Capítulo 12. El Rey, ¿se está enamorando?
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Contenido +18Jerusalén 1179
Balduino casi no pudo concentrarse en todo el papeleo que tenía sobre la mesa. Lo que había sucedido durante la mañana lo tenía anonadado. No le permitía centrarse en sus obligaciones. No podía dejar de pensar en el cuerpo de Arya, en como se movía, en lo excitada que estaba, en su olor....
- Hermano.....
Estás palabras le hicieron que Balduino volviese a la realidad y girase su cabeza hacia el lugar donde provenía el sonido.
- Sibila, ¿Qué haces aquí? - preguntó extrañado.
- Venía a verte. Hacia tiempo que no nos veíamos y deseaba poder estar un rato contigo. - dijo Sibila.
- Siéntate aquí conmigo, Sibila. - dijo Balduino mostrando la silla que tenía delante.
- Querido hermano, ¿Cómo estás? Sé que en estos días no te has encontrado muy bien. -dijo Sibila, mientras se sentaba.
- Bien. No ha habido cambios significativos en mi enfermedad, si es lo que quieres saber. - dijo Balduino.
- Sabes que me preocupo por ti. Durante nuestra infancia, era lo único que tenía en este Palacio. - dijo Sibila mostrando una angustia algo teatralizada.
- Si no te he venido a visitar, ha sido porque he estado cuidando de mi hijo, solo tiene dos años y temo que le suceda algo.
- Nadie niega que seas buena madre, ni te reprocha que cuides a tu hijo, ni que no vengas a visitarme, Sibila. - dijo Balduino, sabiendo que su preocupación por su hijo no era tan elevada como la que ella quería demostrar. Sabía que no venía a visitarlo por lo que nadie venía a visitarlo, salvo que quisieran algo de él, su Lepra.
- Sabéis que os adoro. Sois mi hermano pequeño. Pero también conocéis mi adoración por mi hijo. - respondió Sibila.
- ¿Qué deseas? - preguntó Balduino. - Y no me digas conocer mi estado de salud. Todos lo conocéis perfectamente.
- Me ofendéis, hermano. - dijo Sibila. - Venía a comentaros que finalmente me casaré con Guy de Lusignan. La boda se celebrará el año que viene. Supongo, que habrá que hablar con la Haute Cour.
Al fin había dicho el motivo de su visita. Realizar una reunión con la Haute Cour, por el motivo de matrimonio con Guy de Lusignan y así saber si la corte aceptaría dicho matrimonio.
-Me parece bien. Hablaré con Tiberias para concertar la reunión. - dijo Balduino. - Espero que sepas lo que haces, Sibila.
Sibila, se dio cuenta de lo cortante que estaba con ella. No era habitual que estuviera de esta forma. Generalmente, lo era con ella desde hace ya algunos años pero no tanto. Algo le sucedía y eso le llamaba la atención.
- ¿Seguro que estás bien? - preguntó Silbila encontrándose con un gran muro en la respuesta de su hermano.
- Ya te dije que no había habido cambios significativos. - dijo Balduino.
- Lo siento, hermano. No quería importunar. Me angustiaba que estuvieras peor. Sabes que deseo que tu salud esté bien. - dijo Sibila, que inteligentemente cambió de tema. - Está mañana, madre y yo nos encontramos a la mujer extranjera que viene a visitarte. Es muy hermosa. ¿Te diviertes con ella?
Balduino la miró con incredulidad antes de responder. Sabía, la discusión que había tenido esta mañana su madre con Tiberias y los comentarios despectivos que había tenido hacia Arya.
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En tierras extrañas
Ficción históricaArya emprende un viaje desde uno de los lejanos reinos de la India al Reino de Jerusalén. El motivo de este extraño viaje es buscar a su hermano desaparecido y llevarlo de vuelta a casa. Allí se encontrará con el que llaman el rey leproso, el cual i...