Nunca antes había sentido tal vacío, es como estar en otro lugar, me siento sola completamente sola. Después de haber perdido a mi padre, no quería ver a nadie, había olvidado por completo a la gente que me rodeaba, inclusive a Alex. Cada día que pasaba, cada hora era una nueva llamada de él y una nueva visita, me tocaba por horas la puerta y suplicaba que saliera, hasta que por fin se cansaba y solo se sentaba en el suelo recostándose contra la puerta, yo hacía igual solo me quedaba hay por horas escuchándolo respirar, solo escucharlo me hacía sentirme calmada y poder soportar el dolor.
Después de una semana sin ver a nadie, sin salir de mi habitación, sinceramente no sentía nada, solo me sentía hundida en los recuerdos que tengo con mi padre.
Hoy es su funeral, al principio tenía dudas sobre ir, no quiero que las personas se acerquen a mí diciendo lo mucho que lo sienten, pero es mi padre, y aunque me duela decirlo esa va a ser la última oportunidad que tendré para verlo.
Salgo de mi habitación y Alex está afuera de la puerta, observando con seriedad, realmente no tengo gana alguna de decir algo, así que solo lo observó, tomarme la mano y llevarme hasta la salida de mi casa, y abriéndome la puerta de su auto.
Tengo dudas sobre subirme, no me siento lista para despedirme de mi padre, pero si no es hoy, nunca más tendré la oportunidad.
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El recorrido se siente largo, y esa sensación de vacío vuelve y se hace aún más grande mientras nos acercamos al funeral. Llegamos y Alex se baja para abrirme la puerta de auto, me tomó de la mano y comenzamos a caminar.
Estoy evitando mirar hacia los lados, porque sé que todas las miradas están puestas en mí, y no quiero que me vean y sientan pena o lástima por mí. En este lugar solo están personas desconocidas para mí, no conozco a nadie.
Nos sentamos en las sillas que están ubicadas adelante, y comienzan a pasar varias personas hablando de lo buena persona que era mi padre, amable, gentil y la extraordinaria persona que era. La mitad de esas personas no habrán tenido más de una conversación con mi padre.
Mi madre se para delante y dice una que otra palabra.
-ahora mi hija, ¿puede pasar?
Me levanté de mi asiento, no quiero hablar, siento que si hablo llorare, pero aún no veo a mi padre. Me acercó al ataúd para ver su rostro, un nudo se está formando en mi garganta.
-hoy solo he escuchado que mi papá era gran persona, excelente amigo, pero la mayoría de ustedes nunca lo llegó a conocer, él era gruñón, molesto muchas veces, pero siempre tenía las palabras indicadas para alegrarme, él fue padre y madre, siempre estará presente en mi vida, y sé que él querría que estuviera bien, Sin embargo, no sé cómo haré para vivir sin su alegría, su optimismo, su sabiduría y su gran amor. Mi Padre nunca dejó de decirme cuánto me amaba, ni lo importante que era yo en su vida. No sé cómo haré para vivir sin sus palabras de aliento, de confianza y de orgullo.
Siento como las lágrimas comienzan a salir de mis ojos, estoy realmente destrozada, sin decir más, me acerco nuevamente a su ataúd, y me recuesto en él, pensé que no podía sentir más dolor que el que ya había tenido, pero parece que no cada vez duele más.
Alex se levanta y me abraza, es confortable poder tenerlo conmigo, él es mi cimiento.
Lo tomo de la mano y nos vamos a su casa, subimos a su habitación y nos acostamos, y después de tanto vuelvo a sentir sus labios contra los míos.
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¡El Jefe De Mi Papá!
RomanceQue les puedo decir, sus besos, sus caricias. Se ha abierto paso en mi corazón con solo su mirar, pero como evitarlo. Es que ¡Joder! El jefe de mi papá esta buenísimo.