♠CINCO♠

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La vibración de mi teléfono me despertó con brusquedad

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La vibración de mi teléfono me despertó con brusquedad. Todo estaba oscuro y yo boca abajo y con un cuerpo desnudo y pesado sobre mi espalda.

Estiré la mano a la mesita de noche y vi la hora: 05:56.

Cuando intenté moverme, sentí una cabellera enredada en mis muslos y me paralicé por un momento. Estiré la mano hacia atrás y sentí un rostro recargado en mi espalda. Un subidón de adrenalina me terminó de despertar.

Bajé mi mano temblorosa para identificar lo que tenía entre las piernas y otro rostro acompañado de una cabellera larga hizo que todo el aire me abandonara. Un par de labios estaba cerca de mi vagina y el resto del cuerpo se envolvía en mis piernas.

¿Qué mierda pasó?

Destellos fugaces de una rubia sonriente llegaron a mi mente y parpadeé con rapidez.

Me giré para ver quién estaba detrás de mí y me encontré con la cara de Eduardo completamente relajada. Me moví despacio y empujé a quien quiera que estuviera entre mis piernas.

Era una chica.

Una rubia preciosa que de pronto recordé.

Eduardo se había levantado luego de follarnos en el chaise de sexe y contestó su teléfono. Recuerdo que se estaba disculpando por haber dejado plantada a su amiga y la puso en alta voz.

— ¡Hoy me toca a mi bebé! — Dije entre balbuceos porque para ese momento, ya nos habíamos terminado las botellitas de tequila del frigo bar.

— ¿Con quién estas cabrón? — Preguntó la chica con diversión. No se notaba enojada, por el contrario, estaba bastante animada.

— Estoy arriba en el 8 con una amiga. — Contestó él mientras pasaba su lengua por mi espalda.

— ¿Quieres venir? — Dije con una sonrisa, él me miró sorprendido y tapó la bocina.

— ¿Estas segura? — Preguntó él.

— ¿Qué, ya no puedes? — Dije altanera y él sonrió.

— Mi amiga te está invitando, quieres... — Los golpecitos en la puerta nos indicaron que ella también quería fiesta.

Él lanzó el teléfono a la alfombra y se levantó para abrir la puerta. Ahí estaba la rubia con su cabellera exuberante, sus piernas largas, tacones de aguja y una botella de alcohol en la mano.

Eduardo la invitó a pasar con la mano y se escuchó el bip de la cerradura.

Yo seguía extendida en el sillón, completamente desnuda y la piel brillando de sudor y otras cosas. Sentí como me calentaba nuevamente mientras ella pasaba su mirada por todo mi cuerpo. Creo que nunca me había sentido tan deseada.

— Hola. — Dije con la voz torpe.

— Hola. — Respondió con la voz igual de intoxicada que la mía.

TE DESEO A TI (CENSURADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora