Clandestino

Capitulo treinta

Abro los ojos y la encuentro como siempre sucede que dormimos juntos acurrucada entre mis brazos. Esta plácidamente dormida sobre mi pecho, su pelo le cubre gran parte de la cara mientras la otra parte se encuentra entre mi brazo y la almohada. Su brazo descansa sobre mi estomago, abrazándome y nuestras piernas están entrelazadas. Sonrió feliz de verla ahí, a mi lado y una extraña sensación de plenitud me invade. Amanda despierta tantas cosas en mi, cosas que ni pensé que necesitaba o que quería en mi vida pero este maravilloso ser llego para cambiar mi vida y no sabe cuánto se lo agradezco, ha despertado algo en mi que no pensé que existía, fui sincero con ella al decirle que no sabía con exactitud lo que siento pero que es algo fuerte, intenso y lo confirme cuando vi la escena de ella con el tal Pet ese, nunca antes había sentido algo parecido, una rabia descomunal se apodero de todo mi ser, me entraron unas ganas de ir y apartarlos y dejarle claro al muchachito ese con quien Amanda esta, a quien le pertenece en todos los sentidos. Sé que suena bastante posesivo pero así es como me siento con ella, de solo pensar que alguien más puede estar con ella el aire se me escapa, es como si me dieran un golpe seco justo en la boca del estomago. Cuando los vi abrazados, tan unidos la rabia me cegó por eso no fui capaz de decir o hacer nada amable y me comporte como un estúpido ayer, no fue hasta que la vi tan decidida a irse y la desilusión y la tristeza surcar esos ojos marrones que me tienen loco que mi corazón sintió ese flechazo de perdida y un frio inundarme y reaccione porque lo último que quiero es perderla. Así es, no quiero perderla, la quiero en mi vida pese a todo, sé que soy un egoísta porque debería dejarla ir, aunque no quiera es lo que debería hacer porque yo no puedo darle todo lo que ella merece, una relación normal, donde no tenga que estar a escondidas, y yo no puedo tener una relación normal a su lado, es un imposible. Pero como dije, debería apartarla de mí pero simplemente no quiero. Me niego y si eso me hace ver como un egoísta lo acepto, lo soy. La siento removerse ligeramente, con todo el gusto del mundo se acomoda mejor entre mis brazos, murmura algo ininteligible y suspirar. Me permito deleitarme admirando su belleza, esa nariz pequeña pero respingona, esos carnosos labios, esas negras y espesas pestañas que adornan sus hermosos ojos y su perfilado rostro. Es tan bella, con mi mano libre acaricio suavemente su mejilla, hago a un lado su cabello y no puedo evitar la tentación de jugar con ellos entre mis dedos, me encanta su pelo. Me encanta completa, me enloquece y a la vez me da paz, es algo loco pero es tal cual. Amanda logro, sin proponérselo meterse bajo mi piel de un modo tan sorprendente e intenso que aunque no lo sepa me tiene en sus manos.

Debo despertarla para llevarla a su casa y de ahí a su lugar de trabajo y siendo sincero es lo último que quiero hacer, lo único que quiero ahora es dejarla dormir junto a mí, tenerla justo como la tengo ahora y pasar el día con ella pero no se puede, no puede faltar a su trabajo, eso provocaría que la despidan aunque pensándolo bien no estaría tan mal que algo como eso pasara, así no estaría cerca del tal Pet, para mí no supondría ningún problema ayudarla económicamente, puedo darle el doble de lo que gana o hasta mas pero sé que ella nunca aceptaría tal cosa, es demasiado independiente para ello y de solo escuchar mi plan me tacharía de machista y se molestaría bastante pero no estoy siendo machista, no estoy en contra de que Amanda trabaje y se sustente por sí sola, de lo que si estoy en contra es de que trabaje con el idiota ese que tiene como su compañero. Muevo la cabeza en negación, no puedo creer lo que estoy pensando, hasta donde he llegado, es una locura pero una parte de mi, la posesiva si le gusta la idea pero la racional sabe que eso es demasiado. Dejando esos pensamientos de lado me inclino un poco hasta su oreja y le susurro;

—Amanda—no se mueve. Dejo un beso debajo de su oreja—Despierta bonita—vuelvo a susurrar, esta vez logro que se remueva y murmure cosas sin sentidos. Sonrió—Amanda...—

—Mmmm—medio abre los ojos—¿Andres?—pregunta soñolienta—Déjame dormir—refunfuña.

Inevitablemente me siento culpable, si tiene tanto sueño es porque anoche nos quedamos dormidos hasta tarde, cenamos, hablamos y hasta jugamos un poco a la PlayStation y digo un poco porque cuando Amanda vio que yo llevaba la delantera empezó a toquetearme para desconcentrarme, se sentó en mis piernas y toda la cosa y como era de esperar el juego termino con ambos en el sofá haciendo el amor una vez más hasta entrada la madrugada y si a eso le agregamos que le encanta dormir, no es una buena combinación. Me encantaría dejarla dormir pero no puedo.