Escándalo

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Yuta llevaba más de media hora tratando de sacar a Nana de la habitación de invitados de sus padres, sin embargo el menor no accedía.

-¡Tienes que salir tarde o temprano de ahí! -decía el omega mayor golpeando la puerta. A su lado, su hijo le ayudaba dando golpecitos a la madera.

-¡Prefiero tarde o nunca! -gritó desde el interior de la habitación.

Tadao se disculpó con sus suegros para proceder a botar la puerta de una patada. Nana gritó del susto y luego gruñó molesto reclamando la invasión a su privacidad.

-Estás exagerando demasiado -dijo Tadao levantando la puerta, dejándola a un lado.

-¡¿Exagero?! Yuta, cúbrele los oídos -dijo apuntando al niño que miraba escondido tras las piernas de su madre. Cuando Yuta colocó sus manos sobre las orejas del cachorro, Nana continuó con su berrinche -¡El jodido pantalón no me cerró! ¡Mierda!

Tadao dejó escapar un suspiro. Amaba a Nana, pero a veces sentía que era demasiado exagerado con cosas insignificantes.

-¡He vomitado mucho últimamente! ¿No se supone que debería estar bajando de peso? ¡¿Cómo mierda sigo subiendo y subiendo?! -se lamentó dejándose caer en la cama abrazándose a la almohada.

Su sobrino caminó hasta él para acariciar su cabeza y dando golpecitos para darle ánimos, así como lo hacía su abuelito Kakucho cuando se caía y lloraba.

Nana sintió muchas ganas de llorar, así que prácticamente secuestró al niño para abrazarse a él. Los demás guardaban silencio, intercambiando miradas entre todos.

-Nana... ¿Hace cuánto estás sintiéndote así? -preguntó Kokonoi cruzado de brazos, levantando una ceja.

El chico comenzó a hacer cuentas con sus dedos, pensando cuando comenzaron los malestares.

-Desde que llegamos aquí... Debe ser el clima, o la comida de mar -dijo escondiendo el rostro en el cabello del niño en sus brazos.

El silencio volvió a hacerse presente en la habitación. Las miradas se dirigieron hacia Tadao, quien parecía estar en una especie de estado de shock o en un plano astral diferente. Inui colocó su mano en el hombro del otro alfa, sacándolo de sus pensamientos.

-Mucha suerte con esto... Se pondrá peor -dijo sin expresión alguna.

Nana empezó a desesperarse al escuchar a su padre. No quería enfermar más y terminar muriendo. Kokonoi también le deseó suerte a Tadao para proceder a retirarse de la habitación.

En un momento sólo quedaron en el cuarto Tadao, Nana y Mako, el pequeño que aún consolaba al omega.

-Si hubiera sabido que iba a enfermar y morir tan pronto, no habría dejado que me marcaras... Sufrirás mucho cuando me vaya -dijo antes de empezar a llorar -¡Soy demasiado hermoso y joven para morir!

Tadao tomó al niño que ya no sabía que hacer para que su tío dejara de llorar. Lo encaminó hacia Taki que lo esperaba fuera de la habitación para llevarlo a dar un paseo por la playa mientras se solucionaba el problema de Nana.

-Es verdad que eres hermoso, pero no vas a morir -susurró acuclillándose frente a él, limpiando sus lágrimas con un pañuelo que sacó de su bolsillo -Vas a estar enfermo un par de meses, pero pasará.

Nana sorbió sus mocos, haciendo reír a Tadao, quien le pasó otro pañuelo para que limpiara su nariz.

-No quiero estar enfermo -dijo haciendo un pequeño puchero.

-Ya pasará... Si mis cálculos no fallan, estarás mejor en unos 7 u 8 meses -con una sonrisa acarició su mejilla.




El grito que Nana dió fue escuchado por varios fuera de la casa. Tadao estaba feliz por cumplir su sueño de convertirse en padre por fin después de tratar de convencer a Nana por casi tres años, y aunque el omega lo maldijo hasta en un idioma que inventó, nada le quitaba esa felicidad que sentía.

-¡Dijiste que te corriste fuera! -gruñó lanzándole una almohada y todo aquello que se cruzaba por su camino.

-Lo hice, como siempre -respondió esquivando todos los objetos que Nana le aventaba.

Koko e Inui presenciaban el gran escándalo que Nana estaba montando, preguntándose cuánto tiempo tendría que pasar para que el omega se calmara y se resignara a su situación de embarazo.

-Me pondré panzón -dijo estallando en lágrimas una vez más -No quiero estar panzón -reclamó entre sollozos, exagerando más.

Tadao lo abrazó, sabiendo que se estaba arriesgando a sufrir golpes por su parte, pero agradeció mentalmente que no fuera así. El omega lloraba y se quejaba ocultando el rostro en su pecho.

-No importa si te pones panzón, seguirás siendo tan hermoso y maravilloso como siempre... -acarició su cabello con delicadeza -No te imaginas lo feliz que me siento con esta noticia... Estás cumpliendo otro de mis más grandes deseos.

-¿Otro? -preguntó avergonzado.

-El primero era que mi compañero de vida fuera alguien único... Cómo uno en un millón -respondió besando su frente.

Seishu se puso de pie para aplaudirle y felicitarlo por sus palabras. Kokonoi lo sujetó de la oreja para obligarlo a salir junto a él de la casa por interrumpir el momento de la pareja.

-Papá se me adelantó -dijo Nana riendo -¿Podemos pretender que no pasó y así aplaudirte?

Tadao rió agachándose para besar su abdomen.

-Espero que sea tan especial como tú... Mi vida nunca dejaría de ser tan interesante si es parecido a tí -dijo abrazándose a su cintura.

-¿Puedes dejar de decir tantas cursilerías? Siento que me vienen las náuseas escuchándote decir esas cosas -dijo haciendo una cara de asco.

El alfa rió aún más fuerte, pero prefirió darle su espacio por si acaso. A veces Nana podía ser muy literal con sus palabras.

-Te golpearía en la entrepierna para que no vuelva a ocurrir un accidente... Pero no quiero que se atrofie el pene, funciona de maravillas -dijo volviendo a la cama para cubrirse con las mantas -Pero yo que tú, en la noche dormiría con un ojo abierto para que no despiertes sin tus bolas.

Tadao hablaría con su suegro o con Yuta para conseguir otra habitación. Cuando Nana era muy literal con sus palabras era en serio.

Lo Salvaje en la Sangre [Tokyo Revengers] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora