Capitulo Diez

220 12 8
                                    

—¡Amanda ya baja que se te hace tarde!—grita mamá desde el primer piso.

—Ya voy—le grito de vuelta.

Martes. Segundo dia de la semana y ya voy a llegar tarde a trabajar pero no me culpen, pase la noche completa soñando con dicho profesor que besa como los Dioses. Sonrió al recordar lo que paso anoche, aun estoy en una especie de nube. Termino de arreglarme, tomo mis cosas y salgo apurada de mi habitación, cuando estaba bajando las escaleras escucho mi celular sonar anunciando la llegada de un nuevo mensaje.

Andres: Buenos días... ¿Cómo dormiste?

Mi pobre corazón da un pequeño saltito. Detengo mis pasos a mitad de la escalera, no vaya hacer y termine rodando por estas.

Yo: Buen dia... dormí bien ¿Tu?

Andres: Me pase la noche soñando con unos besos...

Mis mejillas se tornan rojas y una sonrisa estúpida se dibuja en mis labios.

Yo: que curioso... yo soñé lo mismo.

Andres: mmm ¿Crees que es una señal de que deba hacerse realidad ese sueño?

Yo: Creo que está más que claro...

Andres: ¿A qué hora sales de tu trabajo?

Yo: A las cinco de la tarde

Andres: Perfecto... te paso a buscar y hacemos ese sueño realidad

Yo: Hoy tengo que ir a la universidad después del trabajo... pero me parece perfecto ese plan

Andres: No hay problema con eso... pdt: ya quiero besarte

Si esto sigue así creo que moriré de un infarto, mi pobre corazón está al limite.

Yo: yo también...

—¡Vaya! Nunca te había visto sonreír asi—levanto la mirada de mi celular y miro a mi madre que está de pie al final de las escaleras—Sea quien sea espero conocerlo—

De inmediato mi sonrisa se borra y solo queda una mueca parecido a una sonrisa, para disimular dejo caer mi pelo hacia delante cubriendo mi rostro.

—Que cosas dices mamá—termino de bajar las escaleras—No sonrio de ninguna manera, solo estaba hablando con los chicos—dejo un beso rápido en su mejilla y sigo hacia la cocina.

—Buenos días renacuajos—deposito un beso en la cabeza de cada una.

—Buen dia Manda—me responden.

Tomo una manzana de la nevera y le doy una mordida.

—Niñas ya es hora de irnos busquen sus cosas que nos vamos—

—Si mamá—

Litsy y Meg salen apresuradas a buscar sus cosas. Sonrió al verlas.

—¿Te iras con nosotras para dejarte más cerca?—

—Si—le respondo.

—Espero que desayunes algo en la librería Manda, no quiero que te quedes sin desayunar—

—Si, mamá preocupona—me acerco y le doy un abrazo el cual ella me responde—

—¿Y nosotras que? ¿No participamos en el abrazo?—interroga Meg.

—¡Pues claro!—nuestra madre abre los brazos y de inmediato estamos todas fundida en un gran abrazo.

El camino hasta la librería fue ameno como siempre son los momentos con mi pequeña familia. Amo eso, amo que aunque nuestro padre ya no este mamá nos haya vuelto a unir. Entro a la librería con una sonrisa y de inmediato busco a Pet con la mirada, llevo diez minutos de retraso.

ClandestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora