39. Creo que nos equivocamos

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Holaa!

aqui les traigo un nuevo capitulo que los hará llorar, soñar, e incluso gritarle al telefono.

espero les guste.

+18, leer bajo su propio riesgo

Daniela

No pude más necesitaba descargar todo lo que llevaba escondiendo durante tantos meses.

Me senté y empecé por quitarle esa horrible sudadera negra que llevaba, arrogué su camisa por algún lugar de la sala. Y en un cambio repentino de movimientos termine encima de el con una pierna a cada lado de su cintura. Puso sus manos sobre mi cintura pidiéndome moverme hacia atrás y hacia adelante.

—No, no—hable levantando el cuello para darle más acceso a esos besos húmedos que tanto me encantaban.

—¿Por qué?—pregunto como si el aire le faltaba.

Me levante sin querer despegar mis labios de los suyos. —Aquí no—fue lo único que pude decir cuando sus manos subieron por mis caderas y llegaron a mis senos.

Como si fuera lo más liviano tomo mis piernas y las enrollo alrededor de su cintura subiendo las escaleras deteniéndonos en algunos escalones para recuperar el aire entre aquellos besos tan candentes. A como dio el lugar llegamos al cuarto principal, podía sentir la erección de Austin contra mi entrada. Sin decir nada me aventó a la cama, para gatear desde los pies de esta hasta alcanzarme, me quito el short.

—Abre las piernas.

Gruño contra mis labios, no era una petición, era una orden, pues entre tantos besos las había cerrado, manteniéndolo ligeramente apartado y su erección contra mis rodillas.

Tomo mi cabello, y nuestros ojos se encontraron. Lo iba a retar y ello me causaba gracia.

—Abre las piernas, reportera—repitió apretando más su agarre de mi cabello.

Le sonreí, lista para seguir retándolo. —No.

Me volvió a besar, su boca incesante sobre la mía, reclamándome, dejándome, suplicante por más. Me gustaba incitarlo, retarlo y más ahora después de tanto tiempo separados. Metió su mano libre entre mis piernas, luche por tratar de mantenerlas cerradas, apretando su mano, pero logro llegar a mis bragas, su dedo rozando por encima de las mismas, robándome un gemido.

Dejo mis labios para bajar por mi cuello rozando sus labios por la cadena, bajando aun más hasta mis pechos, chupándolos y mordiéndolos por encima de la blusa de tirantes.

Utilizo su dedo para echar mis panties hacia un lado y tocarme ahí directamente con su pulgar, —Oh, Austin—deje caer la cabeza hacia atrás.

—¿Crees que puedas resistirte a mí, aun después de tanto tiempo?—me preguntó, aunque por cómo me tenía creo que debería de ser más que obvio.

Austin.

Entre jadeos, susurró, —Si...puedo.

Levante una ceja, liberando su cabello y usando ambas manos para quitarle su ropa interior.

—No, Austin, no—murmuraba, pero no oponía resistencia alguna, si quería jugar era hora de jugar.

Bruscamente la obligue a abrir las piernas, se estremeció, sus manos empujaron mi pecho en un intento fallido de alejarme. La tome de la parte de atrás de las rodillas y la jale hasta que quedara en la orilla de la cama, abierta y expuesta para mí. Me contuve, listo para que ella suplicara.

Mi novio es el ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora