Capítulo 31

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El viento resoplaba en las calles de Ciudad Pálida mientras Mono caminaba lentamente hacia la entrada de la escuela.

Trataba de concentrarse en ir a buscar la comida y volver, pero lo que había ocurrido recién en la cabaña le seguía molestando.

Llegó a la escuela y subió las escaleras hacia la entrada. Estaba a punto de abrir las puertas para entrar, pero un fuerte ruido del segundo piso hizo que alzara la mirada, donde vio a un niño de porcelana salir disparado de la ventana, chocando contra una farola de la calle y doblando el metal antes de caer al suelo de forma seca.

Mono hubiera seguido, si no fuera porque el bullie no se rompió, y solo había un estudiante de porcelana lo suficientemente duro como para aguantar eso, así que caminó hacia él.

El niño de porcelana se encontraba riendo tranquilamente por lo que acababa de hacer—Eso fue genial —dijo con una sonrisa para sí mismo, recostado en el suelo y mirando al cielo, hasta que, en su vista, apareció el chico de la bolsa, quien lo miraba algo raro bajo ella—. ¿Tú de nuevo? —preguntó con molestia.

—Sí, yo de nuevo —dijo con calma—. ¿Se puede saber qué haces? —preguntó, confundido.

—No, no se puede —respondió mientras se levantaba—. Pero bueno, ¿a qué vienes? —preguntó mientras sacudía su uniforme.

—A encontrar un idiota, y ya lo encontré —respondió simplemente antes de dar la verdadera razón—. ¡Vengo por lo mismo de siempre: a buscar comida! —Le dijo.

El bullie volteó rápidamente hacia Mono—¡A mí no me grites, menos si vienes a mi escuela a pedirme algo! —Le reclamó el bullie.

—¡Puedo hacerlo si yo quiero! ¡Además, la escuela me pertenece a mí!

—¡¿Te pregunté?! ¡¿O esperas que lo anote en las cosas que me importan una mierda?!

Unos insultos después...

Mono respiraba agitado mientras el estudiante estaba frente a él, mirándolo con los brazos cruzados—¿Te sientes mejor? —preguntó sin interés.

—Sí, lo siento —Se disculpó—. Es que ocurrió algo hace un momento que me dejó un poco de mal humor —explicó.

—Si eso fue un poco, no quiero verte molesto —dijo el bullie mientras comenzaba a caminar hacia la escuela—. Aunque me agradas más así, eres más divertido —expresó serio—. Ven, sígueme. No tengo toda la noche.

—Lo dices cómo si estuvieras haciendo algo importante —dijo Mono mientras lo seguía.

—Pues lo estaba —respondió mientras entraba a la escuela, donde los pasillos estaban vacíos esta vez.

—Te vi salir volando de una ventana y luego reírte como si hubieras hecho algo divertido. Dudo que estabas haciendo algo importante —Le dijo el chico—. ¿Qué hacías? —preguntó curioso.

El niño de porcelana pareció molestarse antes de responder—Sigo siendo un bullie, ¿sabes? —Le dijo a Mono—Hacer cosas peligrosas es algo divertido para mí —Le explicó.

El chico levantó una ceja—¿Y qué clase de juego te lanza por una ventana? —preguntó.

—Uno muy divertido —dijo mientras estiraba su mano hacia el frente para señalar el pasillo—. Activé varias trampas en un pasillo largo, incluso agregué algunas más para hacerlo aún más divertido, y luego las activé a todas simultáneamente mientras corría por el pasillo —decía con una sonrisa—. Los baldes pesados me rozaban, las lámparas que caían sobre mí estaban a punto de aplastarme. Incluso un casillero cayó sobre mí —Su tono de voz notaba que era divertido lo que había hecho—. Pero logré salir rápidamente y seguí corriendo, como si mi vida dependiera de ello, ¿me entiendes? —preguntó, volteando hacia Mono.

Little Nightmares: The return of MonoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora