CAPITULO 44

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La idea de estar embarazada estaba muy alejada en mis planes, pero tal vez eran solo nervios, o simplemente algo que comí en el día no me debió caer bien.

-hija, ¿no creerás que estás embarazada?

Me levanto del suelo, miro a mi mamá, sin poder darle respuesta alguna y vuelvo a la mesa de las pruebas para el pastel, escucho como los pasos de ella me siguen.

-Camila ven aquí, tenemos que hablar.

Yo la ignoro, me daba miedo mirarla, tal vez porque en alguna parte de mí entraba la posibilidad de estar embarazada.

Mi madre me agarra del brazo y me saca del lugar.

-Camila dime que no estás embarazada

Me acerco a ella y tomo su cara con mis manos acercándola a mí.

-mamá, no estoy embarazada.

Creo que escuchar eso la tranquilizo, pero aun así la duda aún estaba en mí, demonios, si mi madre no hubiera tocado el tema en estos momentos estaría tranquila.

Después de escoger el sabor del pastel, nos decidimos a volver a casa, al entrar a casa me puse mi pijama y me senté en el sofá con un plato de cereales en la mano, mientras mi madre cocinaba en la cocina.

-hija puedes venir un segundo

Estaba tan cómoda y ahora ya por fin me había sentido relajada, me tenía que molestar con más cosas de la boda.

-¿te parece que esto está fresco?

Mi madre saca un pescado de la nevera y me lo muestra, Dios no, otra vez no, comienzo a vomitar en la lava platos.

Sentí la mirada penetrante de mi madre en la espalda.

-Camila te vamos a hacer una prueba de embarazo ya

-mamá, no es nada, solo estoy enferma.

Creo que nada que le diga va a lograr calmarla, y cuando algo se le mete en la cabeza no hay quien se lo saque.

Mi mamá toma el celular y llama a nuestro médico para que venga a la casa, después de unas horas por fin llega el médico, yo estaba completamente paralizada en el sofá solo esperando el momento en el que escuchara como tocaban la puerta.

El hecho de estar embarazada no entraba en mi cabeza, ni mucho menos en mis planes.

Tocan la puerta y ese sonido hace que salte de sofá, mi madre se levanta para abrir la puerta.

-buenas tardes, doctor, pase.

Mi madre le explica la situación y el doctor se sienta a mi lado, toma la aguja y saca un poco de sangre de mi brazo.

-bien, eso es todo, las llamaré cuando tenga los resultados.

El doctor sale de la casa y veo que mi mamá está más nerviosa que yo.

Ya ha pasado mucho tiempo, aún no recibimos llamada alguna del doctor y mi mamá no deja de caminar por toda la habitación.

Me levanto y me acerco a espejo que se encuentra en la sala, levanto mi blusa y comienzo a tocar mi estómago, por mi mente pasan demasiadas cosas, pienso en mí, en mi futuro, si llegara a estar embarazada y como sería mi vida si tuviera un bebe.

El teléfono suena, pero aun así yo sigo concentrada en mí.

-vale entiendo gracias doctor.

Escucho el sonido del botón de colgar del celular de mi mamá y una presión se me hace en el pecho.

-camila

¡El Jefe De Mi Papá!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora