37. Sueño

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No podía creer lo que escuchaba, soy una tonta, jamás debí confiar en Kadek, ahora entiendo todo, Nirmala se encargo de separarnos a Raziel y a mí.

Me fui del consultorio de Kadek, ahora estaba dispuesta a recuperar lo que me pertenece, el amor de Raziel.

-¿Lilith estás bien?, ¿Qué pasó con las medicinas?.

-No pude conseguirlas señora Darah.

-Te veo rara, ¿Todo bien?.

-Raziel jamás me traicionó.

-¿Cómo?.

-Todo fue un plan entre Kadek y Nirmala.

Para no confundir más a la señora Darah decidí contarle todo lo que escuche afuera del consultorio de Kadek, estaba nerviosa pero a la vez emocionada, yo sabía que el amor entre Raziel y yo era verdadero.

Al día seguiente me prepare para ir a buscar a Raziel, debía admitir que todos estos años lo extrañe demasiado, ahora que ya sé toda la verdad, aún podemos estar juntos y formar una familia.

Elea.

Como el Rey Celestial descubrió la magia negra que me rodea decidí escapar del Cielo, ahora vivo en el Reino Mortal disfrutazada de una inocente niña, deje pasar un tiempo para poder logra mis objetivos.

Mientras pude cultivar la magia oscura que habita dentro de mi, afortunadamente los humanos tienen toda clase de pensamiento negativos los cuales ayudan al Cetro de Abalám a recuperarse tras miles de años custodiado.

Por otro lado logré acercarme al pequeño Nékir, debo ganarme su confianza, él será el señuelo perfecto para matar a Lilith. Después me encargare de eliminar al niño, detesto verlo, sobre todo porque su mirada es idéntica a la de Raziel.

Regrese a la cueva donde vivo -Se llego el momento de tu venganza Elea.

-Lo sé, mataré a Lilith y Zagan tal y como lo prometí.

-El Cetro de Abalám está casi restaurado, hiciste un gran trabajo en alimentarlo de energía maligna.

-Porfin seré la dueña de todo el Universo.

Me trasforme en la tierna e infantil Elea, debo hacerle una visita al pequeño Nékir.

-Hola.

-Elea me alegra tanto verte, por un momento pensé que no ibas a venir al kinder

-A mis padres se le hizo un poco tarde.

Nékir puso su pequeña mano sobre la mía y con sus grandes ojos azules me miró alegremente -Traje unos ricos chocolates, estoy seguro que te van a encantar.

-Amo los chocolates, los comeremos a la hora del receso.

-Claro, mientras vamos a entrar al salón de clases Elea.

-Si Nékir.

La maestra nos puso a dibujar, odiaba estar rodeada de niños pequeños, pero no había otra opción, cuando gire a ver el dibujo de Nékir me sorprendió lo que vi en su cuaderno.

-¿Acaso dibuste un ángel?.

-En realidad te dibuje a ti.

-¿No entiendo?.

-Eres muy linda Elea, pienso que pareces un ángel.

Mis mejillas se ruborizaron, no podía creer que un niño de tan solo 5 años podía hacerme sentir tan extraña. Pero volví a escuchar la voz en mi cabeza -Recuerda que son el enemigo-.

Es verdad no debo desviarme de mi objetivo, a la hora del receso, Nékir saco la caja de chocolates -Elea prueba uno de ellos.

Sigo siendo un ángel y lo chocolates me encantan -Gracias.

El se quedó en silencio observándome comer la golosina -¿Esta rico?.

-Muy rico, esta relleno de cereza.

Nékir me regalo una sonrisa -Sabía que te iban a gustar. Te puedo hacer una pregunta.

-Claro.

-¿Cómo son tus papás? Hablas de ellos pero nunca te he visto acompañada de tus padres.

Haciendo memoria recordé lo orgullosa que siempre estuve de mis padres, ellos eran perfectos, siempre reconocidos por su gran labor en el Reino Celestial, yo solo me dedicaba a mis estudios para ser la Reina Perfecta.

No quería decepcionarlos, cuando anunciaron que yo sería la futura esposa del Príncipe Celestial, la presión por ser perfecta era cada vez más grande.

Pero eso ya no importa, mire a Nékir a los ojos -Mis padres solo son simples agricultores.

Nékir es solo un niño de 5 años, se cree todo lo que le digo, ademas sería ilógico que le diga que mis padres son ángeles.

-Mi mamá debe conocerlos, te gustaría ir a mi casa a jugar.

-Me encantaría Nékir.

Después de un día normal en la escuela, nos dirigimos a su casa, ya estaba un poco casada, últimamente he utilizado mucha magia para transformarme y para restaurar el Cetro.

Nékir llegó saltado de felicidad -Abuelita Darah traje a una amiga.

-Es una niña muy hermosa, ¿Cómo te llamas?.

-Me llamo Elea, mucho gusto.

-¿Le avisaste a tus padres que ibas a estar aquí?.

-Ellos ya están enterados.

-Bien, antes de jugar deben comer algo, prepare un poco de pollo con vegetales.

-Elea vamos a lavarnos las manos.

Después de la comida ambos jugamos con un par de papalotes que Nékir junto a su mamá había fabricado, después de tanto correr yo me sentía cada vez más débil.

-Nékir ya debo irme a casa.

-Pero mi mamá aún no llega de trabajar, espermos un poco y te acompañamos a casa.

-No es necesario, yo recuerdo el camino a casa.

No podía permanecer más tiempo a lado de Nékir, debía regresar a mi forma natural. Me di la media vuelta y me fui. -Adiós Nékir mañana te veo.

Regrese a mi cueva -Necesito dormir, debo recuperar energía.

Caí en un sueño profundo, caminaba por un sendero repleto de rosas rojas, traía puesto un largo vestido blanco, parecía un atuendo de boda, mi gran anhelo era casarme con Raziel, llegué al templo donde se llevan acabo las bodas en el Cielo.

En el gran Altar mire a un chico el cual estaba de espaldas hacia mí, sonreí al pensar que era Raziel, su traje blanco restalba entre todas la rosas rojas.

Camine un poco más de prisa, toque su hombro y él giro a verme, casi me desmayo al percatarme que ese chico es Nékir.

Es imposible él solo es un niño, como es que lo estoy viendo convertido en todo un hombre.

Desperté de golpe, un poco de sudor recorria mi frente -¿Qué fue ese sueño?.

Sacudí mi cabeza para alejar esos pensamientos, mi misión es eliminar a cada uno de los demonios de este Universo y Nékir al ser hijo de Lilith también merece ser eliminado.




Un Amor Hecho Pedazos (Angeles Y Demonios)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora