♠VEINTE♠

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Llegué a la casa de Bruno y lo encontré sentado a la mesa del comedor

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Llegué a la casa de Bruno y lo encontré sentado a la mesa del comedor. Estaba hablando con Melina y al verme, ambos se quedaron callados.

Me causó gracia lo poco discretos que podían ser.

Bruno dijo que estaban hablando de sexo y recibió un manotazo por parte de Melina. Me reí con ganas.

En ocasiones, Bruno podía ser el tipo más torpe.

-Kendra está en la alberca. - Dijo Melina y luego le dio un trago a su cerveza. Le regalé una sonrisa burlona y ella rodó los ojos en respuesta.

Me fui directo a la alberca y la vi tomando el sol, recostada en una tumbona. Me quedé ahí mirándola como un idiota.

Estaba vestida de blanco con los brazos cruzados en el pecho y su larga cabellera oscura regada por cualquier lado. El recuerdo de Vannia me invadió una vez más. Ella también había estado en la misma posición, vestida de blanco y el cabello derramado alrededor de su rostro, pero no junto a una alberca, sino dentro de...

Sacudí la cabeza para alejar el recuerdo, pero no pude evitar que una punzada de culpa se me clavara en el pecho.

¿Cómo podía ser que Kendra, me la recordara tanto y al mismo tiempo, me hiciera olvidarla?

-¿Te divertiste anoche? - Sonreí cuando ella se quitó los lentes y me miró.

-Hola... yo. - Se quedó callada, cubriéndose el sol con la mano.

-Me imagino que sí, honestamente, Melina y Bruno son un torbellino cuando están juntos. - Dije para disimular.

-Yo... sí. Bueno, no precisamente. Fui con algunas amigas de la facultad a un bar cerca del malecón. - Su voz sonaba monofónica y se mesó nerviosamente las manos.

-¿Visitas mucho ese bar? - Sabía que estaba mintiendo, pero me pareció divertido su pésimo intento por ocultar donde estuvo.

La franqueza de Kendra era tan transparente, que era fácil ver cuando intentaba ocultar algo pues, lo hacía torpemente.

-No tanto. Bueno si, un poco. No soy asidua a ningún lugar en específico. -

Era tan fácil hablar con ella, simplemente la cosa más sencilla y amena.

No me di cuenta que tan rápido pasó el tiempo. Comimos, jugamos Kinect, hicimos karaoke y luego, entre los dos le dimos una paliza en el billar a Melina y Bruno.

Pero no todo puede ser sencillo, sobre todo cuando en una relación, ambos tenemos pasado.

Esteban, una de sus conquistas, estuvo con nosotros en casa de Bruno y no le quitaba la vista de encima a Kendra, era como si intentara atraerla telepáticamente. Era algo patético.

El problema no era que hubiera tenido algo que ver con ella, sino que hacía que el ambiente entero se volviera incomodo con sus insinuaciones y sus indirectas. Aunque he de admitir que a Kendra no parecía importarle en absoluto, lo ignoraba olímpicamente, así que, además de sentir algo de pena, el tipo no representaba nada más.

TE DESEO A TI (CENSURADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora