante el ritual. Tu hermano no estará siempre allí para salvarte el trasero cada vez que te metas en una pelea.
-Lo sé -susurró bajando la mirada -Aunque no lo parezca... Estoy aterrada.
Hakkai abrazó a su pequeña. Sabía que la chica con la única persona que se sentía con la suficiente confianza para abrir su corazón era con él. Así que verla tan vulnerable no era algo nuevo de ver.
-Si ves que las cosas están yendo mal...huye. Conoces este bosque mejor que nadie, así que podrás salir sin problemas -dijo arreglando un mechón lila de cabello de su hija -También puedes aullar. Iré por ti en un abrir y cerrar de ojos.
-Gracias, pá -dijo feliz abrazándolo más fuerte.
De repente se vio rodeada por otros brazos, quedando en medio de dos gigantes. Maldijo a Shoji para sus adentros.
ESTÁS LEYENDO
Lo Salvaje en la Sangre [Tokyo Revengers] [Omegaverse]
General FictionSecuela de "Salvajes por Naturaleza" Nadie dijo que la paternidad sería fácil, pero tampoco les dijeron lo rápido que los cachorros crecen. ACLARACIÓN *Los personajes de Tokyo Revengers no son de mi propiedad. Créditos a su autor* *La historia si es...