Ambas nos encontrábamos sentadas en la cama de Bea, la rubia prácticamente me había arrastrado por las escaleras, la suerte es que Sharon no se encontraba en casa, porque si no hubiese tenido que explicarle de donde venia y eso significaba que tendría que mentir nuevamente y lo odio, odio mentir pero tal parece que últimamente se me da muy bien.
—¿Y entonces, que tal estuvo el finde?—interroga Bea acomodándose mejor en su sitio—Aunque con eso de allá afuera puedo hacerme una idea—sube y baja las cejas con picardía.
Sonrió tontamente al recordar todo lo acontecido.
—Fue magnífico...—y le narro todo lo que hicimos, como la pasamos, nuestros momentos, le doy detalles de cómo es la casa, el paisaje hermoso que tiene y le muestro algunas fotos que tome— Es todo un paraíso y compartirlo con Andres lo hizo perfecto. Fue tan atento conmigo en todo momento—suspiro haciendo una pausa—Te juro que no quería volver, quería quedarme con el ahí, alejados de todo—
—Por como lo describes ni yo hubiese tenido ganas de volver y más si estoy con el papasito de Andres—me da dos palmaditas en el hombro—Te comprendo amiga—
Ambas reímos pero no evitar que en mis labios aparezca una muesca. Retuerzo los dedos con nerviosismo y los ojos verdes de la rubia que tengo delante brillan con gran curiosidad.
—¿Hay algo más?—
Guardo silencio y la miro directo a los ojos. Trago fuerte antes de hablar.
—Paso lo que tanto temías y que me advertiste—Bea alza una ceja con interrogación al escuchar mis palabras. Bien, deja de balbucear y di las cosas claras Amanda, pienso—Estoy enamorada de Andres. Lo amo. Me he enamorado como una tonta—reconozco.
Esperaba un grito por su parte o algo parecido, incluso que se desmayara pero Bea solo me observa impasible, tan tranquila que no se que está pensando. Mi nerviosismo crece.
—¿No dirás nada?—pregunto angustiada por su silencio.
—Ya lo sabía—confiesa como si nada.
¿Qué? La observo desconcertada ¿Cómo sabía algo que yo apenas descubro? Al ver mi expresión el semblante de Bea cambia a uno afable.
—Veras niña rara. Eso era obvio, lo supe en el momento en que vi como te brillaban los ojos al hablar de él. Cuando sonreías como idiota al verlo o recibir un mensaje de su parte. Solo estaba esperando que tu lo descubriera por ti misma—
Sus palabras me dejan pasmada ¿Es tan notorio? Tal parece que la que no lo quería reconocer era yo.
—No sé que voy hacer Beatriz—reconozco con pesar—Rompí una de las reglas de esto que tenemos. Me he enamorado perdidamente de el cuándo dejo claro que no buscaba nada de sentimientos de por medio. Te juro que yo pensé que podía estar con él sin involucrarme sentimentalmente pero falle en el intento. Me enamore—rio sin ganas—Que estúpida fui. No sé como hare para ocultar lo que siento Bea porque estoy segura que cuanto se entere que lo amo esto se acabara y yo quedare con el corazón hecho pedazos por enamorarme de un imposible—no puedo evitar que mi vos se quiebre al decir las últimas palabras.
Bea suspira, me mira y toma mis manos entre las suyas. Mostrándome su apoyo incondicional.
—¡Hey, tranquilízate!—me pide con cariño—¿Sabes que vas hacer Manda? Sé que no debería de decirte esto pero... estoy cansada de ver como las personas no viven lo que sienten solo por miedo a acabar sufriendo o con el corazón roto y en la vida por más que nos esforcemos, por más que nos empeñemos en evitar el sufrimiento este de alguna manera llega lo importante es encontrar por quien o porque vale la pena ese sufrimiento—hace una pausa y se remoja los labios—Lo que te quiero decir es que; vivas. Vive lo que tienes con Andres hasta que puedas, hasta que dure, vive este nuevo sentimientos que estas experimentando porque de nada vale que lo escondas, que lo reprimas porque esconderlo no hará que deje de existir. Así que si al final terminas con el corazón en pedazos como dices por lo menos habrás vivido esto y... ¿Sabes qué?—golpea juguetonamente mi nariz con su dedo índice—Yo estaré aquí para ayudarte a pegar todos los pedazos de tu corazoncito—sonríe con ternura.
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Clandestino
RomanceY a veces caer en la tentación es la única salida... Ellos sabían que no estaba bien, que nunca debieron empezar con ese juego tan peligroso de seducción, placer y secretos pero la tentación y la pasión que sentían el uno por el otro era tan fuerte...