-Mamá, ¿dime que te dijo?.
El silencio de mi madre se estaba haciendo cada vez más grande, en la cara de mi madre no había expresión alguna.
-Camila hija.
-Mamá, ya dime.
Se estaba volviendo molesto tanta tensión que se estaba formando y deseaba en ese momento yo haber contestado el teléfono y no mi madre.
-es positivo.
Dios mío, el agujero negro en mi estómago se estaba haciendo cada vez más grande, por mi mente pasaron demasiadas cosas y el dolor de cabeza me comenzaba a invadir lentamente, caigo casi como un muerto en el sofá, sin poder decir palabra alguna, sentía un nudo en la garganta.
Pongo las manos en mi estómago y la idea de tener a alguien creciendo dentro de mí me aterrorizaba y la idea de ser madre tan joven me aterrorizaba mil veces más.
Mi madre se sienta a mi lado y pone su mano en mi estómago.
-tienes que decirle a Stefan.
-no estoy lista, mamá, aún no estoy lista.
Me levanto de sofá y por fin puedo articular palabra, pero lo único que se oye salir de mi boca es desesperación y gritos.
-Hola, ¿cómo están?
En ese momento Stefan entra por la puerta, y su cara queda seria al verme, pálida y agitada.
-voy a salir un momento, ustedes tienen que hablar.
En estos instantes estoy odiando a mi madre por dejarme sola en este momento, veo cómo sale de la casa y me hace una mirada matadora, la cual entiendo a la perfección era una seña para que le contara a Stefan la verdad.
-Camila, ¿qué pasa?
Stefan se sienta en el sofá y me extiende la mano para que me siente a su lado. Yo me siento con él, y aún no sé qué decir.
-Camila me estás asustando
Sentía como el ambiente se hacía cada vez más tenso, pero tenía que decir algo, algo tenía que salir de mi boca.
-necesito que me ayudes con las invitaciones para la boda.
Fue lo primero que se me ocurrió decir, ya que aún no estaba lista para decirle la verdad.
-para eso hiciste tanto misterio, perdón, pero no puedo tendrás que hacerlo sola.
Por un momento pensé que lo que dije no iba a ser muy creíble para él.
-está bien, no importa, lo haré yo.
Me levanto de la silla, tomo el paquete que había dejado y corro hasta mi habitación y me tumbo en mi cama.
Dejo al lado de mi cama el vestido que Alex me mando, abro la caja y comienzo a tocar la tela y todo se vuelve aún más estresante y pongo mis manos en la cabeza, porque la verdad era que yo no quería afrontar lo que verdaderamente pasaba.
Lo complicado de decirle la verdad a Stefan no era que no supiera como decirle, o como iba a reaccionar, o si estaba lista para ser mama, simplemente era el hecho de que no estaba segura si Stefan era el padre del bebe.
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¡El Jefe De Mi Papá!
RomanceQue les puedo decir, sus besos, sus caricias. Se ha abierto paso en mi corazón con solo su mirar, pero como evitarlo. Es que ¡Joder! El jefe de mi papá esta buenísimo.