♠DIECISIETE♠

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Dos semanas después de mi encuentro con Kendra y ante la negativa de Melina de darme su número, supuse que hasta ahí se quedaría todo. Finalmente, eran amigas y si yo había sido su presa de caza, no esperaba que ninguna de las dos flaqueara.

Mi hermana, Judit, me había pedido que la llevara al aeropuerto, pues alcanzaría a mi madre en la ciudad de México para hacer no sé que tantas cosas.

Judit, no era especialmente aficionada a las compras femeninas como mi madre, pero intentaba por todos los medios, mantener una buena relación que le permitiera la libertad de la que ya gozaba. Mi hermana era un poco diferente a lo que mi madre anhelaba y, anteriormente, habían tenido serios encontronazos por la personalidad de Judit, su manera de vestir y hasta por no tener novio.

Ahora, Judit cursaba el último año de bachillerato y aún no había decidido que estudiaría, aunque yo sabia perfectamente a lo que se dedicaría, al menos por algún tiempo.

Judit, quería recorrer el mundo en los torneos de skate.

Obviamente mi madre puso el grito en el cielo y le dejó muy claro que, si no elegía carrera y universidad, entonces la enviaría al extranjero a estudiar lo que ella misma decidiera.

Hoy, ya no es probable que ninguna de las dos se instale en modo supervivencia y se hagan la guerra una a la otra. Pero hubo un tiempo en que ellas no podían estar en la misma habitación sin pelear como perros y gatos.

Ah Judit le gusta llamarlo "Nuestros tiempos oscuros" y quizá lo fueron, para ellas, pero estoy seguro de que yo tuve otros tiempos oscuros que no necesariamente compartí con nadie más.

Aquellos meses antes de ir a Quintana Roo, Judit, había estado muy molesta. Discutía y peleaba por todo lo que mamá decía y siempre terminaba con ella encerrada en su habitación y mamá tomando vino toda la noche.

¿Y mi padre?

No había manera de saberlo.

Recuerdo con detalle una de aquellas noches turbulentas en que mi hermana tomó las riendas de su vida y no de la mejor manera.

Fue un poco más de un año atrás. Un extraño ruido me despertó. Pero no era de esos sonidos abruptos que pueden despertar a toda la casa de un solo golpe. Era más bien un sonido constante como de agua corriendo.

Al principio pensé que estaba lloviendo y lo dejé pasar. Pero poco a poco, una mezcla entre sollozos y gemidos se fueron filtrando entre el tintineo del agua. Caí en la cuenta de que no era lluvia, era una regadera.

Una punzada de preocupación reptó por toda mi columna arrastrando a su paso el miedo y la suspicacia. Esa mezcla de sensaciones que te hace saber que algo va mal, antes de confirmar que algo está muy mal.

Me levanté de un salto, salí al pasillo y presté atención por unos segundos. El sonido venía de la habitación de Judit y corrí hasta ahí, imaginándome lo peor.

TE DESEO A TI (CENSURADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora