El desollado

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Beth

Cruzamos el condado de Hamp, siguiendo al autobús escolar que conducía el señor Alfred. Por las calles había autos abandonados y otros quemados. No había ni un alma en miles de kilometros a la redonda. Chandler permanecia en silencio. A su lado, fingí no darme cuenta de su semblante inquieto. Recorrimos una carretera semperteante hasta llegar a la pequeña region llamada pequeña Dixie. La cual era conocida por ser una zona campestre. Entramos en un largo camino empedrado hasta donde estaciono el autobús escolar, a la sombra de un enorme y frondoso árbol de eucalipto. Justo al lado, Chandler dejo su convertible.

-No te separes de mi-Dijo en un murmullo apenas audible. Tome de la mano a Dyland y camine cerca de Chandler. Las chicas Sawyer se adelantaron a la casa, mientras que Alfred se unió a nosotros mostrandose interesado en ser hospitalario.
-Asi como los encontramos a ustedes también hemos hallado a otros sobrevivientes...
Alfred señala a la distancia, en dirección hacia donde habían sabanas colgadas y recién lavadas que ondulaban perezosamente por la brisa. De espalda estaban una mujer de pelo corto grisáceo y a su lado estaba una chica rubia con un bonito vestido de flores, la cual sostenía una cesta.
Ruedo la mirada para observar la vivienda. Resulto que la casa era enorme y simétrica, muy al estilo sureño, construida con armazón de madera, piedras, troncos y ladrillos. Tenia un porche delantero con techo de cobertizo.

-Es algo antiguo pero ha llegado a ser nuestro hogar...

El señor Alfred hablaba con algo de ensoñación.
-¿Quiere decir que no es suya?-

-La encontramos por casualidad-

-Ya veo-
El señor Alfred le hizo señas a las mujeres para que se acercaran.
-Ellas son Matil y su hija Lily
Ambas sonrieron.
-Soy Beth, el es mi hermanito Dyland y este es Chandler..

-Es un gusto-Dijo la mujer de pelo grisáceo
Teniéndolas cerca me di cuenta de algo.
Lily estaba embarazada.

-Nuestra familia es de tres miembros...

-Cierto, falta mi novio...

-Estamos encantados de conocerlos..-Murmuro con cortesía

-Habla por ti misma-
Ambas mujeres se miraron entre si

-Solo esta bromeando-

-El joven Chandler tiene un sentido del humor muy peculiar...

Chandler los ignora y sigue su camino obligando a los demás a imitar sus pasos.
Dentro de la casa, nos recibe un ambiente acogedor y cálido. Las paredes estaban decoradas con papel tapiz en tonos pastel y alfombras metalizadas cubrían el suelo de madera pulida.
Hay un olor en el aire a comida casera muy penetrante. Mis tripas se retuercen deseosas de tener algo de alimento.

Había olvidado la última vez que comí algo decente.

-Será mejor que les asigne una habitación mientras se quedan aqui, así podrán descansar y reordenar sus ideas...

Seguimos a Alfred por las escaleras y nos lleva al segundo piso. Hay cinco habitaciones separadas por un corredor. La casa posee tres sanitarios distribuidos para las cinco habitaciones.
Alfredo señala el cual será la habitación de cada uno.
Reso para tener algo de privacidad.
Después que Alfred se va. Chandler ni siquiera dice nada solo entra en su habitación y cierra con un portazo. La nuestra esta al frente.

Me encojo de hombros.

Así que me ocupo en primer lugar de Dyland, busco toallas y lo llevo a que tome un ducha larga. Cuando por fin esta listo de regreso a nuestra habitación, encuentro sobre la cama comida caliente. Era un rico estofado de carne. Le encargo a Dyland comer y me apresuro a ir a tomar mi baño. Cierro bien la puerta y proceso a desnudarme. Miro al espejo todos los moretones y rasguños que están plasmados sobre mi piel. Me veo horriblemente demacrada y ojerosa.
Ya no queda ni un solo rastro de la chica delicada que solía ser.
Con un suspiro me alejo del espejo y abro la llave de la ducha.
El agua fría cae sobre mi cabeza y mis hombros empapando todo mi cuerpo. La sensación de frescura es inmediata y me tranquiliza.
Lavo mi cabello con shampoo y estrujó mi piel con un jabón de fragancia floral.
No recuerdo la última vez que hice algo como esto. Lo que hace que recuerde mi casa.
Y la vida que llevaba antes de todo esto.
A mi madre, a Conar
A Angie que era mi mejor amiga y a sus hermanos.
¿Donde estarán?
Le pedía al cielo que estuvieran a salvo.
Cierro la llave y envuelvo mi cabello en una toalla y me cubro el cuerpo con la otra.
Abro la puerta del baño y de soslayo miro una silueta que va cruzando el corredor y se detiene.

El Club De La Dimensión MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora