DESDE LA VENTANA

1 0 0
                                    

Desde la ventana veía como los árboles pasaban con gran velocidad, las señales de alto anticipándose a una calamidad, el cielo nublado con una espesa oscuridad, las franjas blancas del suelo que no dejaba de contar, la brisa moviendo mi cabello como si quisiera hacerlo bailar, las luces de las tiendas atrayendo toda mi curiosidad, los clubes llenos de personas que querían festejar, las filas interminables del luminoso lugar, el olor de los restaurantes que te ignotizaban con el menú especial, los vestidos que en las vitrinas los maniquíes no dejaban de modelar, la ciudad con su brillo interestelar, que desde el auto tenía la dicha de presenciar.

De un momento a otro la escena empezó a cambiar, la sociedad se había quedado atrás, las ráfagas de viento rompían con agresividad, el cielo no dejaba de llorar, los truenos acababan con mi tranquilidad, veía miedo en los ojos celestes de mamá, en la carretera la niebla nos absorbía cada ves más, mi corazón presentía que algo malo iba a pasar, en la radio las canciones románticas dejaron de sonar, el claxon del auto no dejaba de pitar, los movimientos bruscos del auto me lastimaban con severidad, la llantas que derrapaban no se podían controlar, los gritos me quitaron toda la seguridad, los latidos de mi corazón se podían escuchar, el dolor se apodero de mi cuerpo al chocar.

Estaba desorientada al despertar, sentía como la lluvia mi cara no dejaba de mojar, como mis piernas no podían caminar, como mis manos no se podían ni arrastrar, sólo podía ver como la situación empeoraba al intentar escapar, el fuego me empezaba a abrazar, estaba encarcelada en los restos del auto que solía manejar, junto a él cadáver de la única persona que confiaría hasta la eternidad, la tristeza se instalaba en mi pecho al verme sola sin ánimos de luchar, al comprender que mi presente estaba por terminar, al comprender que se acercaba mi final.

La inconsciencia en un pestañeo me empezó a embargar, las horas de miseria me hacían divagar, la situación amenazaba con hacerme doblegar, la transición en el ultimo minuto de conciencia me dio claridad, los Ángeles mi alma querían reclamar, pero un rayo de esperanza los empezó a alejar, cuando los para médicos a la cuenta de 3 la camilla comenzaron a levantar, por primera ves en mucho tiempo me sentí en paz.

Estoy sentada en nuestro parque favorito años después, viendo las hojas en primavera florecer, sintiendo el sol del verano en la arena cálida que tocan mis pies, viendo el hermoso otoño caer, el invierno pintar las colinas de blanco papel, estoy equilibrando mi vida para poder estar bien, para que tu ausencia no acabe con mi ser, para que seas más que una cicatriz en mi piel, cada dia extraño contarte mis historias al atardecer, ser tu mejor amiga y justas envejecer, tu partida es lo más doloroso que me ha podido suceder.

Escrito por iconica
Imagen de su autor
Comenten y voten es gratis.

ESCRITOS DE ICONICA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora