Siento cuatro manos masculinas sobre mi cuerpo. Dos de ellas se centran en mis pechos y mis costados y las otras en mis nalgas y mis piernas. Estoy casi desnuda, solo llevo unas bragas de algodón lisas. Mis pezones están endurecidos. Ha sido un alivio deshacerme del sostén que tanto me apretaba. Me siento libre, aunque siempre he pensado que la libertad era algo que no existía, pero ahora me siento totalmente liberada. Unos labios hinchados rozan los míos y los humedece. Siento una ola de calor penetrar mi cuerpo, luego unos labios besan mi cintura y unas manos alcanzan los elásticos de mi ropa interior, agarrándola de forma ruda y bajándola. El chico que se encuentra delante de mí agarra mis pechos entre sus manos y se ayuda de sus hábiles dedos para pellizcar mis rosados pezones. El chico a mis espaldas masajea mis muslos y va moviendo sus manos poco a poco. A penas lo siento por su suavidad y delicadeza, hasta que llega al interior de mis muslos y yo abro mucho mis ojos. Mi interior se contrae y noto como mi humedad comienza a alcanzar su punto máximo. Intento cerrar mis piernas, pero una mano se interpone entre ellas y me impide esa satisfacción meramente momentánea para después...
— ¡AMALIA!
Mi corazón late frenéticamente, a un ritmo tan loco que si me concentro en mi respiración casi podría alcanzar a escuchar perfectamente mis latidos descontrolados.
Siento el sudor bajar por mi frente hasta mi cara y mi cuello, terminando más tarde en mi abdomen. Parpadeo un par de veces y me incorporo con mucha dificultad. Estoy en el cuarto del piso de Ethan. En la cama. Los recuerdos de mí con la banda volviendo de París hace unas pocas horas llegan a mi cabeza como pequeñas descargas de realidad.
No es hasta que miro al frente, a través de bastante oscuridad, cuando me encuentro a un Ethan preocupado y un poco confuso.
— ¿Qué estabas soñando?
Muy buena pregunta.
A penas puedo distinguirle por lo oscura que está la habitación pero creo que está sentado a los pies de la cama. Y también creo que mi cerebro está colapsando para intentar construir alguna respuesta en condiciones.
— Que me mataban — invento yo.
Cierro mis piernas con fuerza y la sábana se escurre de mi pecho, dejando de cubrirlo. Casi siento como si estuviera metida dentro de ese sueño.
— Que te mataban — declara él, como si sospechara que estoy mintiendo.
— Sí, eh, lo he pasado muy mal.
— Ya — murmura — Tampoco se te veía muy mal, a decir verdad.
Me acaba de joder toda la mentira. ¿Ha escuchado algo? ¿Hablo dormida?
Me llevo las manos a las sienes. Estoy muy cansada y me duele la cabeza. Entre mi pelea por teléfono de ayer con Bella y que Damiano está muy raro conmigo desde ayer también me siento como una mierda. Y si ya a todo eso le sumamos que mi subconsciente hace de escándalo escenarios falsos en mi cabeza ya lo rematamos todo.
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Inferno {Måneskin Fanfic}
FanfictionDamiano David es el cantante más conocido de Italia. Amalia es solo una joven inocente y sin experiencia en el amor. Las vidas de ambos cambian cuando se conocen por casualidad una noche. Un año después se reencuentran y se dan cuenta de que ninguno...