Inesperado (pt 1)

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Su corazón estaba acelerado por la ansiedad que sentía. Intentó poner en marcha su plan, pero no había tenido suerte pues todo alfa que se cruzaba en su camino encontraba a su compañero o simplemente lo rechazaban debido a su apariencia.

Estaba desesperado, pero no se daría por vencido tan fácil.

-Lo siento... Dicen que puedes traer mala suerte -dijo el último alfa que le había rechazado.

Suspiró sentándose en una roca. Busco en el bolsillo de su pantalón un lápiz y una hoja arrugada de papel para hacer una marca en ésta.

-Con este son 14... -dijo guardando la hoja de regreso en su bolsillo.

Estaba decidido a ir en contra de su destino con tal de ser feliz una vez en su vida.
Iba a ponerse en marcha cuando sintió aquellas pesadas feromonas de las que tanto había estado huyendo. Cubrió sus fosas nasales rápidamente pues el aroma a especias le irritaba la nariz.

Maldijo internamente cuando escuchó pasos pesados cerca de él. Tuvo que correr y escalar un árbol para ocultarse.

El lobo negro llegó hasta la base del árbol donde se escondía y elevó su mirada. Lo había encontrado.

"¿Puedes bajar de ahí?" preguntó sentándose a esperar.

Después de unos cuantos minutos, Yuta decidió descender. No podría quedarse toda la noche allí, pues sabía que una vez que el alfa perdiera la paciencia subiría a buscarlo.

"Estuve toda la maldita buscándote" dijo con voz molesta.

Yuta desvió la mirada mientras rascaba su nuca con nerviosismo. Estaba por suceder aquello que no deseaba.

-Lo siento mucho -susurró haciendo esfuerzos sobrehumanos para evitar que los temblores de sus manos se vieran.

Taiju rodó los ojos, detestaba que un omega se viera tan indefenso cuando había gastado tanto de su tiempo en entrenarlo para que no se mostrará débil frente a un alfa.

"Te ves exactamente como el día que asististe por primera vez a mis entrenamientos... Tembloroso y cobarde" dijo inhalando con frustración.

-Lo siento mucho, señor -dijo bajando su mirada viendo sus manos temblar sin control.

El lobo se puso de levantó para hacer una pequeña reverencia delante de Yuta.

"No estoy aquí con la intención que estás creyendo. Vine a ti para decirte que te rechazo como compañero de vida" dijo viendo cómo el chico caía sentado frente a él. "Te conozco desde que eras un cachorro que solo se arrastraba... No puedo verte como mi compañero, lo siento".

Yuta tenía lo que más había deseado todo ese tiempo. Debía estar feliz, pero su pecho dolía inexplicablemente. Llevó su mano a la fuente de su dolor mientras observaba al silencioso lobo frente él. Había dejado ya de escucharlo en su cabeza.

Taiju dió una reverencia con su cabeza antes de retirarse. Al parecer Yuta había comprendido sus razones, o eso quería creer.





Llevaba tal vez una hora o más en la misma posición en que se recostó en el suelo. No estaba seguro de ello. Sólo podía enfocarse en la profunda tristeza que sentía y el agudo dolor en su pecho.

Poco le importó que alguien lo cargara y lo llevara en sus brazos para llevarlo a un sitio más seguro que la mitad del oscuro bosque.

Fue colocado en una cama de hojas improvisada con mucho cuidado dentro de lo que parecía una cálida cueva. Conocía ese sitio. Era una caverna dónde habitaba un oso antes de ser asesinado por Taiju para la seguridad de la manada.

-Ha sido un mal día para ti ¿Verdad? -dijo el sujeto que le había llevado al refugio natural, mientras lanzaba un poco de leña seca a la fogata que iluminaba y abrigaba el lugar.

Yuta no respondió. Sólo observaba las chispas de fuego subir y desaparecer. Deseaba tanto poder ser una de ellas en ese momento.

El chico le ofreció un pescado asado en una vara de madera, pero el omega lo rechazó cortésmente.

-Yo tuve ese mal día el año pasado -dijo cubriéndolo con una camiseta y una vieja manta -Así que sé perfectamente cómo te sientes.

Yuta se aferró a la manta mientras se acurrucaba adoptando una posición fetal. Silenciosas lágrimas caían de sus ojos bicolor. Inhaló la tela y sintió una pequeña chispa de paz en su interior.

El sujeto se sentó muy cerca de él para ver si en algún momento le aceptaba el pescado que le había preparado. Yuta sacó una de sus manos para sujetar tímidamente la ropa del chico.

-Papá dice que el destino de todos no está escrito... Que siempre cambiará para hacer que las cosas mejoren en nuestra vida -dijo acariciando el cabello de Yuta mientras le sonreía levemente.

El omega cerró sus ojos sintiéndose un poco más relajado por las caricias recibidas.

-Tus ojos... -susurró el chico.

Yuta se cubrió la cabeza con la manta rápidamente. Estaba harto de todo lo relacionado con sus ojos.

-Son lo más hermoso que he visto hasta hoy -dijo apoyando su mano sobre la cabeza del chico.

El omega descubrió su cabeza sólo para asegurarse de que el sujeto no se burlaba de él. Pero sólo se encontró con un par de ojos violetas que reflejaban que no bromeaba al decir esas palabras. Y también vio la razón del porqué seguramente habían rechazado al sujeto. Su piel era morena, pero lo que más llamaba la atención era una mancha blanca alrededor de su ojo derecho y que las pestañas de éste eran completamente blancas.

-Tranquilo, no es contagioso -rió volteando su rostro para que dejara de verle -Es una mancha de nacimiento... Esa y una cuantas más.

Yuta volvió a sacar su mano para sujetar su mano. Ahí vio otra pequeña mancha de tono más blanco. Sonrió mientras cerraba sus ojos. El ambiente y el suave aroma a mar del alfa lo mantenían relajado, incluso provocando somnolencia en él.

-¿Puedo acompañarte? -preguntó con amabilidad.

El omega le hizo un gran espacio para que se recostara junto a él. El chico lo atrajo a su cuerpo, abrazándolo posesivamente. Yuta dudó en corresponder el abrazo, no sabía que haría si también él lo rechazaba. El alfa tomó su brazo y lo puso alrededor de su cintura.

-No debes dudar de tus acciones -dijo con los ojos cerrados, rodeándolo con sus brazos otra vez.

Yuta asintió con su cabeza llorando en silencio, escondiendo el rostro en el pecho del alfa.

-No me has dicho tu nombre -dijo paseando sus dedos desde la nuca del chico hasta la mitad de su espalda para consolarlo.

-Soy...Yuta -dijo entre hipidos producto  de su llanto -Yuta Inui.

-Yuta... Yo soy Taki Kurokawa -susurró sin dejar de mimarle -Y me gustaría que me aceptaras como tu nuevo compañero.

Lo Salvaje en la Sangre [Tokyo Revengers] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora