Sinopsis

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Jun Qingyu sigue una novela con un protagonista que se esfuerza por sí mismo, desde una persona común hasta una alta posición como mariscal. Sufrió un accidente en el campo de batalla que solo una sirena puede curar, pero debido a que la herida hizo que el protagonista tuviera un temperamento violento, las sirenas se negaron a tratarlo.

La familia del protagonista aprovechó la oportunidad para robar su ficha para iniciar una guerra interestelar. El amigo cercano del protagonista le dio una patada cuando estaba derribado. Durante un tiempo, el protagonista se convirtió en blanco de la crítica pública. Era simplemente un ejemplo de modelo de una persona desafortunada con buena apariencia y gran capacidad.

Inicialmente, el protagonista debería haberse levantado en este momento y comenzar una serie de bofetadas en la cara, pero al final el autor salió corriendo, dejando la novela incompleta y sentenciando directamente al protagonista a muerte.

Jun Qingyu se obsesionó tanto con eso que soñó con el protagonista de este libro y después, de despertarse, se convirtió en una sirena en esa novela.

***

Fu Yuanchuan no sabía cuántas veces se había parado junto al estanque de sirenas. Las pequeñas sirenas recién nacidas en el estanque no medían más que el tamaño de su palma.

Las sirenas rechazaron mucho entrar en contacto con él. Miró a la manada de sirenas, que originalmente estaba cerca de la orilla, huyendo rápidamente sin ningún accidente cuando se acercó.

Sonidos de burlas y mofas caían incesantemente en su oído.

—¿Cómo puede alguien como él todavía atreverse a comprar una sirena?

—Si yo fuera él, me quedaría en casa y esperaría la muerte en lugar de correr y asustar a la gente.

Fu Yuanchuan parecía indiferente, pero cuando iba a irse escuchó una exclamación.

—¿Qué le pasa a esa sirena?

Fu Yuanchuan miró hacia abajo y vio a una sirenita de cola dorada luchando contra la manada de sirenas para nadar hacia él.

La sirenita se detuvo cuando estuvo cerca de la orilla. Levantó la cabeza y sus ojos dorados se llenaron de su sombra.

Después de un momento de silencio, se agachó al lado del estanque de sirenas y trató de sumergir su mano en el agua...

La sirenita no huyó.

La sirenita abrazó su mano.

La sirenita besó su dedo.

Era como si un rayo de luz hubiera brillado en el mundo sombrío, llevándolo de regreso.

Transmigrado a la sirenita del jefe violentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora