El Club De La Dimensión M

Lazos sangrientos

                              Alden

La esperanza es como una pequeña flama que no se apaga nunca.✨💫

Al principio no estaba muy seguro de lo que estaba buscando. Ni tampoco como demostrarlo con hechos. Solo era cosa de un presentimiento, de una certeza.
Me decía a mi mismo
"Es que lo siento en los huesos"
¿Como puedo ignorarlo?
Si lo hago voy a morir...

Es tan  simple....

Creo firmemente que  el amor es algo puro y milagroso.
Estoy consciente de que suena bastante cursi pero es la unica verdad.
Creo que el amor puede salvarnos a todos, sobretodo a aquellos que han caído en la maldicion de la muerte.
Es una idea que simplemente no puedo abandonar.
No he dormido nada, estoy deambulando como un jodido fantasma por toda la casa atento a mis notas, ojeando libros y subrayando posibles errores.
Alguien dijo alguna vez...
"Un objetivo sin un plan es solo un deseo"
Deje a un lado mis sentimientos y mi propio dolor y me concentre en hacer realidad mis sospechas. Me niego a simplemente dejarlos ir así como así.

Así que despues de reventar mi cerebro pensando y  dandole vueltas al asunto.
Le hice caso a mi corazonada.

Por lo que empece con lo que habia planteado. En primer lugar elegí la observación, sin duda un rasgo importante.

Noté que ambos, tanto Anton como Angie tan pronto se levantaron despues de sus muertes les sobrevinieron cambios muy marcados tanto en su forma física como en su manera de actuar.
Su apariencia era diferente, su piel era entre gris y verdosa cubierta por venas oscuras. Sus ojos eran legañosos y sin brillo. Y todo lo que tenia que ver con su humanidad estaba practicamente nulo.

Como ninguno de nosotros había estado en contacto con alguno de ellos, todo era desesperante. Ninguno de los dos tuvo el valor para enterrarlos pero creo que en el fondo nos aferrabamos a no perderlos. Gus estaba tan perdido y asustado, lloraba la muerte de nuestros hermanos todos los días. En cambio, yo debía enderezar mis hombros y respirar profundo.
A menudo apretaba los dientes cada vez que el hueco en mi pecho amenazaba con hacerme desaparecer.
Soy una persona muy orgullosa.
Suelo ser el que planta la cara con tanta seriedad que algunos piensan que es prepotencia. Gus es muy diferente, el es mas risas que otra cosa.
Mi pequeño hermanito no ha llegado a comprender que por la vida no se puede ir solo haciendo reír.
Sin embargo me tiene a mi para cuidarlo.
Me detengo por un momento y lo veo echado sobre el sofá de la sala. Esta dormido profundamente pero aun así habla como si estuviera despierto.
No le presto atención a sus frases sueltas y lo cubro con una manta. Luego subo las escaleras y entro a la habitación con Anton y Angie.
Me quedo mirándolos detenidamente mientras se retuercen por liberarse y lanzarce contra mi para devorarme hasta que solo queden mis huesos.
Esa imagen de ellos dos sobre mi, es un chiste cruel.
—Humanos, no se comen. Los humanos no...
Levanto la mano y los dos siguen mi movimiento.
—Los humanos no se comen. No se comen...
Sus dientes chasquean y crujen descontrolados.
—Repetiré esto para ustedes hasta que logren comprenderlo...

Entonces es cuando se me ocurre algo, se supone que estan muertos, los muertos no pueden moverse, sentir u oler algo.
Entonces como es  que ellos se levantan y  pueden captar un movimiento por pequeño que sea?
Tengo dos teorías al respecto.
La primera: puede ser probable algun tipo de actividad cerebral aunque a baja escala.
La segunda: el cerebro no solo es el único  órgano que funciona. También parecen estar presentes los sentidos.
De pronto el entendimiento me golpea la cabeza como lo haria una bola de billar.

Doy un grito de jubilo y comienzo a saltar como loco alrededor de la habitación.
—¿Que es lo que pasa?—La voz angustiada de Gus llega desde las escaleras y sus pasos apresurados arremeten contra los escalones y luego contra el piso del pasillo.