Capítulo 24

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La Torre estaba dentro de un televisor en la acera viendo al niño que le había pedido ayuda mientras que este trataba de cruzar una calle, la misma calle que daba directo con la torre, levitando.

Vamos, niño. Esto ya se ha demorado demasiado —Le dijo la Torre de manera cansada a Mono, quien estaba suspendido a dos metros del suelo tratando de cruzar la calle, pero recién estaba por la mitad y ya no podía avanzar más—. Sólo te falta media calle más, avanza ya. —ordenó

—¿¡Qué no ves que eso trato!? —gritó Mono molesto por las palabras de la Torre, pero al hacerlo, se distrajo, perdió el equilibrio y cayó al suelo, golpeándose la cabeza y soltando un quejido de dolor.

El chico se sentó en el suelo mientras se frotaba la cabeza para aliviar el dolor.

Otro día más que no logras cruzar la calle. —dijo el ojo en el televisor.

Al oír eso, Mono se levantó del suelo enojado y comenzó a acercarse hacia el televisor donde estaba la Torre—¡Sería más fácil si dejaras de distraerme cada vez que estoy cerca de conseguirlo! —habló.

¿Distraerte? Si todos los días te quedas a mitad de camino y, te hable o no, no avanzas más que eso. —dijo el ojo.

—¡Porque es muy difícil! ¡Tardaré mucho en poder dominarlo! —Se excusó Mono

Tardas porque tienes miedo —dijo la Torre de manera seca—. Ya han pasado dos semanas y sigues sin poder cruzar una calle de ocho metros porque tienes miedo de perder la concentración mientras vuelas, y ese mismo miedo es lo que no te permite concentrarte.

—Sí, ya sé, ya sé —dijo el chico cansado mientras se sentaba en el suelo, ya que no era la primera vez que escuchaba eso—. Me lo dices todos los días. ¿No puedes decir algo nuevo? —preguntó de forma retórica.

Isaac Newton descubrió la gravedad en el año 1665, después de que una manzana le cayera en la cabeza.

Mono miró a la Torre con una mirada confundida atrás de su bolsa—Tendrías que saber distinguir cuando pregunto algo en serio. —dijo para después soltar un suspiro, hasta que, de repente, gira su cabeza hacia su izquierda para mirar un edificio que estaba a varios metros de él, al final de la calle.

Los segundos pasaron y el silencio se alargó demasiado.

—¿Sucede algo? —preguntó la Torre curioso por el repentino silencio del niño y eso hizo que este reaccionara.

—¿Eh? ¡Ah! No, no, no pasa nada —dijo el chico rápidamente—, es sólo que... —volvió a mirar hacia el edificio que había estado mirando—siento que alguien me está observando desde ese lugar. —dijo finalmente con una mirada seria.

La Torre desvió su mirada para observar a lo que se refería Mono—Ah, ese —dijo y llamó la atención del chico—. Ahí hay una espectadora en el quinto piso que está encerrada en su apartamento. Su televisor está dañado, así que sólo da vueltas por la casa o, a veces, mira por las ventanas tratando de encontrar algo que la entretenga —explicó mientras miraba el edificio—. Seguro que te sientes observado porque está mirando lo que hacemos.

Mono no despegó su vista en ningún momento del edificio—¿Qué no era que las pesadillas de la ciudad sólo se entretienen con las televisiones? —preguntó, desviando su atención hacia la Torre.

Así es, pero ella ha estado tanto tiempo sin poder ver la televisión que ahora busca cualquier cosa para entretenerse. —finalizó.

Mono ahora entendía porque se sentía observado, aunque... sentía que la Torre no le estaba diciendo la verdad.

Little Nightmares: The return of MonoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora