Capítulo 32. Arya envenenada.

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Capítulo 32. Arya envenenada.

Aviso: hay temática para adultos.
¡Ojo!: +18

La reina María y Francesc llegaron a Palacio, tras la misa dominical en un carruaje, mientras que el resto de la familia volvió a la casa de los Dubois.
Indudablemente, el carruaje de los Dubois iba detrás del carruaje del Rey, que nunca faltó a ninguna misa el domingo. Siempre fue muy religioso.
Llegaron a Palacio después que el Rey, asique fueron a saludarlo a sus aposentos.
Tras un saludo formal y una pequeña charla que Balduino hizo por compromiso, María y Francesc, se dirigieron a los aposentos de ésta.

Aunque Francesc no se quedó mucho tiempo allí, ya que deseaba ir a hablar con Inés, para que estuviera atenta.

- María, debo ir a hablar con Inés. Es algo urgente. Más tarde vengo a hablar contigo. - dijo Francesc.

- Como desee, padre. - dijo María deseosa de poder quedarse sola y recordar los actos impuros que había realizado con el jardinero.

En cuanto se quedó sola, se tumbó en la cama, recordando cada beso, caricia y acto que había cometido con Sayid. No se arrepentía de nada. Su marido no la miraba, ni le hablaba. No la deseaba. Ella sabía que él seguía enamorado de esa maldita extranjera. Y los odiaba a ambos por eso. Por eso se dejó llevar. Necesitaba saber que era atractiva, que podía gustar a los hombres y que podía hacerles perder la cabeza. No pudo disfrutar más, sabiendo que a Sayid le gustaba lo suficiente como para hacerla suya. Solo de recordar todo lo que hizo, se excitaba de nuevo.

En ese momento, llegó Lis, que la notó con un comportamiento bastante extraño.

- Buenos días, Majestad. ¿Cómo se encuentra? - preguntó Lis.

- Muy bien. Los días con mi familia, me han venido muy bien. - dijo María.

- ¿Está segura de que le han venido bien porque estuvo con su familia? - preguntó Lis, conocedora del comportamiento tan negativo que tenía esa familia y que destrozaba a sus integrantes por dentro. Sabía que María estaría mejor de salud, si no fuera por esa familia que tenía.

- Si, estoy muy segura. - dijo María algo molesta, ya que pensaba que Lis, se había dado cuenta de lo que hizo.

Se levantó para que ésta le ayudara a desvestirse y para bañarse y tomar su tratamiento.
Lis notó que su cuerpo comenzaba a tener algo de fiebre.

- Debo avisar a los médicos, Majestad. Tiene algo de fiebre. Deje que le arregle y le dé el tratamiento y los cuidados e iré a avisarles. - dijo Lis

Cuando terminó de bañarla, vestirla y darle los cuidados necesarios, se dirigió hacia los médicos para que fueran a revisarla.
Tras la revisión. Le recomendaron quedarse en cama un par de días y le dieron un tratamiento algo más fuerte para controlar la temperatura.

Tras darle el nuevo tratamiento, la acostó en cama y vigiló que está hiciera el descanso adecuado.

Mientras tanto, Francesc había ido a hablar con Inés.

- Todo está ya en movimiento. - dijo Francesc. - Con suerte hoy nos desharemos de esa extranjera y podremos conseguir que nuestros hijos consuman el matrimonio.

- Eso espero. Esa maldita, me tiene harta. Se ha agarrado a mi hijo y no lo suelta. Realmente es algo agotador. - dijo Inés.

- Si todo sale como deseo, podremos deshacernos de ella. Esperemos que al que contraté haga un buen trabajo. - dijo Francesc, mientras paseaban por los jardines.

- Supongo que pronto lo sabremos. - dijo Inés. - ¿Se quedará hoy a comer?

- Pensaba comer con mi hija. - dijo Francesc.

En tierras extrañasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora