♠TREINTA Y TRES♠

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No fue fácil explicarle a Bruno el motivo real por el que estaba viviendo en Quintana Roo y tampoco fue fácil admitir que buscaba acabar con la vida de su amigo. Porque, aunque me pese admitirlo, Ángel era su amigo.

Bruno al principio se molestó muchísimo, pero estábamos en el avión y no pudo golpearme ni elevar demasiado la voz. Lo acepto, fue un plan con maña.

Lo cierto es que no quería enfrentarme a mi hermano de ese modo. Últimamente, decirlo en voz alta me sonaba tan infantil. Tan estúpido.

Bruno me dijo que ya sospechaba que Ángel tenía un pasado trágico porque siempre parecía como si cargara el mundo entero en la espalda.

—Como si no mereciera ser feliz.

Un día antes habría pensado que en efecto no lo merecía, pero en aquel momento ya no estaba tan seguro. Estaba dudando de que la versión de Megan de como habían sido las cosas fuera completamente objetiva y estaba dispuesto a llegar a la verdad.

Si después de recabar mas información, resultaba que Ángel era el hijo de puta que yo creía que era, entonces no tendría paz en esta maldita vida. Porque se la quitaría.

Quería que Bruno me siguiera el juego en esa búsqueda de la verdad, pero él parecía tan reacio.

—¿Acaso no te importa? También era tu hermana. —Exploté levantando un poco la voz, pero me modulé en cuanto la sobre cargo me lanzó una mirada de advertencia.

—Claro que me importa. — Respondió entre susurros. —pero nada de lo que haga le devolverá la vida. ¿Crees que a Vann le hubiera gustado verte consumido por una venganza absurda?

—No podemos saberlo. Esta muerta, ¿Lo olvidas?

—Nunca lo olvido, pero entiendo mi parte de culpa, lo acepto y sigo con mi puta vida. Así funciona Eduardo. Tu deberías hacer lo mismo.

—Hasta que sepa toda la verdad, no puedo estar tranquilo.

—Actúas como si fueras perfecto, Eduardo.

—No soy perfecto, pero soy mejor que él.

—¿Quién lo dice?

—Yo lo digo.

—¡Oh si! El señor perfección. — Bruno rodó los ojos y cruzó los brazos, fastidiado.

—Kendra no debería estar con él. Es demasiada mujer. — Bruno se giró en su asiento y me obligó a mirarlo.

—Y ¿Cómo por qué sale Kendra en esta conversación?

—Por nada, olvídalo.

Bruno se quedó callado, pero me di cuenta de que había cometido una terrible indiscreción.

TE DESEO A TI (CENSURADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora