CAPÍTULO 4 - PARTE 2

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Roma, 12 de septiembre de 2020

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Roma, 12 de septiembre de 2020

Él no me dijo su nombre.

Justo como yo ya esperaba.

Salimos empapados de la piscina. Unas chicas me pasaron una toalla para que intentara secarme, pero ni modo. La sensación de la tela mojada pegada a mi piel era horrible. Me daba mucha tericia.

El tal D era un enigma carismático. Se alejó de mí durante bastante rato después de nuestro beso. Volví a tocar mis labios. Había dado mi primer beso. No fue exactamente cómo yo esperaba que fuera, claro está. Pero ya había pasado y no podía volver atrás para cambiarlo. Y muy en el fondo tampoco quería cambiar nada de lo que había pasado.

Vague como un fantasma sin rumbo por toda la casa. La música pop que sonaba desde unos altavoces colocados en el salón de la casa me gustaba. No había ido a muchas fiestas. Solo a unas pocas y siempre acompañada por Bella. Y todas eran de gente de nuestra edad. Y en ese momento yo estaba rodeada de extraños que eran mayores que yo. Todos aparentaban estar en la veintena o algunos incluso en la treintena. Yo era prácticamente un bebé en ese lugar. La gente me miraba y se quedaban extrañados al no reconocerme en absoluto.

Una mano se enroscó en mi delgada muñeca y me giré asustada. Pero era una cara que reconocía de haberla visto apenas unos minutos antes.

— Tranquila — me dijo el chico elevando la voz para que pudiera escucharlo por encima de la música — ¿Estás bien?

Era el amigo de D, el tal Fabio.

— Eh...— miré a mi alrededor. ¿De verdad estaba bien aquí? — Sí, creo que sí, Fabio.

Se le escapó una sonrisa al ver que recordaba su nombre.

— Me alegra oír eso — señaló a nuestro alrededor, a toda la gente que estaba junto a nosotros — Son todos buena gente, aunque sus pintas te demuestren lo contrario.

— No me dejo llevar por las apariencias — le respondí, cortándolo.

Él asintió y parecía que lo había dejado sin palabras.

— Chica inteligente — murmuró débilmente, liberando mi muñeca del agarre que me había impuesto.

Me separé de él y caminé en dirección contraria, pero cuando giré la cabeza vi que él aún seguía allí plantado, sin inmutarse de nada. Me miraba fijamente, casi como un depredador mira a su presa. Me dio mal rollo, o como Bella siempre solía decir "bad vibes". Agaché la cabeza y me reí yo misma, recordando el mal acento que tenía ella para el inglés.

Al ir distraído y no mirar hacia delante, no me di cuenta de que había alguien delante de mí y de un momento a otro me estampé contra un duro pecho. Sabía de quién se trataba por la cruz que colgaba de su colgante. Me sostuve la nariz corriendo. Me dolía horrores y llegué a pensar que me la había roto.

Inferno {Måneskin Fanfic}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora