Relámpago Azul [Kimetsu no Yaiba]

Capitulo 43

En la fría pero leve tormenta de nieve estaban tres personas caminando hacía un lugar despejado en el bosque, una vez llegaron por indicaciones de su maestro el joven Tomoe Miriki tenía solamente sus pantalones.

Gracias a su control sobre la mente no sentía el frío en lo más mínimo, no muy lejos de él podía ver al hombre y su discípula con unos tambores.

- ¡Recuerda la coreografía que te enseñe! Te las mostré sin ningún orden, al ritmo de los tambores tendrás que encontrarles un orden tu mismo, cuando lo logres tendrás la técnica más poderosa del Dojo Ryoma - todavía le inquietaba el hecho de que sus palabras no sean del todo sinceras.

Tanto su maestro como su amiga estaban expectantes de lo que iba a hacer el muchacho, eso solo lo ponía un poco nervioso porque sentía presión en él, después de todo según Ryoma era la técnica secreta del Dojo.

DOOM

El sonido del tambor lo hizo reaccionar y por su sonido trató de buscar cuál de las posturas que le explicó Ryoma era la adecuada.
Rápidamente saltó ligeramente mientras extendía sus brazos al suelo.

Relámpago.

Cuando cayó de pie notó como la chica se estaba tapando ligeramente la boca, tal vez era de sorpresa.

DOOM

Con el siguiente sonido del tambor, tomó una postura en la cual plantó firmemente los pies al suelo y con sus brazos empujaba el aire.

Viento Divino.

Cuando se dió cuenta pudo ver al dúo del Dojo Ryoma que tenían las manos en sus bocas con mucha fuerza, creía que de sorpresa pero fue cuestión de tiempo hasta revienten.

- ¡JAJAJAJAJA JAJAJA! - ambos se comenzaron a reír del chico que apenas se estaba dando cuenta del show.

- ¡¿ACASO SOLO ERA UNA BROMA?! - no obtuvo una respuesta pronto debido a que los contrarios no controlaban su risa - ¡Sentí que estaba diciendo la verdad en algo cuando me dijo sobre está técnica! - él sabe cuándo la gente miente pero de alguna manera habían logrado engañarlo diciendo una verdad a medias.

- ¡Es mi técnica secreta para las festividades! ¡El increíble baile del Dios del Rayo! - finalmente había revelado de que se trataba, el joven no podía ocultar su vergüenza como un tinte rojo en su rostro pálido.

Cómo un tomate, dió media vuelta para irse de allí con claras intenciones de no mirar a su maestro nuevamente, no le gustaban las bromas y menos cuando lo ridiculizan tanto.

Mientras se vestía con su uniforme de cazador de demonios se alejaba del lugar, antes de que el maestro y su alumna se dieran cuenta de que el chico se lo había tomado en serio él ya estaba demasiado lejos.
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En una pequeña casa bastante gastada en medio de la nieve, en su interior podía verse la luz del fuego que calentaba el lugar sutilmente.

Tomoe había hecho una fogata en el lugar donde antes estaba la chimenea de su casa, sentía el calor que alguna vez compartió con su padre, al igual que esa vez tenía dudas, dudas que ese hombre de pocas palabras podría ayudar al menos con su compañía.

Escuchó unos pasos afuera de la casa, interrumpiendo su tranquilidad el muchacho decidió ponerse de pie para salir teniendo una idea de la persona que estaba allí.