Capitulo Treinta y uno

119 8 4
                                    

Viernes. Han pasado dos días desde que James se entero de lo mío con Andres. Dos días en lo que no me habla más de un simple y seco: hola. He intentado hablar con él pero es imposible, rehúye de mí como si tuviera peste y me duele y me enoja en partes iguales su actitud. Bea también intento entablar una conversación con el pero la evadió, no sin antes decirle una sartas de tonterías como que si ella estaba al tanto de mi relación con Andres porque no hizo nada para impedirlo, que como se le ocurrió apoyarme en esa locura, entre otras cosas que no quiero recordar a decir verdad.

Me sentí fatal cuando la rubia me conto la discusión que mantuvieron por mi culpa, no puedo evitar pensar que si las cosas ya estaban mal entre ellos ahora está peor por mi causa. Por otro lado el tema de la hipoteca me tiene mal, los días pasan y aun no se qué hacer o bueno, si se pero es algo arriesgado. Casi no duermo con tantas cosas que rondan por mi cabeza. Me acuesto pero despierto en medio de la madrugada y no vuelvo a dormir, doy vueltas y vueltas hasta que veo el sol asomarse. Estos últimos días he camuflado mis ojeras con maquillaje, si tan solo pudiese esconder mis problemas y mis pensamientos de la misma manera seria un éxito, pienso con un suspiro.

—¿Bonita?—la voz de Andres y su mano tomando la mía me devuelven al presente dejando atrás mis cavilaciones.

Pestañeo y lo miro. Esta sentado a mi lado en los taburetes de la cocina. Su pecho está desnudo mostrando su trabajado cuerpo, solo trae puesto su finísimo pantalón de vestir. Su pelo se encuentra tal cual me gusta; todo alborotado. A mi mente acuden imágenes de nosotros hace un cuarto de hora atrás en el mueble de la sala porque no nos dio tiempo de llegar a la habitación. Recuerdo mis manos entre sus cabellos, despeinándolo mientras nos besábamos como si fuera el último beso que nos daríamos.

—Deja de mirarme de esa forma—me advierte coqueto y el color sube hasta mis mejillas. Andres se inclina hasta quedar cerca, cara a cara. Sus ojos están enganchados en los míos—¿Qué pasa por esa cabeza?—pregunta ahora serio.

—¿A qué te refieres?—inquiero haciéndome la loca.

—Pues a tu actitud. Algo no va bien—asume—Te he notado distraída en varias ocasiones en lo que va la semana, como paso justo ahora, te estaba hablando y no fue hasta que tome tu mano que has reaccionado y también tienes ojeras aunque intentas maquillarlas, las puedo ver—declara tomándome fuera de base—Entonces... ¿Qué es lo que pasa?

Suspiro sonoramente ¿Por qué tengo que ser tan transparente?

—Es por lo de James...—intento cubrir con ese tema mi mayor dolor de cabeza que es la hipoteca pero Andrés me dedica una mirada de; ¿En serio? Que hace que deje de hablar inmediatamente.

—No me mientas Amanda. No me gusta—me recuerda y entrecierra los ojos—Hay algo mas en todo esto, se que lo de Cooper te afecta pero no para esos niveles, así que dime que es.

No le quiero contar porque conociéndolo como lo hago sé qué querrá ayudarme y no es que este mal pero... lo último que quiero es que piense que estoy con el por dinero o algo por el estilo pero por otro lado se que no parara hasta obtener una respuesta.

—Pensé que teníamos la confianza como para contarnos cualquier cosa—insiste. Golpe bajo, sabe perfectamente que teclas tocar.

—Y la hay es solo que...—me interrumpo afligida porque no sé qué decirle.

—¿Es solo que Amanda?—me presiona.

Bien. Le diré la verdad. Inspiro con fuerza antes de hablar:

—Cuando papa murió como bien sabes mi madre quedo sola a cargo de sus tres hijas—remojo mis labios—El dinero que le dieron en la empresa donde él trabajaba solo ayudo en los primeros meses y para el funeral. Más adelante mamá gasto todos sus ahorros en la casa, comida, las colegiaturas y cuando se vio sin nada para seguir adelante...—pestañeo para apartar las lagrimas, odio ser tan sensible. El agarre de Andres en mi mano se intensifica, demostrando su apoyo y eso de alguna forma me da valor para continuar—Tomo un préstamo e hipoteco la casa y ahora le dieron un ultimato de un mes para que termine de pagar o nos quitaran la casa.

ClandestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora