CAPÍTULO 56

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Mis ojos se abren de a poco, la luz del lugar logra provocar un inmenso dolor de cabeza.

-¡Camila hija!, doctor despertó.

Me siento aún aturdida, y lo ruidosa que es mi madre no ayuda mucho. Siento como el doctor abre mi ojo y pone una linterna.

- ¿Está bien, señorita Pierce? Siga la luz, por favor. Ha estado dormida por tres meses, así que debe intentar despertarse de a poco.

¡TRES MESES!, cómo es posible si hasta hace unos segundos tenía a Alex en mis brazos, demonios Alex, necesito saber dónde está. Aunque en mi mente ronde el nombre de Alex, también está mi bebé.

Logro abrir mis ojos en su totalidad, me duele mucho el cuerpo.

-Mamá Alex y mi bebé, ¿mi bebé está bien?

-El impacto de la bala y el estrés por la situación hizo que tuviera un aborto señorita Pierce.

Mi mente y mi cuerpo comienza a enfurecer, comienzo sentir cómo las lágrimas brotan de mis ojos.

-Mi bebe no tuvo la oportunidad de ver el mundo y me lo arrebatan- comienzo a gritar de la furia. Mi cuerpo duele como el demonio, pero eso no impide que me siente en la camilla, el dolor en mi pecho es aún más grande.

-Alex, mamá Alex- comienzo a desesperarme.

-Hija Alex...

Me paro de la camilla rápidamente, con el cuerpo quemándome de dolor, y corro con dificultad a la recepción.

Me niego a aceptar que algo le pasó a Alex, por mi culpa.

-Alex Hernández ¿Dónde está? - grito

- ¡Camila! Despertaste.

Esa voz, esa voz, es él, estoy segura.

Volteo mi cabeza y mis ojos se cruzan con los suyos. No puedo evitar caer arrodillada al suelo, el dolor, y el estrés, están haciendo efecto en mi cuerpo.

- ¡Alex! -extendiendo mi mano hacia él. Alex corre hacia mí y me toma entre sus brazos- ¿estás bien?, ¿te duele algo?- revisó desesperadamente su rostro y cuerpo.

Estamos llorando, aunque aún no sé si es de tristeza, o felicidad de tenernos frente a frente.

Alex me levanta del suelo y me lleva a la habitación. Me ayuda acostarme en la camilla y él se posa a mi lado. Después de un largo rato, mirándonos fijamente a los ojos, acostados en esa pequeña cama, no puedo evitar soltar una que otra lágrima.

-lo siento- Alex acaricia mi rostro con una de sus manos - No pude protegerte, y tampoco pude proteger a tu bebé.

-Alex, mi bebé, perdí a mi bebé

-Todo va a estar bien, estoy contigo

Siento una presión en mi pecho, y un nudo en mi estómago.

-Ni siquiera pude darle un nombre- las lágrimas siguen cayendo de mis ojos- cómo pude ser tan mala madre, todo esto es mi culpa

-No te atrevas a decir que es tu culpa -Alex me toma y me acerca a su pecho.

Se me hacía inevitable, no culparme por lo sucedido, pero ese hombre, ese hombre, fue el que acabó con la vida de mi bebé. Con estos pensamientos en mi cabeza, me atrevo a preguntar.

- ¿Qué sucedió con el papá de Stefan? – le pregunto con rapidez a Alex.

-La policía acabó con su vida y metió a prisión a su esposa por complicidad.

La puerta de la habitación se abre de golpe, Alex pega el brinco de la cama al observar a la persona que entró al cuarto.

-¡Camila Pierce!, estás loca, recibiste una herida de bala y estabas recorriendo en el hospital.- escuchar los regaños de mi mamá en esta situación me provocan risa.

-Señora Pierce... Hola- la cara de Alex está pálida.

-Qué, por qué tienes esa cara, estás avergonzado, porque te encuentro acostado en la cama con mi hija - mi mamá suelta una risa de lado- te he visto hacerlo durante el tiempo que Camila estaba dormida y te avergüenzas ahora, qué irónico- una sonrisa más notoria se forma en la cara de mi madre.

Parece que estuve durmiendo junto a Alex todo este tiempo.

-Mamá, por favor no es momento

-los voy a dejar solos para que puedan terminar de hablar o dormir, no lo sé, ya regreso - mi madre se acerca a mi oído y susurra- espero que esta vez sí lo hagas bien- se aleja y sale del cuarto con una sonrisa

Solo ver la mirada de Alex me provoca llorar, se acerca a mí y me abraza fuertemente.

- ¿Crees que podamos superar esto? - preguntó con un nudo en la garganta.

Alex toma mi rostro entre sus manos y me mira directo a los ojos.

-Camila Pierce eres mi presente, mi pasado, y vas a ser mi futuro. Eres lo mejor de mi vida, y prometo reír contigo, acompañarte en los momentos difíciles, y crecer juntos todos los días de nuestras vidas. Te amaré en todo momento, estando juntos o separados, y por eso prometo que haré todo lo posible para hacerte feliz- las lágrimas comienzan a brotar de los ojos de Alex.

-Esos parecen votos de matrimonio, señor Fernández- tomó la cara de Alex entre mis manos y lo beso.

-Serán votos de matrimonio si eso quiere señorita Pierce.

[...]

El lugar es frío y deprimente, pero por alguna razón sus tumbas hacen el lugar más familiar y cómodo.

Camino hacia las lápidas con la cabeza agachada y un ramo de flores en mis manos.

El cielo está gris y las gotas no tardan en caer en mi cuerpo, parece que el cielo está sufriendo conmigo.

El altar de mi bebé está junto a la tumba de su abuelo y cerca a la de su padre, colocó flores en cada una de las tumbas, el hecho de que mi bebé esté cerca de mi papá y de Stefan me provoca paz, siento como si estuvieran acompañándose mutuamente.

-Papá, te encargo a mi bebé, cuídalo por mí- el dolor nuevamente se hace presente -Stefan gracias, por protegerme y lo siento, no pude salvarte a ti tampoco, siempre serás parte de mí- las lágrimas corren por mis mejillas.

La idea de perder a Stefan fue realmente impactante, y aunque fui engañada por él, logré sentir que su amor era real, su amor hacia mí y hacia mi bebé.

....

Este es el penúltimo capítulo, esperen con ansias el siguiente. :)

¡El Jefe De Mi Papá!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora