Capitulo 57

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Sobre una cama extensa, suave y de sábanas blancas podía ver a una persona durmiendo en completo silencio, la luz del sol entraba por las ventanas de la residencia pero ninguna llegaba a esa cama. Estaba específicamente en una habitación individual, exclusivamente para él.

Una niña con coletas estaba sentada en la cama mirando fijamente a la persona durmiendo, podía verse triste y con los ojos con lágrimas que se estaba limpiando, a un lado, en una pequeña mesa de estar había un brazo prótesis.

Aquello revelaba que la persona durmiendo en silencio era Tomoe Miriki, tenía su ojo izquierdo vendado y realmente era la única herida visible, aún así todavía no despertaba.

— nunca había visto a una persona que durmiera 2 semanas sin despertar — era el tiempo en el cuál el pilar del relámpago azul no había mostrado signos de despertar — ¿No crees que ya es momento de despertar? La señorita Kanae no salió de su habitación desde que volvieron de aquella misión — la pequeña movía sutilmente el hombro del muchacho, quería que despertara de una vez.

— despertará, solo confía — en la cama que estaba a su lado había otra persona que pronunció esas palabras.

Era Warui que todavía seguía con la cabeza vendada, no hubo daños en su cerebro por el ataque de aquella demonio, según Kanae era algo imposible pero al parecer tenía el cráneo tan duro que detuvo el acero de una espada, eso sumado a no tener un cerebro especialmente grande o que haya que cuidar, todo resultó en un simple reposo y una enorme cicatriz en su cabeza. Se puso de pie para tratar de consolar a la niña, no era realmente bueno en esas cosas pero tampoco podía aguantar ver a alguien que le recuerda a sus hermanos menores llorar.

Repentinamente Aoi saltó a abrazar al chico de cabello castaño, comenzó a llorar en su pecho para que nadie la viera y controlando el ruido que hacía, él solo pudo darle palmadas en la espalda dándole a entender que se desahogue.

— no quiero que él se vaya también... — ya había perdido a su padre por culpa de los demonios, no podía pasarle de nuevo.

— tranquila ¿Está respirando verdad? Solo es cuestión de tiempo para que despierte, además, él es la persona más fuerte que jamás conocí, no se irá — le mostró una sonrisa calida a la niña para tranquilizarla.

— gh...

Unos quejidos salieron del pilar del relámpago azul, apretó su mandíbula de forma débil mientras sus labios temblaban, de aquella paz y tranquilidad que tenía hace unos momentos, pasó a un leve sufrimiento del que no podía despertar.

— está teniendo pesadillas de nuevo, no sé que decirle para calmarlo... solo Kanae sabe cómo hacerlo dormir en paz — la pequeña sufría de impotencia al no poder ayudar al chico que la rescató de un lugar verdaderamente oscuro.

— aunque la señorita Kanae parece muy ocupada últimamente, con suerte me habló y fue solamente para tratar mis heridas — ahora lo único que podían hacer era esperar a que esa pesadilla pase.

Aoi tomó la mano de Tomoe para tratar de hacerlo sentir acompañado, ella no se había alejado de aquella cama durante esas 2 semanas, solamente se movía para sus tareas diarias que le encomendaba Shinobu.

La puerta corrediza se abrió de golpe asustando a los dos presentes dentro de la habitación, un joven de cabello rubio y puntas rojas había entrado, en sus manos traía un enorme tazón lleno de arroz blanco caliente. Tenía una sonrisa en su rostro que irradiaba confianza, como si nada mano pudiera pasar estando él presente.

— ¡TRANQUILOS! ya llegó el mejor amigo del increíble pilar del relámpago azul ¡Kyojuro Rengoku! — un chico de 16 años, futuro pilar que parecía no conocer el control de tono, irónico cuando su mejor amigo tenía un oído muy agudo — y traje a Tomioka — aquello último lo agregó dándose cuenta que eso no entraba en su monólogo.

Relámpago Azul [Kimetsu no Yaiba]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora