Nékir se había convertido en un chico muy atractivo, el hecho que se desarrollara tan rápido y dejara de ser aquel niño dulce me confundía.
-Nékir vamos a regresar a la montaña, ahí estaremos seguro en lo que terminas de recuperarte.
-Ya estoy mucho mejor, no deberías preocuparte.
Una ráfaga de fuego nos rodeó de repente -¡Nékir debes regresar al Cielo!.
Un demonio aparecio ante nosotros -Lilith no me sorprende que estés aquí.
-Elea intentas seducir a mi hijo, no te lo pienso permitir.
-Tu hijo insiste en seguirme, no es mi culpa.
-No te hagas la víctima, no te queda.
-Mira quien lo dice.
-Zagan se vio afectado por tu magia, manipulando su mente, lo mismo haces con Nékir, aléjate de él, si buscas venganza pelea directamente conmigo.
-Raziel debería estar a tu lado, pero a él no le interesa ni en lo más mínimo su hijo.
Una luz blanca iluminó todo el lugar -Te equivocas, aquí estoy para de una vez hacer justicia.
Me empecé a reír, sabía que mi final estaba próximo, la magia oscura me iba consumiendo por dentro, mientras más la utilizo más daño le genero a mi cuerpo. Porfin entendí que solo fui una pieza de ajedrez en los planes de Gran Demonio Dahaka.
-Pues pelea conmigo Raziel.
Con la energía que me resta elaboré una hermosa espada negra -Estoy lista.
Raziel y yo nos enfrentamos con varios ataques, mi elemento principal es el fuego y aire. Combinaba ambos poderes para debilitar a Raziel, mientras que él utilizaba el agua para neutralizar mis ataques.
Raziel me golpeó en varias partes del cuerpo, mi estómago recibió un fuerte golpe que me hizo escupir sangre. Las gotas de sangre roja caía al suelo.
-Eres un demonio, ¿Porqué tu sangre es roja?.
Una parte de mi se negaba a ser un demonio, tener a Nékir tan cerca de mi me afecto, por un momento deseaba regresar en el tiempo y estar a su lado. La razón por la cuál la magia negra me estaba matando es porque mí corazón aún guarda un poco de amor.
A lo lejos veía como Nékir luchaba con Lilith, él quería ayudarme en mi lucha con Raziel pero Lilith no iba permitir que él se entrometiera en nuestra batalla.
-Ya estoy muy débil, termina con mi vida, sino yo acabere con la tuya.
-Por las leyes del Cielo, yo el Rey Raziel te castigo por tus crimenes de traición y asesinato.
Cerre los ojos y unas lágrimas brotaron, hace mucho que no lloraba, se siente tan bien liberar esa carga de mi pecho, estaba lista para morir pero ocurrió lo improbable.
Temía que mi sueño se hiciera realidad -¡Nékir!-. Grite con todas mis fuerzas.
En mis brazos estaba Nekir cubierto de sangre, la espada atravesaba su cuerpo -No llores, este es mi destino.
-Nékir tu no puedes morir.
-Te dije que yo creo en ti, puedes empezar de nuevo, si él Rey Celestial te ayuda puedes regresar a ser un bello ángel.
Lo abrace con tanta fuerza, su respiración disminuía lentamente -Lilith tienes que salvarlo.
-No hay nada que se pueda hacer.
-Es tu hijo Lilith, debes pensar en una solución, vamos porfavor dime que hay otra alternativa.
-De hecho hay un conjuro que puede salvarlo, pero...
-¡Habla Lilith!.
-El hechizo de intercambio de vidas.
El famoso hechizo commutatio vitarum, capaz de intercambiar una vida por otra, para que funcione el conjuro debes amar ciegamente al ángel o demonio que esta al borde de la muerte.
La voz débil de Nékir me dijo -No lo hagas Elea.
Una vez lo vi morir en el Reino Humano, fue estremecedor pero tenía la seguridad que lo vería renacer en un ángel, ahora es diferente, si Nékir muere jamás lo volveré a ver y una vida sin él no tiene sentido.
Nékir fue el único que me brindo un poco se luz entre tanta oscuridad, siempre fui estudiosa y me sabía cada uno de los conjuros especiales.
-Fata tuam vitam tulerunt, vitam tibi do, mortemque accipio meam.
Una luz iluminó nuestros corazones, sentí como mi alma se desprendía de mi cuerpo, Nekir se aferra a mi, sentía su miedo -Tranquilo pasará rápido.
-Detente Elea.
-Gracias Nékir por tu cariño, vive feliz, recuerda que fue mi decisión darte mi vida.
Un último suspiro salió de mi boca y todo se volvió oscuro y la paz al fin regresaba, ya no sentía ninguna clase de emocion o dolor, ya mi alma lograba descansar con tranquilidad.
Nekir.
Elea sacrifico su vida por mi, sentía su energía envolviendo todo mi ser, cuando abrí los ojos sus cuerpo se desvaneció frente a mí.
-¡Elea!.
Llore su perdida, ella podia ser feliz aún, pero el egoísmo de mi madre se lo impidió.
Me levante y mire a la gran Reina Lilith -Tú planeaste esto verdad.
Ella parecía tan tranquila -De todos modos iba a morir.
-Esa es tú justificación, ella debería estar viva, yo debía morir ese era mi destino desde un inicio.
-No podía verte morir nuevamente.
-Por eso sacrificaste la vida de Elea, todo lo tenias fríamente calculado.
-Nékir por favor entiéndeme.
-No quiero verte nunca más.
Abrí un portal al Cielo, me encontré con Rose la cual me ha cuidado desde que llegue.
-Nékir me alegra tanto saber que estas bien. Estaba muy preocupada por ti.
-Estoy bien.
-Pues tu carita le dice otra cosa.
No pude más y abrace a Rose, llore en su hombro, ella se quedó en silencio y correspondió a mi abrazo.
Pasaron los días, mi corazón se sentía algo vacío, volví a la escuela de magia y no volví a hablar con mi padre, después de todo la única que sabe que soy hijo del Rey es Rose. Mis habilidades curativas mejoraron y pude ayudar a sanar a varios ángeles de la última batalla que hubo en el Cielo.
Llegaba mi primera misión en el Reino Mortal, me tocaba proteger a una pequeña niña de nombre Amira, una niña de buen corazón que le toco presenciar la muerte de sus padres en un accidente y que actualmente vive en un orfanato.
Acepte la misión como ángel de la guarda, quería alejarme un poco del Reino Celestial, la pequeña Amira me necesita, haré mi mejor esfuerzo por cuidar de ella.
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Un Amor Hecho Pedazos (Angeles Y Demonios)
FantasyLilith es la futura Reina del Inframundo pero tiene un problema, su magia se encuentra sellada por un viejo hechizo de sus padres. Su misión es encontrar la forma de liberar su poder. Raziel es el Príncipe del Reino Celestial y futuro Rey. Junto con...