Capítulo 7: Regreso a la escuela

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Mono llegó a la entrada principal de la escuela después de caminar 20 minutos.

El chico subió las escaleras de la entrada y se acercó a la puerta con cuidado de no hacer ruido.

Cuando ya se encontraba frente a la puerta, acercó su oreja a esta para poder escuchar el otro lado.

Pudo oír algunos gritos en el lugar, unos gritos que había escuchado hace mucho; eran esos niños de porcelana. Seguro que estaban haciendo estragos en los pasillos, entrar por ahí no era buena idea, tendrá que buscar otra forma.

El chico se alejó de la puerta y, cuando estaba por bajar las escaleras, esta comenzó a ser golpeada fuertemente desde adentro, lo que provocó que Mono se asuste y corra hacia un contenedor de basura para esconderse detras él.

Asomó su cabeza para poder ver quién salía sólo para que los golpes cesen de repente y muchas risas se escucharan del interior.

Mono suspiró de alivio, sólo eran los niños de porcelana jugando a algún juego bruto, o eso espera.

Miró hacia abajo y vio una piedra del tamaño de su mano y la levantó para poder verla, era pesada y lisa; la golpeó un par de veces contra el suelo y esta no se rompió, también era resistente.

Esto me puede servir mucho. —pensó Mono y guardó la piedra en el bolsillo de su gabardina.

El chico salió de su escondite y comenzó a buscar un lugar donde pueda entrar al edificio mientras bordeaba la escuela. Se encontró con una ventana abierta por donde podría entrar fácilmente.

Mono se acercó a la ventana y no pudo escuchar a ningún niño de porcelana dentro. Dando un salto, se agarró del marco de la ventana y se levantó lo suficiente como para poder ver el interior, y, como creía, no había nadie allí.

El chico levantó su cuerpo hasta estar sobre el marco para luego entrar saltando hacia el suelo, se mantuvo alerta por cualquier cosa que pudiera pasar.

Mono comenzó a caminar con mucha precaución mientras miraba los pasillos por los que una vez había caminado.

No le gustaba volver allí, le traía malos recuerdos este lugar, pero no era el momento para pensar en ello, necesitaba llegar al comedor para poder encontrar algo de comida, así que, sin más, siguió en búsqueda del comedor.


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Pasó casi una hora desde que llegó y Mono se encontraba perdido, la escuela parecía un laberinto con eso de los pasillos, puertas, habitaciones, más puertas y pasillos.

Por suerte, hasta ahora, no se había encontrado con la maestra, y, gracias a la piedra que se había traído, los niños de porcelana no serían un problema si se los cruzaba, aunque era mejor si no lo hacía.

Mientras seguía caminando, el chico se encontró con la entrada de un conducto de ventilación a la altura del suelo, así que fue hacia este y quitó la reja con algo de dificultad para luego pasar y seguir su camino por allí, al menos estaría seguro mientras buscaba.

20 minutos después.

Luego de veinte minutos, Mono ya se encontró con el comedor. Había estado caminando en el conducto de ventilación hasta que sus fosas nasales sintieron el olor de algo cocinado y caminó más rápido comenzando a escuchar el ruido de muchos niños comiendo y así encontrando el comedor.

Mono seguía en los conductos de ventilación viendo a los niños de porcelana (que en vez de comer, parecían jugar con la comida) mientras pensaba en qué hacer para poder entrar sin que lo ataquen.

Little Nightmares: The return of MonoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora