capitulo seis

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Dicen que cuando menos esperas las cosas ellas llegan por si solas. Yo lo creo. Creo en eso. Llegan así, de repente a tu vida y muchas veces te golpean tan fuerte que no sabes cómo actuar, que hacer... nada. Y esta es una de esas veces, me encuentro en un estado que no se que hacer, los últimos acontecimientos y revelaciones no me los esperaba y me golpearon. Mi mente es invadida como ha estado desde hace días con sus ojos. Con su mirada intensa. Con sus labios. Con él. Sé que no debería sentir esto que siento ¡es mi profesor! Pero no puedo evitar que me guste, me atrae como las flores a las abejas. No puedo creer que estuvimos a punto de besarnos. Ni siquiera le he dicho nada a mis amigos de lo que ha pasado y como me siento respecto a Andres. Hoy es miércoles y estoy nerviosa, expectante y en cierta forma eufórica porque lo veré, mi mirada se dirige nuevamente al reloj y aun faltan quince minutos para salir de la librería. Suspiro.

—Acabo de despachar a los últimos clientes que quedaban—un Pet muy sonriente llega hasta a mi— Somos libres.

—Gracias a Dios— le respondo mientras le devuelvo la sonrisa.

Me dispongo a recoger todo rápidamente y apagar la computadora, puedo sentir la mirada de Pet puesta en mi pero a diferencia de la mirada de Andres la de Pet no me hace sentir nada.

—¿Te gustaría que te lleve a la uní?— su pregunta hace que deje de guardar mis cosas en mi bolso y lo mire.

—No me gustaría que te desvié. Tu casa no nos queda de paso— respondo seria pero con amabilidad.

—Es que no voy para mi casa. Tengo algo que hacer cerca de donde estudias, me queda de paso, así que puedo dejarte cerca—

—Pues en ese caso, anda, vámonos que no quiero llegar tarde.

Pet y yo partimos y en el camino íbamos hablando de temas triviales y lo prefería así, no quería llegar a temas personales con él. Cuando aparco el coche frente a la universidad volteo hacia él y le dedico una sonrisa.

—Muchas gracias por el aventón Pet, nos vemos mañana— me disponía a salir cuando la mano de Pet en mi antebrazo me detiene.

—Espera Manda—sus mirada busca la mia— Quería invitarte a salir el fin de semana.

A esto era que no quería llegar. No quiero lastimar a Peter es un buen chico pero no me gusta.

—Vamos a ver si no me dejan muchas clases para el fin de semana—sonrió forzadamente y me suelto de su agarre— Adiós Pet y gracias nuevamente— sin más salgo de su auto y me encamino al recinto de la universidad.

Antes de llegar al aula paso por la cafetería y compro un jugo, tenia mucha sed. Llego al aula y mi mirada se dirige a su escritorio el cual aun se encuentra vacio. El nerviosismo y la euforia de apoderan nuevamente de mi, suspirando recorro el aula en busca de mis amigos pero no están. Que raro, aunque aún es temprano, sin más me dirijo a mi asiento y me dispongo a disfrutar de mi jugo. A medida que van pasando los minutos el aula se va llenando poco a poco y en ese instante aparecen por la puerta James y Bea sonrió al verlos pero mi sonrisa se borra cuando veo la cara de mala leche que tienen ambos. Mi ceño se frunce y puedo jurar que ya estos dos tuvieron una de sus tantas peleas.

—Hola Manda— el saludo y la sonrisa de Bea son un tanto forzados.

—Hola chicos— les miro a ambos y James se sienta a mi lado izquierdo dejando de mala manera sus cosas en el suelo—¿Se puede saber que paso ahora?— más que una pregunta fue una afirmación.

Bea mira a James con una expresión de rabia monumental y luego me mira a mí.

—Ya sabes. Lo mismo de siempre: cosas sin sentidos y sin importancia—Bea lo dice tan tranquila y serena pero se nota a leguas que se esta conteniendo.

ClandestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora