16. Ultima oportunidad II

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-Austin, te juro que si no apagas tu teléfono lo voy a lanzar por la ventana-me di vuelta en la cama.

Espera, ¿Qué?

Como si todo hubiera sido un sueño me levante y camine a la cocina, todo parecía de lo más normal, todo en su lugar perfectamente acomodado-debí haber soñado-o al menos eso pensaba hasta que me tope con toda la sala lleva de fotografías de Austin y mías en Las Vegas, -Ohh, ok-seguí a la cocina, necesitaba algo para mi cabeza, estaba estallando y todo gracias a que me puse a jugar con pistolas de pintura con Sixx.

-Te voy a matar, Sixx-susurre tomando el vaso de agua y una pastilla.

Salí de la cocina y un sorbo apenas le pude dar a mi vaso cuando un Austin Butler paso del baño a mi cuarto con una toalla enrollada en la parte de abajo y las gotas resbalaban por ello, dejando al descubierto su abdomen marcado; unos cuantos mechones de su cabello rubio seguía escurriendo y otros cuantos estaban pegados a su frente, puedo jurar que la boca se me fue hasta el suelo y estaba babeando a más no poder.

-buenos días-sonrío.

-b-buenas las tengas-respondí y una risa nerviosa y torcida se dibujo en su rostro, -digo, quiero, digo, buenos días.

-¡Qué torpe!-me susurre, pasándome el vaso de agua por toda la cara para calmar el calor que se empezaba a sentir en el departamento. Pero fue en vano.

-¡Dani!-grito desde el cuarto.

Así como no queriendo entre al cuarto, seguía con la toalla en su cintura.

Ay virgen ayúdame.

Rezaba mentalmente para que no notara lo que estaba sintiendo.

-¡ay!, si te doy, y no consejos-me mordí el labio.

-¿qué?-pregunto girando en sus talones y mirándome.

-¿qué?-repetí, -no, nada. ¿Qué paso, Austin?

Sin decir ni una sola palabra, ni gestos, ni miradas camino hasta mi y me abrazo de una manera tan indescriptible que sentía una enorme mezcla de todo, pero lo que si estaba más que claro era que me sentía segura.

-Puedo sentir como late tu corazón-susurró. -Y es bueno saber que late por mí.

-Siempre latirá por ti-sonreí contra su pecho. -Pero para que quede claro, esta es tu ultima oportunidad de tener aun mi corazón para ti.

Me separe unos centímetros para encontrarme con sus ojos azules que recorren mi cuerpo deteniéndose en la abertura del vestido a la mitad de mis senos. -Me vuelves loco-sin despegar sus ojos de los míos, quito mi vestido por encima de mis brazos, estaba semi desnuda, solo llevaba unas bragas de color negro.

Me levanto, y enrolle mis piernas alrededor de su cintura sintiendo como se empezaba a poner duro, -te mostrare que tan loco me pones.

Sus labios caen sobre los míos en un beso bastante posesivo, y abrumadoramente delicioso.

Me recostó en la cama, mirándome de una manera tan ardiente que puedo jurar que por donde esta pasaba me incendiaba.

-Abre las piernas- gruño contra mis labios, al parecer no era una petición, si no una orden; entre tantos besos me las había ingeniado para cerrarlas, manteniéndome alejado ligeramente de él, su erección estaba presionada sobre mis rodillas.

-Abre las piernas, Dani-repitió, apretando mi cuello.

Le sonreí y tenia ganas de retarlo, -No.

Me beso de nuevo, sus labios me reclamaban y dejaban jadeante de más. Me gustaba incitarlo, retarlo y ver hasta donde sería capaz de llegar; mientras me devora mete su mano libre entre mis piernas, las cuales intento de mantener cerradas, pero ni ello detiene que lo lograra.

Mi novio es el ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora