15. Reflexionando

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Debo pensar en la forma de comunicarme con mi hermano sin que los ángeles se den cuenta. Ahora necesito ser mucho más astuta que ellos.

Después de un largo día, caí rendida en un sueño profundo, de repente me encuentraba frente a la profesora Baalit.

-Profesora Baalit ¿Qué hace usted aquí en el Cielo?.

-Lilith debes liberar tu magia interior, sino nuestro Reino será destruido.

-Pero, ¿Cómo?.

-El Príncipe es la clave.

Un humo negro cubre el cuerpo de la profesora, ella desaparece de mi vista, busco por todas partes y no la veo.

Despierte asustada, estaba sudando frio, limpie las gotas de sudor con mis manos -Solo fue un sueño, fue tan real, supongo que la profesora intento comunicarse conmigo.

Busque a mi alrededor y Beth ya no estaba, debo ser prudente, la Princesa puede vigilarme por medio de ella.

Me aliste y corrí para encontrarme con el Príncipe, llegué con Rose para que me asigne mis nuevas actividades como doncella del Príncipe.

Raziel.

Elea se fue molesta a su habitación, decidí seguirla para aclarar este malentendido, supongo que mis acciones con respecto a Lía la hicieron enfadar.

-Elea escuchame unos minutos porfavor.

-¿Qué te sucede Raziel? Tu eres un ángel muy responsable, ¿Porqué enfrente de Lía eres tan vulnerable? No puedo desafiar tus ordenes pero sabes bien que lo mejor para ella es abandonar este palacio.

-Esos demonios solo van a estar un par de días aquí, viste lo triste que estaba Lía, no es necesario trasladarla a los invernaderos, además me encargare de que esos demonios no se le vuelvan a acercar.

-Mi preocupación es la forma en la que proteges a Lía, ya se que va sonar tonto de mi parte, pero algo me dice que es peligroso mantenerla cerca.

-¿No sé a qué te refieres?.

-De verdad no lo sabes o finges no saber.

Claro que entendía las palabras de Elea, pero estoy tan confundido, mi corazón necesita ver a Lía, es como si estuviera unido a ella, pero por otra parte no quiero herir los sentimientos de Elea, ella es mi futura esposa, además crecimos juntos y sé perfectamente lo enamorada que está de mí.

No entiendo en que momento mi corazón empezó a dudar, yo era muy feliz a lado de Elea, pero con la aparición de Lía a mi vida todo se volvió miedo y confusión.

-Dejemos esta platica para después, estoy cansado.

Elea se acerca a mí y deposita un tierno beso en mis labios, su mirada solo refleja tristeza. Me siento tan miserable por tratarla de esa forma. Lo mejor será manterme alejado de Lía por unos días, no puedo perder la compostura, soy el futuro Rey del Mundo Celestial.

Intente descansar un poco, aunque somos ángeles también necesitamos reponer energía, solo así mantenemos equilibrada nuestra magia.

Me concentré en realizar cada una de mis actividades celestiales, pude llegar a un acuerdo con el Rey Zagan para establecer un nuevo acuerdo de paz entre los 3 Mundos, él no se veía muy contento pero no está en posición de revelarse contra el Cielo.

También evite a toda costa encontrarme con Lía, le di ordenes a Rose para que ella ayudara a ordenar toda mi documentación en la biblioteca Real, aunque solo fue una excusa para manterla ahí resguardada hasta que el Rey Zagan se fuera de nuestro Reino.

Por desgracia cada día que pasaba me sentía aún más sofocado, la necesidad de verla crecía aún más en mí. No pude soportalo más, me dirigí a la biblioteca para observarla aunque sea de lejos.

La busque por todas partes pero no podía encontrarla.

-Rose me aseguró que Lía se encontraba aquí, pero no la veo.

Revisaba cada pasillo de la biblioteca, pero de repente visualice a mi bella Lía, me acerque a la mesa donde se habían quedado dormida. Sostenía un libro de Historia del Reino Celestial, me senté a su lado. Su respiración es calmada, su ondulado cabello le cubría su rostro. Tome algunos mechones de su cabello y los puse detrás de su oreja.

-¿Qué me está pasando? ¿Porqué no dejo de pensar en ti mi hermosa Lía?.

Tenerla cerca me da tanta paz, lo que más preocupa es darme cuenta que me enamore de Lía, seria todo un problema manter una relación sentimental con ella, solo la haria sufrir, como Príncipe Celestial debo cumplir con cierta obligaciones.

Pertenezco a la Realeza Celestial, por ende debo casarme con alguien de mi mismo rango en este caso Elea, para continuar con el linaje real. Si yo tuviera un hijo con Lía, ese bebé no tendría el poder suficiente para gobernar el Cielo.

Simplemente mis padres no aceptarían nuestra unión, además que ante las leyes del Cielo mi prometida es Elea, no puedo lastimar su corazón remplazandola por Lía.

Suspire al darme cuenta del gran problema que sería mantener a Lía a mi lado, tal vez Elea tenga razón, lo mejor para ella es estar alejada del palacio y sobre todo de mí.

Me recosté en la mesa para quedar frente a ella, apreciaba su belleza, en ocasiones me da la impresión que Lía es más que un simple ángel de registro bajo.

Ella empezó a moverse poco a poco y abrió sus lindos ojos cafés los cuales se posaron en mí.

-Príncipe.

-Hola Lía.

Ambos permanecimos callados, ella acaricio mi mejilla suavemente y yo hice lo mismo, me regalo una linda sonrisa, la cual me hace estremecer, por desgracia debo poner el bienestar de mi Reino antes que cualquier sentimiento o deseo mío.

-Tenemos que hablar Lía.

Ambos recuperamos la compostura y nos pusimos de pie. Tome su mano, ella se acercó aún más a mí, quedando a pocos centímetros uno del otro.

-¿Ocurre algo malo su Alteza?.

-Lía estuve reflexionando un poco sobre tu situación en el palacio, creo que no es justo que permanezcas encerrada en esta biblioteca, la Princesa Elea tiene razón al querer cambiarte a los Invernaderos del Cielo, ahí estarás más cómoda y verás unos hermosos paisajes cada día.


Un Amor Hecho Pedazos (Angeles Y Demonios)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora