CAPITULO 54

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-Alex, ¿qué haces aquí? - mi voz comienza a cortarse y en mi garganta empieza a formarse un gran nudo.

-Camila no te cases, por favor – veo como sus ojos comienzan a llenarse de lágrimas – sabes que tu lugar es conmigo, no con él - su respiración es agitada, y los sollozos, al igual que sus lágrimas, no tardan en salir de su boca

Mi mano comienza a tiritar, siento unas inevitables ganas de llorar y no puedo evitar llenarme de rabia y dolor. En un impulso rápido e inesperado mi mano se encontraba dándole una bofetada a Alex. Las lágrimas comienzan a brotar por mis ojos.

- ¿¡Por qué!?, ¿¡Por qué ahora!?-los gritos que salen de mi boca, deben estarse escuchando por todo el lugar- vienes en este momento a confundirme, siempre a intentar hacerme cambiar de opinión, a lastimarme nuevamente, ¿¡Quién eres tú!?, ¿¡Qué derecho tienes, de venir a hacerme esto!? - no puedo evitar comenzar a llorar de una manera desesperada, mi dificultad para respirar se hace más grande.

Alex me toma el rostro y me besa. Sentir su respiración tan cerca de mí, me produce tranquilidad y unas inmensas ganas de querer olvidarme de todo e irme con él, sus labios junto a los míos, me hacía sentir que estaba de vuelta en casa. Pero tengo que caer de nuevo a la realidad.

Yo rápidamente lo empujo, Alex se arrodilla frente a mí, con su cabeza agachada.

-Por favor, quédate conmigo, no te vayas - él rodea mis piernas con sus brazos.

Me suelto de su agarre y me pongo a la misma altura que Alex, le tomo la cara de una manera brusca.

- ¿¡Que me quede contigo!?, ¿¡Vas a amarme sabiendo que espero el hijo de otro hombre!? - es inevitable gritar.

- ¡Sí! Te amo y te amaré para toda la vida, y así como te amo a ti amaré al bebe que esperas.- Alex comienza a llorar con angustia.

-Ya es muy tarde Alex - giró mi rostro para evitar mirarlo, sabía que si lo miraba iba a caer rendida a sus pies.

Alex se levanta rápidamente, y me toma los dos brazos, provocando que yo vuelva a la altura normal con él.

-Dime, dime que ya no me amas, y me rendiré, y te dejaré tranquila, y aceptaré la idea de que te vas a casar con alguien más, y serás feliz al lado de otro hombre, ¡DIME!.

-Lárgate de aquí, por favor.

¿Por qué? Por qué de mi boca no podría pronunciar las palabras, ya no te amo. Porque mi corazón se seguía estremeciendo cada vez que lo veía.

- ¡CAMILA!.

Mi mente quedó completamente en blanco, no sé qué hacer en este momento.

- ¡SEGURIDAD! - grito fuerte para que las personas que están afuera entren.

Los hombres que cuidan el lugar entran rápidamente.

-¡Quiero que saquen a este hombre de aquí ya!.

Los dos hombres agarran a Alex por los brazos y comienzan a sacarlo.

-Camila, por favor no- los ojos de Alex están inundados de lágrimas.

Cierro las puertas rápidamente y en ese momento veo como se escapa la última oportunidad que tenía con Alex.

Mi cuerpo pesa demasiado, caigo al suelo sobre mis rodillas, mis gritos y lágrimas están saliendo, siento como me está quemando esta situación por dentro, el ver a Alex siempre me destruye.

Toda esta situación hizo que comenzara a preguntarme, si esta era la decisión correcta. En ese momento mi madre golpea la puerta de la habitación, abre la puerta y nota en mi rostro el dolor. Corre deprisa hacia mí y toma mi cara entre sus manos.

-¿Qué sucede?

-Mamá, no sé si quiero hacer esto- mi cabeza estaba agachada.

-Hija, nos podemos ir ahora, si no es esto lo que realmente quieres, nos iremos sin mirar atrás.

-¡No!, tengo que hacerlo, yo sé que puedo, solo tengo que calmar esta ola de emociones que tengo en mi pecho y estaré bien- ni siquiera yo me creía tales palabras, todo mi cuerpo quería salir corriendo de esa habitación, pero mi cabeza, y mis recuerdos malos con Alex no me permitían ir hacia él.

-¿Estás segura?, no quiero ver a mi hija infeliz.

-Vamos mamá, es hora de que me case- me levanté del suelo, limpie mis lágrimas, puse mi postura recta y comencé a caminar hacia la puerta.

Mi madre me tomó del brazo y comenzamos a bajar para llegar al lugar donde Stefan me está esperando para casarnos.

La música nupcial comienza a sonar, abren las puertas de la iglesia y allí al final está Stefan, esperándome con una gran sonrisa. Comenzamos a caminar hacia el altar, las piernas me tiemblan demasiado, estoy atada y ya no puedo salir de esto.

-¡ah!, ya recordé- mi madre dice como si un foco averiado de su cabeza, comenzará a funcionar nuevamente.

- ¿Qué recordaste? - mi confusión es notoria.

-Ya recordé donde vi al papa de Stefan, una vez hace mucho tiempo fue a rogarle a tu papá que le ayudará con dinero.

-Espera ¿qué? Debes estar confundida mamá.

Llegamos al final del altar y hago caso omiso al comentario de mi mamá. Stefan me recibe con la mano extendida, yo tomo su mano y quedamos uno al lado del otro.

-Estamos aquí reunidos para celebrar la unión de esta pareja. Así, pues, ya que queréis contraer santo matrimonio, unid vuestras manos, y manifestad vuestro consentimiento ante Dios y su Iglesia. - el padre mira fijamente hacia nosotros- repitan después de mí, Yo, nombre del novio o de la novia, te quiero a ti como legítimo esposa o esposo y me entrego a ti, prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida.

- Yo, Stefan te quiero a ti como legítima esposa y me entrego a ti. Prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida.

Mis manos y piernas no pueden evitar temblar, todas las palabras que dijo el padre se escuchan borrosas en mi mente.

Y para ser sinceros no entendía como Stefan se había grabado las palabras tan rápido, yo me perdí desde el "te quiero a ti".

-Es el turno de la novia- el padre me mira fijamente.

- Yo, Camila, te quiero a ti como legítimo esposo y me entrego a ti- ¡mierda! ¿Qué seguía después de eso?, miró al padre con cara de confusión.

-Prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida- dice el padre mirándome.

-Prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida- repito yo.

Con estas palabras dichas, Stefan torres, ¿acepta usted a Camila Pierce como su legítima esposa?

-Sí, acepto- Stefan responde con seguridad.

-Con estas palabras dichas, Camila Pierce, ¿acepta usted a Stefan Torres como su legítimo esposo?.

Mi corazón está dando un vuelco completamente, mi boca no puede pronunciar palabra. Se hace un silencio en toda la iglesia.

-Camila ¿estás bien? Responde. - Stefan me acaricia la mano.

-Con estas palabras dichas, Camila Pierce, ¿acepta usted a Stefan Torres como su legítimo esposo? - el padre vuelve a repetir la oración.

-Yo... Yo... - mi cabeza gira hacia atrás y al final del pasillo veo a Alex mirándome.

- ¿Camila?.

-Yo... Yo... perdón Stefan.

Suelto las manos de Stefan, sostengo mi vestido por los lados y comienzo a correr hacia donde está Alex.

Él me mira y hace lo mismo que yo, cuando estamos a punto de tocarnos, de estar juntos. De repente escuchó un disparo, todos se tiran al suelo y comienzan a gritar, pero no veo la persona que tiene el arma.

¡El Jefe De Mi Papá!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora