42. Joven ángel

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Abrí el portal de regreso a mi Mundo, ya no era lo suficientemente fuerte para verlo a los ojos, sencillamente me di la media vuelta y me fui.

Busque de inmediato a la profesora Baalit, le explique como intente romper el vínculo entre Raziel y yo pero no funciono la pócima que me proporcionó.

-Una vez te advertí lo peligroso que era dar a beber tú sangre real, por desgracia esa pócima es para que dos demonios rompan el vínculo, supongo que con un ángel no funciona.

-Lo mismo pensamos, pero debe haber otra alternativa.

-Desafortunadamente solo tú muerte liberaría a Raziel de la unión que existe entre los dos.

-Y si Raziel muere yo pierdo mi magia.

-Efectivamente Alteza.

Tenía tantos pensamientos dándome vueltas en la cabeza, ahora logre entender lo inconsciente que fui desde un inicio, si no se me hubiera ocurrido la tontería de ir al Cielo ahora no tendría tantos problemas.

Elea.

-Tuviste la oportunidad de eliminar a Lilith, ¿Porqué la dejaste ir con vida?.

-Ella es un demonio Supremo, intente atacarla pero es más ágil que yo.

-Tienes el Cetro en tu poder, ¿Porqué no lo utilizaste?.

-Lo intente pero no pude.

-Debes trasformte en un verdadero demonio solo así tendrás el control.

-¿Cómo?.

-Mata a Nékir.

Es momento de pensar con la cabeza fría, ya no puedo detenerme, si quiero conseguir mis objetivos debo transformarme en un demonio, no me interesa seguir siendo un debil ángel.

Es fácil infiltrarme en Cielo, conozco cada uno de los caminos del Reino, aparte de eliminar a Nékir quiero acabar con la vida del Rey Adriel sin él será más fácil dominar a los ángeles y que estén a mi merced.

Tal y como lo anticipe pude llegar al Cielo sin problemas, ahí busque el área donde los niños ángeles habitan, es un lugar especial para entrenarlos y en un futuro sirvan como guerreros.

Me trasforme en una niña y nadie noto mi presencia -Nékir.

-Hola ¿Acaso nos conocemos?.

Se me olvidaba que cuando un niño humano renace en un ángel pierde todos sus recuerdos como mortal.

-En realidad no, solo escuche que había alguien nuevo y quise presentarme, me llamó Elea mucho gusto.

-Hola Elea, eres muy bonita.

-Muchas gracias Nékir, te veo un poco desanimado.

-Intento utilizar mi magia pero no puedo.

-Solo es cuestión de práctica al inicio es difícil, pero si te esfuerzas lograras dominar toda tu magia. Debes cerrar los ojos y sentir como fluye la magia dentro de tu cuerpo.

-Elea tienes razón, al relajarme y dejar que la magia fluya logro sentir mi verdadero poder.

-Me alegra ser de ayuda.

Logre pasar todo el día con Nékir sin que nadie se diera cuenta, me fui a esconder a mi antigua guarida, en el Cielo cuando me sentía presionada por mis obligaciones celestiales, escapaba a mi lugar secreto para relajarme un poco, escondí el lugar con un conjuro de invisibilidad, así nadie puede encontrarlo.

Llegue al pequeño jardín donde estaba mi escondite, pronunce las palabras mágicas para abrir su puerta -ostende te mihi-.

La pequeña casa se mostró ante mi, cuando cruce la barrera de protección me sentí tan tranquila, ese lugar era mi verdadero hogar, mi espacio para respirar un poco de mis obligaciones.

Mientras recorría ese pequeño espacio encontré una pequeña caja donde se encontraba el anillo de compromiso que me dio Raziel, una lágrima de tristeza brotó pero enseguida limpie esa lágrima, ya no podía estar deprimida por culpa de él.

Volví a guardar la caja y recordé que debía recuperar mi espada, es el arma perfecta para defenderme. Mi padre al saber que traicione al Cielo la reclamo y ella desapareció de mi lado.

No tenia idea de como iba a recuperar mi bella espada, pero se me ocurrió el plan de fingir arrepentirtimiento frente a mí padre y recuperar mi espada.

Para mi mala suerte la casa de mis padres estaba rodeada de guardias celestiales, no había forma de acercarme a ellos. Mientras los días pasaban él pequeño Nékir era más hábil con su magia y yo era su amiga incondicional pero algo extraño pasaba con él.

Deje de acercarme a él porque cada día que pasaba él crecía sin medida, era como si los días fueron años, es un fenómeno extraño que ni el mismo Rey Adriel podía explicar. Ahora ya es un joven ángel con la misión de cuidar a los niños del Reino Humano.

Los ángeles de la guarda viven en el Reino Mortal para cuidar especialmente de los niños que necesitan un poco de ayuda, por ejemplo si un niño humano está a punto de sufrir un accidente, su ángel guardian puede evitar dicho accidente.

Desafortunadamente muy pocos humanos renacen en un ángel de la guarda, por lo tanto es imposible poder proteger a todos los niños humanos.

En secreto lo he estado observando, recordando el sueño que tuve una vez de él convertido en todo un adulto. Si dejo pasar más tiempo su magia se volverá más fuerte y no podré eliminarlo.

Tome la decisión de roba la espada que un día me regalo mi padre y porfin convertirme en el ser más poderoso del Universo.

Logre mantenerme escondida en el Cielo, nadie se percató de mi existencia y eso me dio la oportunidad de analizar los puntos débiles de mi Reino, hay un horario en donde la casa de mis padres se queda sin vigilancia, es mi oportunidad para entrar y recuperar mi arma.

-Llego el momento-. Entre por la puerta trasera e ingrese a la casa, después de buscar un poco encontré la hermosa espada en la oficina de mi padre.

-Eres mía nuevamente-. Intente tomarla pero la espada se convirtió en fuego, me queme un poco al tocarla.

-¿Qué pasó?.

-Yo te diré que sucedió-. Di una media vuelta y me encuentro con mi padre.

-Un demonio no puede usar un arma Celestial, dichas espadas están bendecidas por nuestro Dios, si tú alma es impura jamás podrás utilizarla.

-Creí que te iba dar gusto verme Padre.

-Elea todavía estas a tiempo para arrepentirte, yo confío en ti.

-Entonces dame la espada, yo prometo que tú y mamá estarán a salvo.

Un Amor Hecho Pedazos (Angeles Y Demonios)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora