Combustion permanente

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                             Abigail

Veo como sus dedos blancos y largos se mueven sobre el vidrio, esos mismos dedos que  trabajaron con una deliciosa delicadeza ciertas partes de mi cuerpo, observo como se deslizan y se enrollan alrededor de la botella.
Noto como se relame los labios con lentitud mientras me mira con un toque lascivo.
Y ese sencillo gesto sugerente impacta directo en mi vagina.
Mi corazón enloquecido empieza a agitarse dentro de mi pecho y mis mejillas se calientan.
Imagino unos cuantos usos que podrían darle a esa boca y a esa botella.
Dios mio.
¿En que estoy pensando?¿porque tengo ese tipo de pensamientos tan pecaminosos con el?
Sacudo la cara roja como una remolacha.

Y entonces me llega el olor del liquido y quiero vomitar.

Llevaba horas conduciendo, y no tenia nada en el estomago. Si bien habíamos hecho un par de paradas para descansar, pero estar mucho tiempo a la hintemperie estaba volviendome loca. Necesitaba un baño con urgencia y un techo para pasar la noche.
Conar no había dicho una sola palabra desde que nos alejamos de lo que había sido alguna vez el pacífico vecindario donde vivió, ahora reducido a un puñado de miseria y desolación. 

Tampoco había dicho gran cosa cuando nos detuvimos a mitad de la carretera. Intente, con nerviosismo encender la maldita cafetera pero ni siquiera hacia ademán de querer andar el motor. Golpee varias veces la bocina del volante llena de frustración.

—Jamas va a encender...
Dijo al fin con voz cansina.
—¿Que?
—No tiene combustible...
Y señalo con unos de sus dedos largos una lucesita que parpadeaba de color rojo en el tablero.
De inmediato me sentí como una completa idiota.

Me ruborice y aparte la mirada.
Mas preocupada de su cercania y de lo que el olor a whiskey podría hacerme.

—Necesitamos buscar algo con que trasladarnos

Buen punto.
—¿Adonde vamos específicamente?

Y me vuelvo a mirarlo deseosa de escuchar su voz de nuevo.
Conar esta inexpresivo. Su mirada enfocada en algun lugar del camino.

—A cualquier lugar donde nos sorprenda la muerte...

Parpadeo incapaz de darle sentido a sus palabras. Una parte de mi tiene miedo pero hay otra que se mantiene alerta y se niega a rendirse.
La única  certeza que tengo aparte de que soy mujer es que no quiero morir.
Por lo menos no tan pronto.
Mucho menos ahora que cargo conmigo a este bebe. A mi bebe.
No digo nada mas.
Por el momento no quiero compartir la noticia con el.
No se muy bien porque.
Pero si asi lo hiciera ¿como reaccionaria?
Sacudo la cabeza determinada a guardar mi secreto todo el tiempo que sea posible.

—Tambien debemos conseguir algo para comer...
—Yo no tengo hambre
Dice con demasiada tranquilidad, dando por sentado mis propias necesidades.

—Yo necesito comer algo, Conar.
El se encoge de hombros.
—Tambien necesito algunas cosas para tu herida y  suplementos   para mi tal vez podriamos buscar una farmacia o algo...

—Yo estoy bien y de que suplementos hablas?
—Soy una chica y las chicas necesitamos cosas de chicas...
Miento sin dar detalles .

Conar suspira.

—Dime la verdad ¿estas enferma?
Pongo los ojos en blanco.

—Te he visto vomitar muy seguido.

—No estoy enferma..
Contesto con sequedad y abro la puerta del copiloto, dandole la espalda y lanzando mi cuerpo fuera del vehículo.
—Lo que digas...
Alcance a oir antes de cerrar con un portazo

Y eso da por zanjada la discusion.

No se exactamente hacia donde nos dirigimos. Solo caminamos al azar por las calles abandonadas, repletas de desperdicios y hojas de panfletos. Miro a mi derecha y mis ojos caen en las tiendas que fueron asaltadas, cuyos aparadores fueron destruidos y se me ocurre que quizás podría entrar en alguna y tomar algo de ropa para mi y vuelvo sigilosamente al hombre que camina detrás de mi.
Su torso desnudo esta tan sucio y manchado de sangre pero aun asi es deslumbrante.
Su amplio pecho y su abdomen con músculos de piedra, me calientan el vientre bajo.
Aparto bruscamente la vista.
Mi estómago gruñe, prácticamente se esta devorando así mismo
Llevo tantos días que no como algo.

El Club De La Dimensión MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora