Capítulo 17: Visita

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Mono llegó a la parte trasera de la cabaña mientras cargaba la cajita musical con Alex suigiéndolo.

Aunque, para el chico, fue fácil traer la caja de música, trataba de convencer a Alex de dejarla a toda costa diciendo cosas como: "¿De verdad la quieres?", o "Podríamos tirarla de un árbol para saber cuanto resiate", y claro que, a esta última, Alex se negó, pero al menos lo intentó.

Mono dejó la cajita musical en el suelo de madera mientras estiraba la espalda y, en ese momento, Alex corrió hacia ella para comenzar tocarla.

El chico instantáneamente mira a Alex quien ni siquiera notó su mirada y siguió tocando. Mono suspira y se frota la cara.

—¿Tanto te gusta la melodía? —preguntó un poco cansado, a lo que Alex asiente—Ay bueno, que se le va a hacer —dijo cansado—, ¿pero podrías tocarla en otro momento? No tuve el mejor sueño que digamos e hizo que me doliera la cabeza aún más—Alex entiende y vuelve a asentir para después alejarse de la cajita musical—. Gracias. Yo me voy a sentar afuera, todavía estoy un poco mareado y quiero respirar aire fresco.

Mono se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia afuera para sentarse en los escalones de madera. El chico seguía pensando en ese sueño que tuvo, lo había sintido tan real, fue como si lo hubiera vuelto a vivir.

¿Significará algo? —pensó mientras llevaba su mirada al cielo nublado que se veía más oscuro. Mono cerró los ojos y suspiró—No, no lo creo. Sólo estaba cansado —dijo para luego frotarse un ojo y bostezar—. Bueno, creo que sigo cansado.

Luego de unos minutos más, Mono se levantó y entró a la casa en donde vio a Alex jugando con un cubo de rubik que le trajo de Ciudad Pálida.

Mono se fue a donde estaban sus mantas para volver a acostarse—Alex, yo me iré a dormir. Si necesitas algo despiertame ¿sabes? —Mono volteó a Alex quién asintió para volver a jugar con el cubo—Bueno, buenas noches. —decía mientras se acostaba en el suelo y se tapaba con las mantas.


2 meses después


Se podía ver a Mono entre los árboles que saltaba de rama en rama tratando de no caerse mientras llevaba una bolsa llena de frutos silvestres.

Con el pasar de estos dos meses, se acostumbró a moverse por los árboles, ya que era una manera más divertida y rápida que correr por el suelo. Además, ya no había nadie que le intente disparar.

Al ver que estaba cerca de la cabaña, Mono saltó de la rama en la que estaba y, antes de tocar el suelo, su cuerpo se rodeó de una estática muy débil y la velocidad a la que caía se redujo hasta tocar el suelo suavemente.

El chico comenzó a caminar a la casa de manera tranquila, o al menos hasta que escucha a un cuervo a sus espaldas.

Mono se detiene y mira detrás suyo, por alguna razón ese sonido no le gustó. Mira entre los árboles buscando el origen del ruido, pero solo veía ramas y hojas. Pensó que fue sólo su imaginación y decidió dejarlo pasar para volver a caminar hacía cabaña.

La imagen de Mono caminando era reflejada en el ojo del cuervo que lo observaba mientras estaba en los árboles oculto por las hojas y, al ver que el chico se fue, se dio la vuelta y emprendió vuelo.

Cuando Mono llegó, dejó la bolsa con frutos al lado de la puerta.

—¡Alex, ya llegué! —dijo el chico en voz alta y, a los segundos, Alex se acercó corriendo hasta parar al lado de Mono.

Alex ahora llevaba puesta una especie de camiseta de manga larga color gris algo vieja pero que daba calor, que era lo único que importaba, y el color era para que se camufle con su piel.

Little Nightmares: The return of MonoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora