En tierras extrañas

Capitulo 33. Inés expulsada de Jerusalén

Capitulo 33. Inés expulsada de Jerusalén.

Mientras la tensión en casa de los Dubois aumentaba por el miedo de Francesc a ser descubierto como el envenenador de Arya e intentaba mostrar la mayor de las inocencia, tanto dentro de su casa como fuera de esta. Su hija estaba totalmente desbocada y él no se daba cuenta.

En el momento en que ella se quedó sola fue al jardín a encontrarse con Sayid. Allí ambos comenzaron a coquetear. Ella adoraba como él la tocaba. Era un hombre totalmente diferente a Balduino. Mientras Balduino era un hombre culto, amable, respetuoso, tranquilo y lógico, Sayid, era un hombre temperamental, nervioso, con poca delicadeza para algunas cosas y demasiado directo. Él le comenzaba a decir piropos que la hacian enrojecer, comenzando así un juego entre ambos que acababa con ambos haciendo indecencias.

Sayid se abalanzó sobre ella besándola con fuerza mientras la desvestía con ansia. En el momento que la vio desnuda y dejó que le desnudase se abalanzó sobre sus blancos y rosados pechos, apretandolos con fuerza mientras jugaba con ellos. Adoraba que esa mujer estuviera desnuda delante de él y poderla besar y amar con fuerza. Tras juguetear con sus pechos, la hizo bajar para que ella le masturbarse. Verla como jugueteba con su pene tanto con sus manos como con su boca lo excitaba demasiado. Finalmente, bajó hacia su clítoris donde jugueteó con él y la hizo tener varios orgasmos, hasta que la tumbó encima de la mesa y la hizo suya penetrándola con fuerza y sin piedad. Ambos estaban desenfrenados. La locura se había apoderado de ellos y no la abandonarían ni aun cuando el acabó eyaculando tras un orgasmo.
Quedaron en verse en cuanto pudiera para seguir con su relación ilícita. El no tenía nada que ganar y ella pensaba que no tenía nada que perder.

Mientras tanto, Tiberias sonsacaba más información arrinconando así a a Francesc y a su familia. Esperaba que dentro de poco pudiera tener la suficiente información para arrestarlo.
Había conseguido sonsacar algun tipo de información pero no la suficiente todavía, aún así había cosas, que a él ya le habían molestado lo suficiente para su deseo de arrestarlo, si o si.

Sabía que por parte de Francesc había mal tratado a muchos de sus sirvientes y con algunas sirvientas se había sobrepasado De algunas maneras que a él le parecía repugnante. Pero al no ser nobles, no era suficiente, ni tampoco por ahora se había demostrado ningún comportamiento negativo en las batallas ni rompiendo acuerdos políticos y militares. Aún así, sabía que debía haber algo más. Sabía que la gente que era así empezaba por abajo y un día cometían en error de hacer cosas mas graves, asique solo dedica esperar a que saliera algo.

Mientras tanto, Inés también estaba algo preocupada, porque por una parte había sobrevivido Arya y por otra, sabiendo cómo era su hijo, sabría que buscaría el culpable y temía que le pudiera afectar. Tenía que intentar saber si estaban investigando y si sabían algo.
Volvió a Palacio con la escusa de ver a su pequeño nieto. Decía que ya que no había podido criar a sus hijos, deseaba poder estar algo con su nieto y así poder observar que estaban haciendo.

Esto hizo que Balduino se molestase bastante, por dos motivos; ella nunca mostró ningún tipo de interés por su nieto hasta estos momentos y por otra parte que hiciera gala de ser la madre y abuela perfectas. Cuando todos sabían que no lo era.
Además sabría que sería un dolor de cabeza para Arya, que era la que cuidaba a su sobrino. Su sobrino la adoraba. Era muy buena cuidándo a su sobrino. Desde que ella llegó hasta su salud había mejorado. Y eso le alegraba. Le hacía muy feliz que el niño estuviera mucho mejor. Eso significaba que Arya hacia buen trabajo.
Debía vigilar bien que su madre no hiciera nada en contra de Arya.

Mientras trabajaba, su madre fue a hacerle una breve visita.

- Buenos días, hijo. - dijo Inés, con una sonrisa, a la vez que hacía una reverencia.