11. Viva las Vegas

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Austin

Una hora y cuarto fue el tiempo que hicimos.

El vino empezaba hacer su efecto.

—¡Bienvenida a Las Vegas, Dani!—hable mirando por la ventanilla.

Aterrizamos más rápido de lo que pensé.

—¿A dónde vamos a ir?—pregunto guardando su teléfono en la bolsa de su pantalón.

—¿Qué tal suena el hotel international?

Pensé que se caería cuando detuvo su caminata por las escaleras.

—es broma, ¿verdad?

Mire mi teléfono, —No, vamos a hospedarnos allá durante estos tres días.

Tenía unas cosas planeadas, pero necesitaba sacarla de Los Ángeles aun lugar más neutro. O al menos eso pensaba hasta que el primer disparo de las cámaras de los paparazzi se hizo notar.

—¡Austin!

—¡Acá por favor!

Tome de la mano a Daniela y subimos al auto.

—Viva Las Vegas—respondió poniéndose los lentes que le había enviado.

—Pensé que ya lo nos tenías.

—Ah, ¿l-los quieres de vuelta?—se los quito.

—No, son para ti mi amor—la tomé de la mano y se los puse de nuevo.

La avenida principal estaba repleta de casinos, hoteles, capillas del amor, réplicas de monumentos, las pantallas anunciaban diferentes cosas. Y un sinfín de carros de todas las marcas se veían desfilar.

—¡Mira!—bajo la ventana y apunto, era uno de los promocionales de la película, llevaba el traje rosa, la guitarra y las chicas queriéndome agarrar.

El carro se detuvo justo enfrente de las puertas del hotel, el valet abrió la puerta de Dani y la mía; las maletas fueron bajadas y llevadas a la recepción, nada se comparaba con la belleza de ella, por más que chicas pasaran y pasaran mi atención estaba puesta en ella.

Mi teléfono vibro.

De:....
¿me extrañaste?

—¿dos? o ¿una suite?—pregunto la recepcionista.

—Una suite—respondí con una idea fabricándose en mi mente.

Termino de activar las dos llaves de la suite, firme unos papeles y nuestras cosas fueron llevadas, Dani estaba tan emocionada e impresionada por nuestra estancia en uno de los lugares más emblemáticos en Nevada.

—Gracias—le entregue veinte dólares al botones.

—¡dime que estas jugando!—se quito los lentes y camino por toda la habitación, pero lo que inclusive a mi me llamo la atención fue la vista que teniamos, sus ojos de Daniela tenían un brillo tan especial y hermoso que desearía nunca dejarlos de ver, —¿acaso no había otra habitación?

¡aprovecha esa oportunidad!

—No, ya no habia—la tome de la mano y la lleve a la pequeña sala que había a unos pasos de nosotros, me senté en la mesita y tome sus manos entre las mías. —No tienes de que preocuparte, yo dormiré en el sillón o a menos que quieras me dormiré contigo. Pero quiero que sepas que hice esto para pasar tiempo contigo.

Una sonrisa se dibujó en su rostro—te agradezco el haberme traído—puso su mano en mi mejilla, —¿podemos salir a caminar al rato?

Asentí con entusiasmo, por esa chica viajaría hasta la luna, y el fin del mundo para verla feliz.

—pero no creas que vas a poder dormir en el cuarto—salió corriendo, dejando su risa en su paso.

De:...
Aunque borres mis mensajes, no te puedes deshacer de mí.

—¡ahorita vengo!—avise, pero no hubo respuesta alguna, la puerta estaba cerrada así que con bastante cuidado la abrí revelando a una Dani dormida tiernamente abrazando un de las almohadas. —Vuelvo en un rato—le susurre y bese su frente.

Salí del hotel a una de las tiendas de recuerdos, varias chicas me reconocieron y corrieron a pedirme fotos, eso hizo que todos los que estaban en ese momento hicieran lo mismo; les tuve que pedir un momento para lograr comprar lo que necesitábamos, pedí que lo envolvieran con una caja de regalo y un enorme moño dorado y pague; fui testigo de cómo dos chicos salían de la capilla del amor casados por un Elvis, la chica llevaba un vestido rojo corto con un velo blanco lo suficiente corto para ser de una novia; el chico una playera blanca interior y pantalón negro se veían lo suficientemente enamorados como para haberse casado en Las Vegas, aunque este lugar era igualmente famoso por ser en donde las parejas de enamorados se podían casar libremente sin temor a sus familias o personas externas a ellos.

El amor, el amor.

Regrese a la habitación y una vista bastante hermosa me recibió, Dani estaba en ropa interior de color negro, su cuerpo era lo más hermoso que había visto, —¡Austin!—se intentó cubrir pero esa imagen ya estaba guardada en mi mente, salió corriendo al cuarto cerrando la puerta detrás de ella.

Toqué la puerta intentando arreglar un poco la situación, —No vi nada, lo juro—acerque el oído a la puerta en espera de su respuesta.

La puerta se abrió haciendo que casi cayera de cara contra el suelo, me levante rápido pero tuve la oportunidad de verla de otra manera, llevaba un short de mezclilla con una blusa un tanto suelta en la mano derecha el anillo, y su cabello castaño suelto, —¡hermosa!—fue lo único que pude decir al salir de mi transe, —te compre algo—tome el regalo y se le entregue.

—Una cámara.

—Si, con rollo, cuando regresos a Los Ángeles las podemos revelar.

—Gracias—me abrazó.

Y tal como habías dicho salimos a caminar por las calles, ella se encargo de capturar cada momento, aunque fuera pequeño, tomamos fotos en la torre Eiffel, la esfinge y la estatua de la libertad, nos tomamos fotos en las fuentes danzantes. Ella se ponía en donde quería las fotos y yo se las tomaba, hasta que llegamos a una esquina en donde un imitador de Elvis estaba terminando de cantar burning love—te tomo una foto con el—me empujo para que pusiera a su lado y ese momento quedo capturado por la cámara; entramos a todos los casinos que pudimos, paseamos en góndolas por los canales. Les pedíamos a cualquier persona que estuviera pasando en ese momento que nos tomara fotos.

Sin que ella se diera cuenta, o al menos sin querer parecer un acosador veía a Daniela, sus facciones, esos ojos, sus mejillas que puedan estar normal pero en un segundo están tan rojas como un tomate, y esos labios que siempre conservan el color rojo que me encanta; ella era la chica que me había robado el corazón como ninguna otra lo había hecho, y a la cual siempre llevaría en la mente pasará lo que pasará.

Al regresar al hotel una visita al bar que seria "rápida" termino en los dos cantando a todo pulmón de camino a la habitación.

Pero una nueva notificación me hizo perder un poco la cabeza.

De:...
Nos veremos más pronto de lo que crees.

Mi novio es el ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora