Luego de hablar con Ángel, mi alma había vuelto a mi cuerpo.
Pensé que me preguntaría por mi noche de sexo salvaje, pero no. Por suerte, preguntaba si me la había pasado bien en el bar.
Me dijo que Bruno lo había invitado pero que había decidido no ir para darme mi espacio y que no me sintiera acosada o algo así. Mis mejillas se encendieron cuando me dijo eso.
Si supiera que fui yo quien lo acosó durante casi un mes con tal de llevármelo a la cama.
Y aquí estaba ahora, frente a mí ofreciéndome una botella con agua. La cual agradecí. Su voz era grave y baja y me provocaba escalofríos en todo el cuerpo.
No podía negar que me gustaba muchísimo, pero no tanto como para amarrarme a una relación seria con él.
Pero no estaba mal tampoco.
Hablamos tranquilamente por unas dos horas y mientras hablaba con él, dejé de escuchar el bullicio de los demás. Sam chapoteaba en la alberca con Pablo y Esteban. Estos dos eran la sal y la pimienta de todas las fiestas o reuniones.
Bruno y Melina veían a Franco Escamilla en la mega pantalla de su sala y las risas nos alcanzaban de vez en cuando. Franco Escamilla es una mamada y es imposible que no te haga reír con sus monólogos.
Me dijo que estaba ahí porque su papá había sido transferido al juzgado de lo penal en Quintana Roo. Me enteré que tenía dos hermanos mayores en Canadá y una hermana menor que vivía con ellos. Que tenía un perro llamado Byron y que le gustaba el futbol. Como a todos los mexicanos.
Ambos le íbamos al América.
Hablamos de películas. Descubrimos que somos fans de la saga de rápidos y furiosos y de todas las de Jason Statham y el universo de Marvel. Aunque a él parecían agradarle las comedias románticas mientras que yo prefería los vampiros y todo lo paranormal.
Me hizo reír muchísimo.
Y por un momento, me olvidé de todo lo demás a mí alrededor.
Sí, me apendejé y me perdí en sus ojos verdes y sus labios rosas.
Como a las cinco, llegaron las pizzas y nos metimos a ver la última película de los indestructibles. Sam se disculpó y se fue sola a la casa.
Últimamente se la pasaba sola o con sus amigas de la facultad. No la culpábamos por eso, pero nos tenía un poco abandonadas, aunque algo me decía que se había incomodado desde que le pregunté por la chica del bar. ¡Como sea! Ella se había ido por su lado esa noche.
Nos reímos, bromeamos. Luchamos por la última pizza contra Bruno y Pablo y sin darnos cuenta, ya eran casi las diez de la noche. Pablo se despidió y solo quedó Esteban.
¡Puta madre!
— ¿Y si jugamos botella? — Dijo con su cara de idiota. Todos nos miramos y negamos rápidamente.
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TE DESEO A TI (CENSURADA)
RomanceToda la auto determinación de Kendra colisiona con sus sentimientos cuando se ve envuelta en una espiral decadente de deseo, pasión y amor. Ella esconde un lado que no puede mostrarle a cualquiera y aunque su vida parezca perfecta, no lo es. Nunca h...