22
El sonido del agua cayendo, me despertó de una forma suave. Por un breve momento, no fui consciente de en donde me encontraba y de quién era yo.
Era ese passaggio en el que estás con un pie en la inconciencia y otro en la conciencia, donde tu mente se encuentra por completo en blanco y no sabes absolutamente nada.
Ese, creo yo, es el estadio perfecto y a veces, me encantaría permanecer ahí por siempre.
Sin dolor.
Sin preocupaciones.
Sin desilusiones.
Pero ese instante sucede tan rápido como un parpadeo, y cuando todos los recuerdos que habías dejado de lado antes de perderte en lo profundo de tus sueños, te llegan de golpe como caballos salvajes atropellando todo a su paso, es cuando caes en la realidad.
Y a veces, es una mierda.
El sonido del agua cesó y fue entonces cuando entendí que no estaba solo.
La cabeza me dolía como si me hubieran atropellado -quizá los mismos caballos- me reí torpemente de mi propio pensamiento y ese insignificante movimiento, disparó pequeñas punzadas dolorosas en mi frente.
Luego de lo que pareció un minuto interminable, me di cuenta de que estaba vestido, tenía el pantalón deportivo y la playera blanca de cuando había salido del departamento y estaba tendido boca abajo en una cama con dosel de color marfil.
Frente a mí, la luz entraba a raudales por el enorme ventanal a un costado de la cama y se apreciaba una vista imponente de los acantilados y el mar perdiéndose en el horizonte.
Me senté en la cama, tratando de enfocar mi sentido de orientación y luego escuché una voz masculina detrás de mí.
-¡Hola bello durmiente! ¿Todo bien? -
Por un momento no lo reconocí, hasta que me giré para encontrarme con el profesor Eduardo envuelto en una toalla en la cintura y otra más secándose el oscuro cabello que le cubría los ojos.
-¿Qué pasó? - Pregunté mientras me rascaba la cabeza. No recordaba mucho en esos momentos.
-¡Quizá necesites un baño y un café! Anda, métete a la ducha y te espero en la cocina para beber algo que no nos envíe a Wonder Land nuevamente. - Se dio media vuelta y salió por la puerta.
Su actitud era jocosa, algo extraño en él.
Normalmente el profesor Eduardo era un tipo serio, almidonado, con un aura enigmática que traía locas a casi todas sus alumnas. Aunque nunca lo vi pasar el limite con ninguna y curiosamente, era de los pocos profesores que me caían bien.
El punto era... ¿Qué mierda hacía yo en su casa?
Le hice caso y me metí a la ducha.
Mientras el agua tibia comenzaba a caer sobre mi cabeza, despejando un poco las nubes que nublaban mis pensamientos, pensé en lo extraño que era estar metido en el baño de mi profesor, no es como si fuéramos amigos.
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TE DESEO A TI (CENSURADA)
RomanceToda la auto determinación de Kendra colisiona con sus sentimientos cuando se ve envuelta en una espiral decadente de deseo, pasión y amor. Ella esconde un lado que no puede mostrarle a cualquiera y aunque su vida parezca perfecta, no lo es. Nunca h...