♠VEINTIUNO♠

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Me desperté envuelto en sus brazos y no podía pensar en una experiencia mejor ni más satisfactoria

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Me desperté envuelto en sus brazos y no podía pensar en una experiencia mejor ni más satisfactoria. Su cabello negro derramado sobre las almohadas, se semejaba a las telarañas en mi cabeza: negras, intrincadas y sin sentido alguno.

Y, aun así, no hubiera deseado cambiarlo por nada más.

Habían pasado siete meses desde que decidimos formar una relación seria y todo parecía ir viento en popa.

Con Kendra todo era fácil y supongo que fue por eso mismo que yo bajé la guardia y dejé que su encanto me atrajera y me abrigara en un pequeño mundo donde solo estábamos ella y yo.

¡Qué equivocado estaba!

Creo que en ningún momento fuimos solo ella y yo.

Primero éramos Kendra, los recuerdos de Vannia y yo. Después...

Esa mañana me levanté para preparar el desayuno, Kendra había dejado su teléfono cargando en la sala, ya que habíamos disfrutado de una botella de vino para festejar el fin de nuestro noveno semestre.

Teníamos excelentes notas, una tesis perfectamente armada y planes en puerta para un viaje al extranjero. Nos quedaba solamente un semestre para terminar la carrera y los tramites de titulación estaban avanzados.

Lo último que necesitábamos era levantarnos ese domingo. Tomé el teléfono y se lo llevé junto con una taza de humeante y café negro, como a ella le gustaba.

Entonces llegó.

El mensaje que comenzaría a poner mi mundo de cabeza.

V

Soñé contigo y más que un sueño, fue el recuerdo de tenerte entre mis brazos mientras gemías de placer.

Cuento las horas para verte.

Quiero estar dentro de ti una y otra vez.

Me estoy volviendo loco, Ken.

Me vuelve loco saber que estás con él, en sus brazos.

Te necesito.

Llámame.

Todo el aire abandono mis pulmones y sentí un pulso de sudor frío en todo mi cuerpo. Eso no podía ser cierto.

Leí y releí los mensajes buscando aquel que dijera "es broma" pero nunca llegó. Quien quiera que fuera V estaba en línea y sentí el imperioso deseo de llamarle y saber de quien se trataba.

Escuché la puerta del baño cerrarse y rápidamente alejé la idea de marcar, así que copié el número de contacto, cerré las aplicaciones y bloqueé nuevamente el teléfono.

Volví a la cocina y me senté en la barra con mi taza de café humeando frente a mí.

¿Habría leído bien?

TE DESEO A TI (CENSURADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora