Capitulo Treinta y Seis

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Los días y las semanas iban pasando y Andres y yo estábamos cada vez mas enamorados, era increíble como el sentimiento salía a flor de piel, como nuestra unión ha ido floreciendo poco a poco, con cada te amo, con cada momento vivido. Tenerlo en mi vida es y será una de las mejores cosas que me han pasado, mi amor por él es algo  que me hace sentir viva y ver y saber que soy correspondida es lo mejor del mundo, no lo cambiaría por nada.

Últimamente paso más tiempo con él en el departamento, me quedo con él entre semana aparte de que pasamos los fines de semanas encerrados, es como que no quisiéramos despegarnos el uno del otro, mi madre envía a mis hermanas a casa de su mejor amiga Margaret y yo le ponía de excusa que iba a estudiar a casa de Bea y a pasar el tiempo juntas, en el fondo creo que sabe la verdad, que no estoy con la rubia pero lo deja pasar por alto y yo feliz de la vida.

En parte no le miento, Andres y yo no pasamos todo el día en la cama... bueno, al menos no una parte del tiempo, la otra parte la utilizo para hacer alguna tarea pendiente, estudiar para algún examen, de hecho el me ha ayudado en varias ocasiones y se lo agradezco, es un gran maestro y me explica todo con tanta facilidad que capto todo rápidamente. En más de una ocasión lo he encontrado mirándome cuando estoy haciendo algo, ya sea una clase, cocinando, se ha vuelto su hoobie, al principio me incomodaba la intensidad de su mirada porque sentía que podía ver a través de mi pero me he acostumbrado y ahora finjo no darme cuenta cuando lo hace. Me gusta. Por otro lado también cocinamos y cuando digo "cocinamos" lo digo en serio, le he enseñado hacer uno que otro platillo, cosas fáciles y no he podido parar de imaginarme viviendo con él, como una pareja normal, en nuestro diario vivir.

—¿Ya te cambiaste?—pregunta Andres entrando en la habitación ya listo y súper guapo con esa bermuda blanca que le marca ese trasero a la perfección y esa camisa rosa claro.

Saliendo de mis pensamientos lo miro a través del espejo y toda embobada asiento con la cabeza. El se acerca y me abraza desde atrás y deja un suave beso en mi cuello que manda miles de descargas por todo mi cuerpo.

—Estas hermosa amor—susurra en mi oído.

Y justo en ese momento me derrito por completo al escuchar como me llamo, hace unos días que nos llamamos de esa forma en algunas ocasiones y me encanta.

—Gracias—contesto de la misma forma, sonriendo un poco mas enamorada.

—Bueno señorita Collins es hora de irnos, tenemos una larga noche por delante.

Es sábado por la noche e íbamos a ir a cenar a un restaurante de un amigo de él, me emocione bastante cuando ayer por la noche me dijo que quería llevarme a cenar a ese sitio, por eso elegí un hermoso pero sencillo vestido negro de una sola manga con unos tacones del mismo color.

Salimos del departamento agarrados de la mano y tomamos el ascensor, al llegar al lobbie saludamos como de costumbre a Simon.

—Como siempre hermosa Manda—dice acompañado de su afable sonrisa.

—Gracias Simon—le contesto de la misma forma.

Sin más seguimos hasta el parqueo, nos subimos al auto no sin antes Andres abrirme la puerta del carro como todo un caballero, por esos detalles y más cosas es que lo amo con todo mi corazón. En el camino íbamos hablando con la música de fondo y cuando sonaba una que me gustaba la bailaba y la cantaba como de costumbre a lo que él solo sonreía.

Llegamos al lugar y me quedo fascinada con la fallada, el sitio es hermoso, es una mezcla entre sencillo y elegante. Nos bajamos del carro y un valet parkin se acerca.

—Buenas noches—saluda, es un chico joven.

—Buenas noches—respondemos en conjunto Andres y yo.

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