Inesperado (pt 2)

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Yuta creyó haber escuchado mal, por lo que tuvo que pedirle que repitiera lo último. Taki presionó suavemente con su dedo índice la nuca del chico haciéndolo soltar un quejidito.

-Quiero convertirme en tu compañero -dijo esta vez un poco más fuerte para que el omega le escuchara bien.

El más bajo se sonrojó furiosamente y su única reacción fue esconder el rostro en el pecho del alfa.

-¿No te arrepentirás después? -preguntó contra su pecho.

-Por supuesto que no -acarició su cabello y presionó su nuca otra vez con su dedo otra vez -Merecemos ser felices ¿No lo crees?

Yuta elevó su mirada y mordiendo su labio inferior con nerviosismo asintió con su cabeza. Taki rió feliz por su respuesta. El omega se vio contagiado por su alegría y lo acompañó con una pequeña risita.
El alfa sujetó el mentón de Yuta y antes de besarlo pidió su autorización. Compartieron un beso nervioso y tierno, dónde ambos demostraron su falta de experiencia cuando al tratar de profundizarlo sus dientes chocaron de forma dolorosa. Yuta comenzó a reír de forma genuina ante tal accidente.

-En verdad lo siento... Nunca antes había besado a alguien -dijo el alfa ocultando sus ojos bajo su mano debido al vergonzoso momento.

Yuta dejó un beso corto en sus labios quedando recostado sobre él. Taki colocó nuevamente su dedo sobre la nuca del omega e hizo suave presión.

-¿Por qué haces eso? -preguntó tocando su nuca para revisar si tenía algo en ese lugar.

-De allí viene un agradable aroma a melocotón, y cuando presiono se vuelve más intenso -se sinceró con un leve sonrojo.

El omega se sorprendió de que el alfa no estuviera al tanto sobre las feromonas. Con una pequeña sonrisa y abrazado a él, comenzó a liberarlas para mantener feliz al alfa con ellas. Y pareció funcionar, pues Taki lo apretujó contra su cuerpo mientras reía.
¿Quién era Taki Kurokawa? Le parecía tan raro encontrar un alfa que fuera así de inocente y sin experiencia en cosas tan básicas como lo eran las feromonas. Entonces recordó oír hablar alguna vez del apellido Kurokawa. Si la memoria no le fallaba, se trataba de una pequeña manada situada en la costa. No se tenía mucha información de ese clan debido a la hermeticidad con que se manejaban sus asuntos. Lo que si recordaba era el rumor que corría acerca de su supuesto líder: un omega con un terrible temperamento, con la fuerza y agilidad para derrotar a un alfa sin problemas. Cuando escuchó hablar de ese rumor, deseó ser como ese omega.
¿Acaso Taki pertenecía a esa familia? Quizás era algún sobrino de ese misterioso omega.

-¿Yuta? -preguntó nuevamente sacándolo de sus pensamientos.

El chico levantó su mirada y se encontró con una expresión de preocupación en el rostro del alfa.

-¿Qué ocurre? -preguntó asustado. Seguramente le preguntó algo importante y no le prestó atención por estar sumido en sus pensamientos.

-¿No estás incómodo? -preguntó limpiándose el sudor de la frente.

Yuta comprendió a qué se refería casi de inmediato. Taki tenía una erección, seguramente como una reacción a sus feromonas. El alfa sin embargo sólo se veía avergonzado y ligeramente acelerado. El sujeto probablemente estaría luchando contra sus instintos para evitar hacerlo sentir incómodo.

-P..puedo ayudarte con eso...si lo deseas -dijo sentándose sobre sus regazo, sintiendo su rostro arder hasta más orejas.

Taki abrió sus ojos sorprendido mientras sujetaba los muslos del omega de manera inconsciente. La imagen de Yuta sentando sobre su entrepierna endurecida despertaba algo desconocido en su interior.




Tuvo que morder su propia mano para contener sus ganas de lanzarse sobre el omega y hacerlo suyo. Un gemido escapó de su boca cuando la traviesa lengua de Yuta jugaba con la punta de su glande. Cuando el omega le ofreció ayuda, pensó que sólo utilizaría sus manos. Nunca cruzó por su cabeza que el chico se situaría entre sus piernas y liberaría su miembro para entregarle placer con su boca.

-¡Mierda! -maldijo sintiendo su orgasmo cerca mientras aquel calor húmedo alrededor de su miembro lo enloquecía.

Yuta trataba de abarcar todo el largo de la erección del alfa en su boca, pero era imposible. Por lo menos sabía que cuando la punta tocaba el fondo de su cavidad bucal era cuando más placer sentía, a pesar de que aquello le provocara arcadas.

Cuando sacó el miembro de su boca para poder tomar otra bocanada de aire, Taki se corrió sobre su rostro sin previo aviso. Yuta alcanzó a cerrar su ojo antes de que el blanquecino líquido cayera en él.

-¡No! ¡Perdóname! -gritó entrando en pánico, sentándose para quitarse la camiseta y así poder limpiarle el rostro con ella.

Yuta apreció otras manchas en el trabajado abdomen y pecho del alfa. Mordió su labio inferior mientras sus manos tocaban la piel en aquellas zonas. Un fuerte aroma a mar invadió sus fosas nasales. Levantó la mirada y se encontró con unos ojos completamente distintos observándolo. Eran de un color rojo oscuro.

-¿Taki? -preguntó preocupado.

-Siento que...la cabeza me explotará -dijo apretando los dientes con fuerza y clavaba sus uñas en las palmas de sus propias manos, sujetando su cabeza con las muñecas.

Yuta supo que Taki estaba librando una batalla interna muy intensa contra sus propios instintos. Era muy probable que hubiera captado sus feromonas de exitación y su parte alfa le exigía aparearse con él.

-Escúchame... Puedes hacerlo, no te reprimas más -decía sujetándolo de los hombros.

El alfa se le abalanzó encima y logró dejarlo bajo él recostado sobre su espalda. Se notaba en la torpeza de sus movimientos que seguía reprimiéndose para no hacerle daño.

-Estaré bien -dijo colocando su mano sobre la mejilla del alfa quien sudaba y jadeaba mientras le ayudaba a desnudarse. Taki besó su mano con una expresión de dolor, tratando de sonreír.

Gracias a las feromonas del alfa, Yuta había logrado lubricarse y dilatarse para recibirlo en su interior. Taki entró lentamente, mordiendo su labio inferior para mantenerse cuerdo.
El omega gemía bajito debido a la intromisión. El mayor perdió el control de la situación cuando percibió las feromonas de Yuta cargadas de placer.

Las embestidas que le proporcionaba eran profundas y tan seguidas que no le daban tiempo al omega de recuperar el aire que perdía por sus fuertes gemidos, y mucho menos cuando logró hacerlo llegar a su climax.

Yuta fue volteado sorpresivamente, y de esa forma lo cogieron sin piedad hasta hacerlo llegar a su segundo orgasmo.

-T...Taki... -decía siendo sujetado por sus muñecas mientras era penetrado incansable por el alfa.

Su tercer orgasmo llegó junto con el del mayor luego de que las embestidas se volvieran frenéticas e intensas.

Lágrimas cayeron por sus mejillas luego de que sus muñecas fueran liberadas, sólo para ser abrazado posesivamente, mientras Taki clavaba sus colmillos en su nuca en dos oportunidades seguidas.

Yuta no le permitió salir de su interior cuando la base de su miembro comenzó a hincharse. Le suplicó que lo anudara, a lo que el alfa no pudo negarse ante tal desesperada petición.

Con mucho cuidado cambiaron de posiciones para quedar cara a cara. Yuta vio que los ojos de Taki habían regresado a su color habitual.

-Te lastimé -dijo tomando con cuidado sus manos y besando las rojizas marcas en sus muñecas -No quería hacerte daño. Perdóname.

-No hay nada que perdonar -dijo apretando con la palma de las manos ambas mejillas del contrario -Me gustó ese lado salvaje tuyo... Compañero.

Taki sujeto su rostro con delicadeza para poder besarlo suavemente.

Lo Salvaje en la Sangre [Tokyo Revengers] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora