♠ VEINTINUEVE ♠

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Aquel momento fue casi como un dejavu. Sentía las sienes latiendo con fuerza y disparando un dolor agudo en mi cabeza, mi respiración agitada y la visión nublada por las lágrimas de, ¿Qué? ¿Frustración?

Me subí al auto, aflojé mi corbata de un solo tirón y la lancé al asiento de atrás e inmediatamente encendí el aire acondicionado.

Odiaba esa ciudad.

Odiaba su clima caluroso, húmedo, contantemente bochornoso y ese olor a sal que todo el tiempo estaba en el aire. Odiaba todo lo que tenía que ver con el mar y, aun así, ahí estaba, en el estacionamiento de una universidad, dando clases a chicos que probablemente olvidarían todo lo que intentaba enseñarles, soportando el recibir órdenes de funcionarios que incluso tenían faltas de ortografía y todo para consumar una venganza que comenzaba a parecerme absurda.

La idea de que estaba desperdiciando tiempo valioso de mi vida, comenzaba a rondarme en la cabeza de vez en cuando, pero yo la desechaba y la reemplazaba por ese sentido absurdo del honor y la justicia.

¿Dé que le serviría eso a mí hermanita?

En mis esporádicos momentos de lucidez, pensaba que por mucho que lograra vengarme de Ángel, aun así, ella no se levantaría de su sepulcro.

El día que encontré a Ángel y a Megan en su oficina, fue cuando me pregunté de manera consciente, si esa venganza era mía o de alguien más.

¿Realmente quería ver a Ángel destruido?

El chico se había equivocado, estaba de acuerdo con eso. Quería que pagara por lo que le había ocurrido a Vannia aquella noche, pero, comenzaba a sentirme culpable porque, al final del día, ¿Quién era yo para creerme lo de ser juez y verdugo?

Su padre hizo algo incorrecto, había impedido que pagara por sus errores en la cárcel, pero no hizo nada que cualquier otro padre no hubiera hecho.

Ilegal. Si.

Pero si hubiera sido al revés, quizá yo habría hecho lo mismo.

Y luego, sumémosle que en esta venganza nos estábamos llevando entre los pies a gente inocente: Kendra, Samantha, Judit.

Judith.

Ángel también tenía una hermana.

Y aunque yo no había sido participe cuando Megan había llevado al límite a Judit, sino que me enteré mucho tiempo después, lo cierto es que al enterarme me había dado gusto.

Ella me confesó que había contactado con Judit con la intención de saber lo que había ocurrido verdaderamente aquella noche y averiguar dónde estaba su hermano. Lo cual, obviamente consiguió. Aunque el precio para Judit fue demasiado caro.

Cuando me enteré de lo que había ocurrido, fui al hospital y me encontré con la familia de Ángel en la sala de espera. Él tenía a su madre en brazos mientras sollozaba porque su hija se debatía entre la vida y la muerte. La satisfacción me inundo el pecho y me había hecho sonreír el sufrimiento de sus padres.

TE DESEO A TI (CENSURADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora