Me dijo que me fuera.
Estoy sentado en la mesa de la cocina de Jeongin y Seungmin, bebiendo café y regodeándome en mi momento de absoluto bochorno.
—Bueno, ¿qué esperabas? —pregunta Jeongin —. ¿Que te desnudara y te tumbara sobre su mesa?
Intento con todas mis fuerzas no gemir cuando mi mente reproduce esa imagen.
—Por el amor de Dios, Yang . —Su apellido es Yang y se siente regañado y enojado cuando lo llaman por el ,
pero nadie salvo Seungmin se atreve a llamarlo así—. Fuiste tú quien le metió en la cabeza este descabellado plan. ¿Y ahora dices que esperabas que le saliera el tiro por la culata?Seungmin es mi aliado, así que no le recuerdo que el también secundó el
descabellado plan.—No es eso lo que quería decir —replica—. Vamos, Jisung. Ni siquiera conozco al idiota y sé que no hará nada que te hiera. No a propósito. Y no son solo dos personas que deciden pasar un buen rato. Es tu hermano, lo que hace que sea una gran jodienda, y no va con segundas.
—No compartimos una sola gota de sangre. Me importa poco lo que diga la ley, nuestros padres o toda la sociedad. Es una estupidez.
—Eso no cambia el hecho. No elimina el tabú.
Levanto la vista hacia Seungmin y luego la dirijo hacia jeongin.
—Pues permíteme que secunde lo que ha dicho tu esposo . Fuiste tú el que lo
sugirió.—Y mantengo mi sugerencia. Solo digo que la impresión que tengo de este hombre es que es un caballero.
—Pero ¿tú lees las revistas?
Jeongin entrecierra los ojos ante mi estallido.
—En lo que a ti se refiere, pisa con mucho cuidado.
Reprimo las ganas de levantar las manos a modo de rendición.
—En fin, ¿dónde me deja eso a mí?
Él extiende las manos y se encoge de hombros; parece más una madre judía queun camarero medio irlandés convertido en dominante.
—Quieres un polvo, pues vas a tener que dar el primer paso.
Frunzo el ceño. Con franqueza, pensaba que lo había dado.
***
—¡Aquí está mi niño precioso!La abuela, la madre de mi padre, de ochenta años, tiende las manos hacia mí y me apremia para que me acerque.
Se mudó a jeju hace tres años, tras la muerte del abuelo, y no la veo
demasiado a menudo. Corro hacia ella y le doy un enorme abrazo. Parece más frágil, y pensar que es probable que pronto la pierda impide que mi sonrisa sea todo lo alegre que debería ser.Ella me mira con unos ojos que ahora parecen diminutos, encastrados en un rostrobarrugado que jamás se ha sometido a cirugía plástica. «Estas son mis cicatrices de guerra , me dijo en una ocasión, después de que un amigo comentara que la abuela
podía permitirse lo mejor sin problemas. ¿Sabes cuánto trabajo requiere vivir una
buena vida? ¿Por qué esconderlo?».
—¿A qué viene ese ceño fruncido? —me pregunta, enmarcándome las mejillascon las manos.Yo meneo la cabeza y dirijo la mirada hacia mi madre.
—Supongo que es solo que te echo de menos.
Me acerco y le doy otro fuerte abrazo.
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Proyecto Liberación
FanfictionTodo el mundo cree que el atractivo y millonario Lee Minho es un conquistador impenitente. Siempre rodeado de las chicas y chicos más bellos y liberados, frecuenta fiestas esplendorosas donde el sexo se bebe como si fuera champán. Lo que casi nadie...