Tradición

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Era sabido por todo el mundo que controlar a un alfa fuera de sí era una de las cosas más difíciles de hacer, incluso para otros alfas más experimentados y con una fuerza bruta reconocida por otros. Taiju y otros alfas trataban de hacer todo lo posible por lograr calmar a Shoji que estaba fuera de sus cabales.

Hakkai también hacía su mayor esfuerzo por lograr que su hijo se calmara, pero no estaba llegando a ningún sitio con él.

Un nuevo grito en el interior de la casa logró que el lobo de gran tamaño se desesperara aún más e hiciera todo lo posible por entrar a su hogar. No le costó trabajo alejar de él a cualquier otro lobo que se cruzara en su camino para impedir que entrara.

-¡Maldición, Shoji! -gruñó Hakkai parándose nuevamente frente a él -¡Reacciona de una vez! No podemos dejarte entrar en este estado.

El lobo le mostraba los colmillos en una actitud ofensiva, dispuesto a lanzarse en su contra ante cualquier movimiento en falso. Taiju aprovechó su distracción para saltarle encima y sujetarlo desde el pelaje del cuello, con la esperanza de someterlo y que por fin volviera en sí. Pero el lobo no se lo haría tan fácil.

"Sé que estás ahí, Shoji... Kotaro te necesita en este momento, y así como estás no es seguro para él que estés cerca" decía Taiju forcejeando por no dejarle levantar del suelo.

El lobo seguía retorciéndose para liberarse del agarre del líder, gruñendo y pataleando tanto como podía, sin importarle incluso que su cuello se estuviera lastimando.

Shoji había perdió el control luego de que su compañero entrara en labor de parto cuando se dirigían de regreso a casa después de una cena con Hakkai y Mitsuya. Lo que gatilló todo el asunto fue que un par de alfas se acercaran a Kotaro, con el afán de ayudarle y sin saber el motivo tras el sufrimiento del omega.

Tuvieron que distraerlo entre varios para lograr llevar a Kotaro al interior de la casa. Y hasta que Shoji recobrara el control de sí mismo, no le dejarían entrar con él.

-Lo siento mucho, muchacho -dijo Hakkai rodeando su cuello con sus brazos después de que Taiju no pudiera seguir conteniéndolo.

Hakkai mantuvo apretado el cuello del animal hasta que logró hacerlo perder el conocimiento. Nunca cruzó por su cabeza que algún día tuviera que aplicar algo así con su hijo. Mitsuya lo regañaría cuando se enterara.

Con la ayuda de su hermano mayor, arrastró al lobo hacia el interior de la casa y allí encerrarlo en el cuarto de huéspedes. Debían sacarlo del ojo público y así evitar darle de comer a los chismosos de la manada.







Para cuando Shoji recobró el conocimiento ya habían pasado varias horas. Estaba realmente confundido, y más que nada, muy adolorido. No recordaba qué había sucedido y cómo diablos había llegado al cuarto de huéspedes, y porqué estaba desnudo.
Caminó hasta la puerta y notó que estaba trabada desde fuera. Dió unos cuantos toques con sus nudillos esperando que hubiera alguien cerca para que pudiera abrirle.
Sintió cómo quitaban la silla con que sujetaban la perilla y abrió lo suficiente para ver a su padre mirarle con desconfianza.

-¿Papá? -preguntó confundido de verle allí.

Hakkai suavizó su expresión mientras le entregaba algo de ropa para que se vistiera, mientras le trataba de explicar lo sucedido. Shoji no podía creer que había actuado de la forma en que su padre lo describía.

-¿Kotaro vio eso? Espera... ¿Cómo está él? -preguntó apresurándose en terminar de vestirse.

Su padre prefirió guardar silencio. Aquello no le gustó a Shoji. Salió de la habitación de huéspedes para dirigirse a la suya, corriendo con desesperación. Entró escandalosamente debido a su naturaleza torpe al tropezar con sus propios pies. Le pareció extraño ver qué Kotaro no reaccionara a pesar del gran escándalo que causó al entrar al cuarto. Imaginó lo peor al verlo tan quieto sobre la cama.

-Tuvo un parto muy difícil -dijo Mitsuya sentado en una silla frente a la cama.

Shoji estaba tan concentrado en su compañero que no había notado su presencia.

El alfa se acercó a la cama sintiendo el pulso en el cuello, y sintió que el alma le regresaba al cuerpo cuando vio al pequeño omega abrir sus ojos con dificultad.

-Tonto... Te perdiste la llegada de tu hijo -dijo volviendo a cerrar sus ojos levantando la manta para mostrarle un recién nacido durmiendo sobre su pecho.

Shoji rió agachándose para besar la frente y labio de su compañero, para terminar dejando un beso en la cabecita del bebé.

-Es precioso -susurró colocando su mano sobre la espalda desnuda de su cachorro, riendo por lo más chiquito que se veía en comparación con el tamaño de su mano.

-Si quieres puedes cargarlo...Quiero limpiarme porque creo que me orinó -dijo Kotaro acariciando el rostro del bebé con uno de sus dedos.

El alfa asintió, aunque estuvo mucho rato tratando de ver la forma de cómo cargar al pequeño bebé pues le daba la impresión que podría hacerle daño.

-Eres igual de torpe que tu padre -dijo Mitsuya mirando la escena con una expresión de aburrimiento desde la comodidad de su silla -No es tan delicado como estas pensando que lo es.

Shoji se armó de valor y tomó al cachorro con movimiento lentos llevándolo hacia su pecho. Mitsuya aprovecharía de enseñarle cómo colocarle un pañal mientras Kotaro se limpiaba.

-¿Qué es eso en su ombligo? -preguntó asustado después de dejar al bebé en una mesita de cambio.

-Es su cordón umbilical... Se le caerá con el tiempo -dijo conteniendo la risa al ver la expresión de terror en el rostro de su hijo -Hiciste un gran escándalo fuera, lo sabes ¿No?

El alfa asintió con su cabeza, avergonzado. Mitsuya le golpeó las costillas diciéndole que había sido un verdadero imbécil por haber perdido el control y haberse perdido el nacimiento de su hijo. Shoji se disculpó insistentemente tanto con Mitsuya como con Kotaro, incluso con el dormido bebé.

Takashi suspiró con cansancio. Su hijo a veces podía ser muy torpe. Se despidió de la pareja argumentando darles privacidad, y le recomendó al otro omega guardar reposo por unas cuantas horas más debido por su complicado parto.

Shoji tomó al bebé y regresó a la cama, dejándolo entre Kotaro y él.

-Mamá dice que papá también se perdió mi nacimiento -dijo el mayor acariciando el rostro del alfa, quien no apartaban la vista del recién nacido -Supongo que ahora será una pésima tradición familiar.

Shoji se disculpó una vez más, por lo que recibió un apretón en su nariz.

-Debes dejar esa costumbre de disculparte por todo -dijo enfadado sin soltar su nariz.

-Lo siento -susurró haciendo reír al omega.

Lo Salvaje en la Sangre [Tokyo Revengers] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora