Capítulo 16. La fiesta de compromiso de Sibila.
Palacio de Jerusalén, 1179
Tras varios días de festejos por el compromiso de la princesa Sibila y Lord Guy de Lusignan, llegó el día en que el Palacio, celebró su propia fiesta por el compromiso, de uno de los integrantes de la familia real.
Todo estaba preparado para cuando llegasen los invitados. Uno de los patios más hermosos de Palacio, fue arreglado para la ocasión, con grandes mesas para comer y beber, flores hermosas por doquier, cortinones, y los emblemas de la casa real y la familia Lusignan adornaban el lugar.
La cocina trabaja a destajo para sacar una comida que estuviera a la altura y los sirvientes limpiaban y arreglaban el lugar para la noche.
Mientras tanto en la casa de los Dubois, eran todo prisas, angustias y tensión.
Lis estaba arreglando a María, la baño con agua y rosas, le puso un vestido azul muy bonito, la peinó, le puso un turbante blanco, la maquilló y le dibujó los dedos con henna.
- Está hoy muy hermosa. - le dijo Lis. - Disfrute de la fiesta y no se preocupe por nada que hoy es un día para disfrutar.
- Gracias Lis. - dijo María con una sonrisa.
Poco después vinieron a buscarla. Durante el trayecto a Palacio junto con sus padres y su hermano mayor, su padre de recordó:
- Recuerda que hoy debes encandilar al Rey. Es una gran oportunidad. Además, creo que no va a ir la extranjera, así que no va a acapararle.
- Haré lo que pueda. - respondió con miedo.
- Lo que puedas, no, debes hacerlo si o sí. - le dijo Francesc.
- Recuerda, hija, que para nosotros es importante situarnos bien, es la única manera de mantener nuestro estatus y lo mejor que podemos hacer es casarte con el rey. - dijo la madre.
- Además, ¿Piensas que alguien más te querría como esposa? - le preguntó su padre - Nadie querría una esposa enferma. La única oportunidad que tienes para casarte es ésta, ya que el está mucho más enfermo que tú. El leproso debe casarse si o sí contigo y tu debes conseguir que acepte hoy, ¿Entendiste?
- Si, padre. - respondió con muchas ganas de llorar.
Al llegar a Palacio, les acompañaron al Patio donde se iba a celebrar el compromiso. Allí ya estaban multitud de nobles y varios integrantes de varias órdenes, hablando animadamente entre unos y otros, mientras les servían vino.
Allí se encontraron con la Condesa Inés de Courtenay y su marido, que fueron a saludarles.- ¡Bienvenidos! - dijo Inés con una sonrisa. - Espero que está sea la noche.
- Gracias, Condesa. Eso esperamos nosotros también. Aunque dadas las circunstancias con la extranjera, nos tenemos que va a estar reticente. - dijo Francesc.
- Esa mujer es un dolor de cabeza. Mi hijo sigue empecinado en seguir hablando con ella. No sé qué interés tiene en esa mujer. Por eso espero que esta noche, María pueda acercarse a mi hijo. De esta manera, nos beneficiaríamos todos en varios aspectos. - dijo Inés.
- Eso espero yo también, señora. No me alegraría más, que nuestros hijos nos dieran una alegría. - contestó Francesc.
- ¿Qué es de lo que hablan aquí? - pregunto una voz muy chillona. En cuanto se giraron, allí estaba Reinaldo de Chatillon, con una sonrisa macabra y con pinta de haber bebido
- Estábamos hablando del posible compromiso entre nuestros hijos y la alegría que nos darían si eso sucediera. - dijo Francesc.
- Eso sería lo mejor que podría pasarnos a todos. - dijo Reinaldo. - Me encantaría que nos sucediese.
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En tierras extrañas
Fiction HistoriqueArya emprende un viaje desde uno de los lejanos reinos de la India al Reino de Jerusalén. El motivo de este extraño viaje es buscar a su hermano desaparecido y llevarlo de vuelta a casa. Allí se encontrará con el que llaman el rey leproso, el cual i...