Capitulo Veintinueve

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Nos miramos fijamente, sin apartar la mirada del uno del otro. Los segundos pasan lentamente y yo no hago nada, no hablo, no me muevo, no logro articular nada, quisiera responderle, decir algo pero no encuentro mi voz, quisiera moverme pero mi cuerpo no responde a las señales que mi cerebro envía. Solo me dedico a mirarlo fijamente, entre incrédula y emocionada por verle ahí. Frente a mí.

—Manda...—la voz y la mano de Pet al tomar la mía interrumpe nuestro duelo de miradas.

Los ojos de Andres automáticamente captan el instante en el que Pet une nuestras manos y su mandíbula se contrae aun más. Frunce sus labios hasta formar una fina línea y sus ojos se achican. Puedo notar que está muy enojado, nunca lo había visto así. El azul de sus ojos brilla intensamente.

—Señorita Collins—musita calmadamente interrumpiendo a Pet. Su falsa tranquilidad hace que un escalofrió suba por mi columna vertebral, se esta conteniendo, lo sé—Tenemos que hablar—aparta la mirada de nuestras manos y le dedica una mirada tan fría a Peter que fácilmente podría congelarlo para luego añadir secamente—A solas. Estaré en el auto esperando que se desocupe y termine de hablar con su amigo—la ultima oración está cargada de ironía en su estado más puro. Sin esperar respuesta gira sobre sus pies y se sube a su carro cerrando la puerta un poco fuerte.

Yo me quedo en una especie de shock ¿Qué ha sido todo eso? ¿Por qué ha actuado de esa forma? Cuando logro reaccionar me pregunto; será por Pet? con disimulo me suelto del agarre de Pet y sin saber que hacer a continuación con nerviosismo coloco un mecho de pelo de tras de mi oreja. Siento como si el corazón quisiera salirse de mi pecho, lo siento latir muy fuerte.

—¿Ese no es tu profesor?—pregunta Peter, serio.

Me giro hacia él y al ver que aun estamos muy cerca me alejo dos pasos, poniendo distancia de por medio.

—S... si, es el—al fin logro encontrar mi voz y a duras penas si le respondo.

—¿Y por qué viene a tu lugar de trabajo a buscarte?—su ceño se frunce aun mas.

—Es que... yo—balbuceó, sin saber que decir. Pet alza una ceja esperando. Piensa, Amanda, piensa...—Tengo que entregarle un trabajo y como no pude entregárselo a tiempo quede de entregárselo hoy... y el vino a buscarlo—

Es la mentira más falsa y menos creíble de la historia. Quiero darme una bofetada ahora mismo.

—Ammm—me mira y le sostengo la mirada. Sus ojos caen con recelo en el auto de Andres para luego volver a caer en mi—No luce muy contento que digamos—hace una pausa—¿Quieres que me quede y espere a que le entregues el trabajo?—

—¡No!—le digo azorada pero al ver que mi reacción estuvo fuera de lugar, trato de remediarlo—No hace falta, tú tienes clase y yo solo le hago entrega del trabajo y también me voy a la universidad—trato de sonreírle y hablar más calmada.

Peter me observa en silencio, serio. Un segundo después aparta la mirada y yo ruego porque me haya creído.

—Bien, en ese caso me retiro—me vuelve a mirar y se acerca nuevamente, deja un beso en mi coronilla y yo quiero desaparecer, esto es muy incomodo Andres debe de estar viendo todo—Nos vemos mañana—

—Adios—le digo.

Lo veo alejarse y yo permanezco en el mismo sitio, no me muevo, es como si hubiese echado raíces en el concreto. Por un lado quiero ir hacia Andres, verlo, hablar con él pero por otro lado tengo miedo a que haya venido a poner punto y final a lo nuestro. Si es así no estoy preparada para escucharlo de sus labios. La puerta del carro es abierta y un Andres con cara de pocos amigos vuelve a salir de este.

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